Lucy Hatson, una adolescente de diecisiete años, a poco días de celebrar su decimoctavo cumpleaños, para ella no es más que otro aburrido y anhelante año, en donde aún se alberga la esperanza de que él atraviese esas frías puertas blancas. Ante la s...
En estos momentos era el chico más idiota que puede existir en la tierra, pero debí contenerme como lo he hecho hasta ahora. En este momento solo quería irme y volver a Italia. Mis malditos impulsos se descontrolaron esta vez. Recuerdo el día en que empezó todo esto.
Estaba en mi habitación tratando de dormir, pero las gotas de lluvia y relámpagos no ayudaban mucho, cuando siento unas manos mover mi cuerpo a través de las sábanas de la cama. Abrí mis ojos para ver de quién se trataba.
—¿Lucy? —Pregunte somnoliento, era una costumbre que Lucy se quedara en ocasiones en nuestra casa.— ¿Qué haces aquí?
—J-Jhonn... ¿Pu-pu...edo... —Un relámpago se escuchó a lo lejos, y ella había pegado un salto.— Dor..mir contigo?
—Está bien, ven acuéstate, hace frío. —Ella rápidamente subió a mi cama y se acurrucó rápido.
—Buenas....noches. —Cerro sus ojos y en pocos minutos estaba profundamente dormida, pero yo aún seguía sin poder conciliar el tan anhelado sueño. Observe a Lucy dormir, se veía muy hermosa, y con la escasa luz que iluminaba el cuarto fijo la vista en sus labios, los cuales estaban ligeramente abiertos. Me acerqué a ellos y sin pensarlo la besé, sus labios sabían a chocolate. Al darme cuenta de lo que había pasado me aleje de ella. Esto esta mal... Pero si nadie se entera... ¡No! Sera mejor que me duerma.
Mis pensamientos eran un revoltijo de cosas, al igual que ahora, si no me detengo ahora puedo llegar a cometer una estupidez de la cual me arrepentiría. Y justamente cometí esa estupidez, no era mi intención lastimarla de esa manera, pero tampoco podía decirle; Lucysiento algo por ti y no es como un primo hacia su prima. Eso sería una completa locura ella quizás haga algo peor que gritarme y lo último que quiero es que se aleje de mi lado, pero con lo que le dije ya la aleje, soy un idiota e imbécil. Golpeé una de las murallas de la habitación, estaba frustrado, enojado, destrozado, la única persona que es importante para mí y la había alejado, por mis malditos impulsos.
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Los sirvientes que estaban en el crucero se dirigían de un lado a otro con preparativos para la fiesta de cumpleaños número dieciocho de Lucy.
La cual no había cruzado palabra conmigo desde lo ocurrido ayer por la tarde.
—¡Jhonnatan! —Escucho gritar mi nombre detrás de mí, al voltear me encuentro con mi hermano.
—¿Sucede algo, Peter? —Por su mirada intuía que nada bueno.
—Miranda y Janneth están aquí. —Mi expresión en este momento no debe ser nada grata.
—¿Qué hacen ellas, aquí? —El solo hecho de escuchar su nombre me enferma. Solo traen problemas, que en este preciso momento quisiera evitar.— Si con una no fuera suficiente.
