Felicidad en pastillas

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4 años antes.

La música suena lo suficientemente fuerte como para oírla desde el exterior de la casa, algunos chicos sentados en el porche de piedra rustica sonriendo con sus vasos de plásticos y otros simplemente fumando cigarrillos. Vuelvo la mirada hacia Iván quien parece a punto de salir corriendo de allí, lo tomo de la mano y lo hago entrar a la casa a arrastras.

Ya en el interior el aire se vuelve pesado, las personas dispersas por todos lados, alguna que otra dirigiéndonos una mirada aburrida como si no comprendiera que hacen un par de chicos mirando estupefactos el escenario ante ellos. Le doy un apretón de mano a Iván como si quisiera asegurarme de que no me ha dejado sola,  éste devuelve el apretón, y es entonces que se nos acerca una chica morena bamboleándose.

— ¿Es tu novio? —Pregunta sin parar de reír ni de dejar su vaso.

—No lo es, ¿por qué?

—Excelente —Esta lo sujeta de la camisa y lo besa de manera apasionada por unos segundos—. Ven a bailar conmigo guapo, será extraordinario  —se ríe antes de volver a besarlo.

—Lo siento pero no puedo dejar a mi hermana sola, ella no sabe…
—Shhh, no te lo pregunte, fue una orden niño bonito, ¿comprendes? —Lo toma de la mano y lo obliga a seguirla.

—Sophie, lo siento. —Grita mientras se aleja.

—Descuida, disfruta con ella, yo estaré cerca  —le sonrío para asegurarle que todo estará bien.

Camino entre la multitud concentrada cerca de la sala de estar, sus empujones llevándome de un lugar a otro hasta que entro en una de las puertas al final del pasillo, me recuesto sobre la puerta para recuperarme cuando una voz me hace sobresaltarme.

— ¿Y tú qué demonios haces aquí? ¿Sabes qué? Eso no importa —la chica de larga cabellera enfoca su atención en el chico que a duras penas es visible debido a la oscuridad de la habitación—. No puedes simplemente dejarme como si nada hubiera pasado, fueron 6 meses de noviazgo, y simplemente los tiras a la basura porque si.

—No, los tire por la borda porque tú y yo somos probablemente los seres más opuestos de toda la historia, además terminamos hace más de tres meses  —dice el chico aparentemente desinteresado desde la cama—. Estoy cansado de tener esta discusión, y sí, estoy diciendo que no quiero volver a intentar nada contigo.

La chica lo mira estupefacta mientras él se encoje de hombros restándole importancia al asunto, la chica a parta la vista y sale de la habitación conteniendo las lagrimas cuyo orgullo no deja que caigan. Intento abrir la puerta para salir de la habitación hasta que el chico habla.

— ¿Viniste con alguien, Sophia? —Pregunta mientras enciende un cigarro con la mirada aun sobre mí. — ¿Acerté o era Stephanie?

—Casi, mi nombre es Stephanie y Sophie, pero eso ya lo sabías, ¿no? Pero la verdadera pregunta es: ¿Cómo? —Me aparto de la puerta intentando ver mejor a mi acompañante.

—Tienes un reluciente dije de una “S” sobre la clavícula, el resto fue fácil, pensar en los nombres más comunes por esa letra con respecto a la moda —Se ríe—. Y siguiendo las reglas básicas de elección y combinación de nombres, eres Sophie Stephanie.

—Vaya, que impresionante —Burlo, al acercarme a un poster colgado en una de las paredes—. ¿Podría conocer el nombre de mi acompañante? 

—Zachary pero puedes decirme Zach —dice antes de levantarse y acercarse más hasta estar a centímetros de distancia el uno del otro.

Mis ojos viajan desde su cabello rubio hasta su clavícula, sus ojos verdes como zafiros, y su sonrisa encantadora robando parte del show, doy un paso atrás conteniendo la respiración, es hermoso como lo es un atardecer en otoño.

Mil Palabras Por Decir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora