«Capítulo Catorce»

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~P.O.V. Jhonnatan.

   Estaba nervioso y preocupado, no sabía dónde carajo se había metido Lucy, estaba preocupado por ella. Hace unas horas había ido hasta su cuarto, pero extrañamente no se encontraba en ella, en cambio una nota estaba sobre la mesa de noche, junto a su cama.

Vuelvo en unas horas, no se preocupen. —Esas fueron las palabras que estaban escritas en aquella nota, la ira y preocupación invadió mi cuerpo al terminar de leer aquello.

No tenía ni la más remota idea de donde podría estar y para colmo mis padres tenían puestos sus ojos sobre cada movimiento mío. Mierda, Lucy espero que vuelvas pronto.

—Creo que un color crema para las servilletas estará bien ¿tu que dices, cariño? —Y para colocar la guinda al postre, a petición de mis queridos padres debo de pasar tiempo de calidad con mi prometida, pero Miranda lejos de molestarse por mi actitud distante y fría hacía ella, insistía en preguntarme mi opinión en la decoración de la boda.

—Solo escoge cualquier servilleta que te guste de una vez y déjame en paz. —Mi cabeza en estos momentos no piensa en nada más que no sea, en donde puede estar Lucy, ella nunca ha visitado Chile, no conoce la zona y eso me preocupa, puede haberse perdido o incluso algo peor.

—Entonces nos quedaremos con esta. —Pero como ha estado haciendo desde que empecé a responder, me ignora completamente, como si no le afectara, la sirvienta asintió y se retiró. —Podrías por lo menos fingir que te importa. —Su voz era tranquila, me dolía tener que tratarla de esa manera, pero la verdad es que desde que me ataron a ella, he querido buscar la manera de salir de toda esta mierda.

—Creo que será mejor que me retire. —Ya estaba exhausto y no saber el paradero de Lucy ponía los vellos de mi cuerpo de punta. Estaba por retirarme cuando la voz de Miranda me detuvo.

—A pesar de haber sido tú quién me propusiera matrimonio, no te has portado precisamente como el prometido que esperaba. —Mierda, ¿y crees que no lo sé? Pero que esperas, la esposa de mi hermano está siendo amenazada por la lunática de mi madre y para salvar su vida tengo que comprometerme contigo. Me detuve y giré sobre mis talones mirando hacía su dirección.

—Es solo que todo esto aún me abruma, me encanta la idea de que seas mi esposa, pero con la presión de la empresa y mi padre, pensar en la boda me supera un poco. —Pase una de mis manos detrás de mi nuca. Su rostro mostro se suavizó.

—Si tienes razón, discúlpame por presionarte, es que ya sabes. —Se levanto y acerco a mí, tomando mis manos entre las de ella, me tense aunque traté de disimularlo.— esto de la boda, me tiene emocionada y todo eso, pero no te preocupes, yo me ocupare de eso. —Estaba muy cerca de mi rostro, y la incomodidad ya estaba empezando a florar en mí. La distancia estaba por cortarse cuando un carraspeo se escuchó a mis espaldas, suspire aliviado, quién sea que allá interrumpido, de verdad que en este momento se la debo.

—Peter... —El fastidio era notable en la voz de Miranda.

—¿Interrumpo algo? —Se notaba la molestia que emanaban de sus palabras.

—No, yo ya me iba. —Pase por el lado de mi hermano sin mirarlo, se que si soy capaz de mirarlo no podré cargar con la culpa de seguir mintiéndole.

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   Caminé a las afueras del hotel, por los jardines que poseía, nervioso. Lucy, ¿Dónde estás? Mi cabello ya era un desastre de las tantas veces que lo había jalado, exasperado y frustrado. Ya estaba oscureciendo y con ello aumento mi preocupación. Volví a entrar al hotel dirigiéndome a su cuarto, quizás ya había llegado y solo estaba preocupándome por nada. Al golpear su puerta y no escuchar una respuesta entre nuevamente a la habitación y nada, intacto, seguía tal y como lo había visto hace unas horas antes, ¡Joder! Esto ya era serio, pronto sería la hora de la cena y si Lucy no aparecía esto se convertiría en un caos.

—¿Lucy? —¡Mierda y más mierda! Lo que me faltaba, la voz de Barry se escuchaba a través de la puerta que era golpeada suavemente ¿Y ahora qué hago? No puedo salir, haber piensa Jhonnatan, piensa. Los golpes se hicieron más persistentes y Barry ya sonaba bastante preocupado. —¿Lucy, estas ahí? —El silencio reinaba y la manilla de la puerta se estaba inclinando hacía abajo, me escondí rápidamente debajo de la cama. —¡¿Lucy?! —Los pies de manera nerviosa y preocupada empezaron a recorrer la habitación.— ¿Dónde se habrá metido esta niña ahora? — ¡mierda, la nota! La había dejado sobre la cama de ella.

   Mordí mi labio inferior, espero que mi tío no se haya dado cuenta y lo ignorara. Sus pies se dirigieron hacía la salida nuevamente con intención de retirarse, aproche la instancia y con mi mano izquierda trate de alcanzar el bendito papel, pero este antes de alcanzarlo se resbaló de entre mis dedos, cayendo al piso a los pies la cama, quería golpearme, como podía ser tan imbécil. Y para colmo Barry antes de cerrar la puerta se detiene, trato de rezar para que haya visto la nota o peor me haya descubierto a mí. Gira sobre sus talones y se acerca con paso seguro hacía la cama, se inclina sobre ella y cuando pienso en salir por mi cuenta antes de ser atrapado, con su mano toma el trozo de papel blanco sobre sus dedos, ¡Carajo! Esto no podría estar mejor. Se levanta y se retira a paso acelerado, azotando la puerta de un portazo indicando lo molesto que debió haber estado al momento de leer esa nota.
   Rápidamente salí de mi escondite y traté de analizar la situación.

—¡Maldición! —Esto ya escapaba de mis manos, lo mejor será que baje al vestíbulo para la cena.

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   Esto ya era casi una puta locura, cuando llegue al vestíbulo era un caos, Barry estaba furioso hablando severamente con el encargado del hotel, mientras Lidia tranquilizaba y consolaba a Roxana, la madre de Lucy, quién lo diría la bruja desalmada compadeciéndose ahora por alguien que no fuera ella misma, Roxana se le veía destrozada, nunca había visto de esa forma a mi tía, desde pequeño la vi como una mujer de piedra, correcta y severa, pero a la mujer que veía en este instante era a una madre desconsolada y desesperada.
   Por sospechoso que resultara ningún funcionario del hotel vio salir a Lucy de aquí, la última vez en que fue vista fue en su habitación, pero nadie poseía información útil de saber su paradero, la policía local no tardó en llegar, esto ya me estaba poniendo de los nervios.

—Señor Hatson, comprenda que no podemos hacer nada hasta que se hayan cumplido las 48 horas de desaparición de su hija, ella al ser mayor de edad en Chile, puede haber salido a algún Antro o cosa por el estilo, de seguro volverá en un par de horas.

—¡Mi hija, jamás a salido sin protección! Ni mucho menos conoce la zona, en estos momentos podría estar secuestrada o peor y ustedes dejarán pasar 48 horas de brazos cruzados sin hacer nada, ¿Quién me asegura de que ella estará bien? —Roxana estaba furiosa, yo no estaba diferente, no me quedaría sentado, esperando sin hacer nada al respecto.

   Minutos después salimos en vehículos ypatrullas a recorrer las calles de Valparaíso en su búsqueda, pero la oscuridadde la noche no nos ayudaba a localizarla y mientras incrementaban los minutos,los cuales me parecían eternos, mi cabeza no hacía más que dar vueltas sobre elpeligro que podría correr ella por las calles, por favor, Dios, nopermitas que le pase nada malo a Lucy y vuelva a mis brazos.

Atracción Pecaminosa | Completa✅ | En Edición✍🏻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora