«Capítulo Veintiuno»

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~P.O.V. Jhonnatan.

   Mis manos sudaban, y la inquietud me carcomía, ¿Dónde estaba ese idiota? Debió llegar hace una hora. El reloj parecía avanzar cada vez más lento, revise por enésima vez el celular. Nada. Ni siquiera un mensaje desde que lo había llamado.

   Marque nuevamente, pero solo salto al buzón de voz.

—¡Mierda! Tu hija esta por nacer y no contestas el puto teléfono. —Comencé a pasearme de un lado a otro, nervioso e inquieto. Hace una hora que Nicolette había entrado en labor de parto y me han tenido aquí desde entonces.

—¡Jhonnatan! —Volteé a mirarlo. La barba le había crecido en estos días, sus ojos rojos e hinchados le daban una pinta de llevar unos cuantos años más encima.— ¿Do... Dónde está? —Su voz agitada me preocupo.

—Siéntate, temo que te puedas desmayar en cualquier momento. Ella está bien, hace una hora que está en labor de parto. —Traté de tranquilizarlo.

—¿Cómo la encontraste? —Le entregué un vaso de agua.

—No fue fácil en absoluto, ¿Recuerdas a Sr. Black?

—Como olvidarlo. —Escupió con rencor.— No me digas que ese imbécil la tenía. Lo mataré. —Tomé su brazo y lo obligué a sentarse otra vez.

—Escúchame, ya me encargué de él. Ahora solo nos queda esperar. —Lo tranquilicé, me senté a su lado.

Ya habían transcurrido un par de horas antes de que el doctor saliera de la sala de partos. Ambos nos pusimos de pie, el doctor algo confundido carraspea aclarándose la voz.

—¿Son los familiares de la señorita Rinaldi?

—Es mi esposa y él su cuñado. —Asintió.

—La señorita Rinaldi, se encuentra en perfecta salud, al igual que su bebé —Nos detuvo antes de que siguiéramos avanzando—. Aunque le es necesario descansar después de tan arduo trabajo —Explicó, suspire aliviado y emocionado.— Hasta el momento podrá solo ingresar su esposo. —Peter me miro.

—Ve, después de todo es tu mujer y tu hija. —Palme su espalda dándole un empujón, le sonreí. Sorprendiéndome, me abrazó.

—Gracias, Jhonnatan.

—Acompáñeme. —Junto con el médico ingreso a la habitación.

    A pesar de la felicidad que me embargaba en estos momentos me entregaba el nacimiento de mi primera sobrina. No logré apartar mis pensamientos de Lucy, esto me estaba matando. Me senté en la banca, pasé mis dedos por mi cabello. Mi celular comenzó a vibrar, lo saque de mi bolsillo y deslice mi pulgar por la pantalla de este.

¿Dónde estás?

   Un mensaje de Miranda se proyectaba en la pantalla. Ignoré y abrí la galería de fotos del dispositivo, comenzando a leer algunos de los documentos que había fotografiado en la oficina de Black horas antes.

Tu madre quiere que cenemos esta noche en su casa.

   Bufé, no me sorprendía lo controlado que deseaban que estuviera. Casi todos los días mi madre nos invitaba a cenar o almorzar. Parecer una madre preocupada era el papel que jugaba desde que llegamos a NY, sonreír y llenarse la boca de halagos hacía Miranda, era su nuevo pasatiempo.

Esta noche no llegaré a casa, ve tu sin mí.

   No esperé una respuesta, silencié la conversación y bloqueé la pantalla del celular.

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   En lo primero que me enfoque al entrar a la habitación fue al pequeño bulto que sostenía Nicolette. Me acerque lentamente. La rubia descubrió el rostro del recién nacido, dejando ver a una preciosa bebé, que dormía plácidamente entre sus brazos.

Atracción Pecaminosa | Completa✅ | En Edición✍🏻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora