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Will se ha ido...
Mi respiración se hizo cada vez más profunda. Sentí como si me hubiesen desgarrado el alma. Se me hizo un nudo en la garganta, un agujero en el estómago comenzó a tragarse todas mis emociones como si fuesen su platillo favorito, y como si este fuera un niño pequeño escojiendo las verduras de su plato, lo único que me dejaba era ira.
Ethan y Alek estaban sorprendidos y al igual que yo no tenían palabras. Mi mente se desvió de todo lo que ahora me rodeaba, y una sola cosa era lo que me cruzaba por la cabeza. Venganza. De nuevo aquel sentimiento perverso e intenso se estaba incrustando en mi mente.
—¿Quién hizo todo esto? —le pregunté seriamente, y con cierto temblor en la voz.
—Camila y sus malditos carroñeros —dijo Violet, mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas.
—¿Quién es Camila?
—La hija de Adelbert —contestó ella.
Con que ese es su nombre.
No debí irme...La culpa me carcomía lentamente, pues aún sabiendo que ella estaba en camino, salí de la academia para buscar la maldita piedra. Claro que no sabía que llegaría exactamente ese día, pero sí tenía la certeza de que tarde o temprano lo haría. Nunca me había sentido tan arrepentida como ahora. Estaba sin palabras. ¿Cómo era que nadie había sido capas de defenderse? ¿Cómo es que ellos sin tener habilidades, nos habían hecho tanto daño? Las películas de superhéroes eran un fraude total, ser especial no te garantizaba triunfar en todo, al contrario, al parecer te convertía en un objetivo.
—Mi hermano —dijo Alek, mirando de un lado a otro—. ¿Dónde está?
Alek se veía muy intranquilo.
—No lo sé —negó Violet—. Fui a la ciudad a comprar unas cosas y cuando volví todo esto ya estaba pasando —Violet suspiró difícilmente—. Solo alcancé a ver cómo se llevaban a Will. Intenté detenerlos, pero no pude.
—¿Y el profesor Collins?
—Llevo a algunos heridos al hospital. Creo...
Al menos ya sabía que sí había habido algunos valientes que se animaron a pelear contra los Jäger, no todos habían sido cobardes. Seguía habiendo personas valientes y dispuestas a ayudar a cualquiera incluso si no lo merecían. Los murmuros de los chicos alrededor no cesaban, todos estaban en pánico absoluto, sacando conclusiones y buscando culpables. Algunos decían que todo era culpa del profesor Collins, otros decían que era culpa de Denisse, y unos incluso decían que era culpa mía. Lo cual era ilógico ¿o no? Digo, ellos no tenían información de todo lo que había descubierto hasta ahora, pero aun así decían que mi llegada había traído todo lo malo. Y en parte tenían razón.
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Avril - 1998
General Fiction¿Qué pasaría si te dijeran que realmente no estás loca? Que en realidad la voz que has escuchado en tu cabeza todo este tiempo es real, que no eres tan normal como pensabas, y que eres portadora de una habilidad que muchos desearan y te querrán arra...