De ejercicio a pastelitos con crema

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— ¡Estoy a-bu-rri-do! —Agita las manos para captar mi atención.

— ¡Qué bien! —Respondo sin apartar la mirada del libro, quiero terminar de leerlo cuanto antes y Christian no me deja concentrarme. —Ponte a pintar o que se yo.

— ¡Deja ese libro ahora mismo! —Se sienta en la cama—. Salgamos a caminar o a comer, lo que sea.

—No —ruedo los ojos.

—Vamos no seas aguafiestas —éste se acuesta de nuevo y me rodea la cintura con los brazos, dejando pequeños beso que descienden desde mi mejilla a mi mandíbula.

—Estoy ocupada — mantengo la voz lo más controlada posible a pesar de sus besos divertidos y seductores. Se mueve en un parpadeo y me quita el libro sin dejar de observarme con picardía.

— ¡Devuélvemelo! —comienzo a jalar del libro cuando me recupero del momento.

—Solo una vuelta y vuelves a leer.

—Soy un asco en los deportes, ahora dámelo —chillo molesta.

—No hasta que aceptes. Comienza a hacerme morritos.

— ¡Eres un fastidio! Bien, pero que sea rápido.

Busco en el closet lo más deportivo que tengo que son unos leggins de color azul y una camisa blanca con una estrella dorada, me recojo el cabello en una coleta alta y me calzo unas zapatillas.

— ¿Es lo más deportivo que tienes? —Se ríe.

— ¡Cállate o iras solo!

Comenzamos a caminar despacio por la carretera, mirando la vegetación húmeda alrededor, la cual está haciendo de sus encantos con mi cabello, por otro Christian indica que cosas utilizaría para recrear este paisaje en un lienzo.

—Más rápido que vamos muy lento —dice acelerando el paso.

Y como soy muy orgullosa lo sigo sin queja, Okay tengo que admitir que estoy algo bastante oxidada en esto, creo que no puedo caminar ni 3mt más, me detengo en seco.

— ¿Ya estas cansada Sascha Fitness? —Me pregunta en tono de burla.

—Tal vez no tengo el mejor cuerpo, y culpo a la pizza por ello, pero al menos tengo salud, creo —replico entre jadeos que intento controlar—. ¡Odio el ejercicio! Siempre lo he odiado.

— No seas floja—El sudor le cae a montones.

— ¡No puedo más, estoy cansada! —Lloriqueo, no sé porque no fuimos por un helado en vez de esto .Se agacha frente de mi.

—Entonces yo te llevo.

—No soportaras mi peso —certifico, según Abby tengo kilos de más, pero qué más da, ni que fuera modelo de ropa interior—.No es que sea una pluma.

— ¿Es un reto Sascha?

—Umm...No, solo digo que estoy algo rellenita.

—No seas absurda Sophie, estas bien —me regaña—. ¡Sube ya!

Me subo a su espalda dudosa, le rodeo la cadera con las piernas y enredo mis brazos alrededor de su cuello. Ahora me siento como si de nuevo tuviera 10 años, en unos de esos días en los que iba al parque con mi padre cargándome a caballito.

— No me vayas a soltar o juro que me las pagas.

—Nunca te voy a dejar caer.

Volvemos a caminar en silencio por la carretera fantasma, es todo tan único e irreal, solo escuchando el sonido de nuestra respiración, él aire limpio o medio limpio es algo nuevo para mí, antes de mudarme vivía en una ciudad donde la gente va y viene a una velocidad increíble, el ruido de los autos no cesa y el aire está tan contaminado que no distingues un olor de otro, esta tranquilidad me extraña y gusta mucho.

Mil Palabras Por Decir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora