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Los días pasaron. Omití la opción de borrarle la memoria a Ethan, esto después de meditarlo mucho y ver como se había desenvuelto aquel día que fue a la academia a mostrarnos sus habilidades. Se veía tan satisfecho cuando le dieron la noticia de que podría ayudarnos, que no quise quitarle esa alegría. Además de que a mí también me gustaba que estuviera con nosotros.
Los días en la escuela transcurrían uno tras otro. Mis calificaciones estaban muy bajas pero no me importaba en lo más mínimo, de hecho estaba pensando en abandonar la escuela pero el profesor Collins no me lo permitía.
Me la pasaba encerrada en la sala de combate, entrenado con Ethan y Will todos los días, y mis clases para controlar otras habilidades estaban a punto de comenzar. Sería muy duro estar aprendiendo tantas cosas a la vez. Tenía técnicamente que aprender agua control, fuego, tierra, aire, telekinesis y mana, al mismo tiempo. Ya que estas eran las más útiles en combate. Además de que todos tenían miedo, ya que los profesores no descartaban la posibilidad de que perdiera el sentido cada vez que intentara combinarlas. Estaba muy emocionada, pero a la vez preocupada.
En estos días que habían pasado no había logrado ver ni hablar con Sebastián, todos los días iba al jardín de las rosas y me sentaba ahí un rato llamándolo, pero él nunca aparecía. Seguramente seguía enojado conmigo. Recuerdo que dijo que él había venido para guiarme por el buen camino, y al parecer lo que había hecho, para él no lo era.
La biblioteca era el lugar perfecto para pensar, claro, cuando la bibliotecaria no me estába lanzando miradas de odio. Nunca me decía nada pero era bastante obvio que me odiaba por lo de su íntima amiga. No le dije a nadie que ella era la mujer de confianza de Denisse, porque quería ver que podía sacar de ella primero. Cada vez que entraba ahí me ponía a buscar información acerca de los Jäger, había descubierto que varios gobiernos en el mundo les temían ya que los veían como a alguna bomba que explotaría en cualquier momento. Y también que escondían su existencia a los civiles. Los Jäger estaban formando algo parecido a un grupo Nazi, incluso controlaban ya, varias regiones en los alrededores de Alemania, pero los gobiernos no querían informar a la población por temor a que hubiese revueltas o que entrarán en pánico. Por otra parte nadie parecía saber de nosotros, por lo visto los Jäger preferían callar hasta que consiguieran lo que buscaban, nuestras habilidades.
La protección a los alquimistas, era una de las mayores prioridades para nosotros, ya que si lograban tenerlos en su poder, podían forzarlos a crear más anillos. No todos tenían la capacidad para hacerlo, pero era mejor no arriesgarnos. Para nuestra suerte no había demasiados magos de ese tipo. Según el censo de personas con habilidades llevando a cabo por la academia, la cantidad de estos magos era de sólo diecisiete en todo el mundo. Nosotros teníamos tres novatos en la escuela, lo que quería decir que había aún 14 magos más que andaban por ahí sin protección alguna sobre los Jäger y eso era muy preocupante. Aunque también se decía que era muy difícil dar con ellos.
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Avril - 1998
Ficción General¿Qué pasaría si te dijeran que realmente no estás loca? Que en realidad la voz que has escuchado en tu cabeza todo este tiempo es real, que no eres tan normal como pensabas, y que eres portadora de una habilidad que muchos desearan y te querrán arra...