La luna confidente

58 18 13
                                    

— ¿Me estás escuchando, Sophie? —Valery exige mi atención. Aparto la mirada de la ventana y suspiro, tal vez esto de la pijamada fue una mala idea después de todo.

—Escogeré mi lugar luego, por ahora pasemos el rato —en primer lugar no habría aceptado de saber que Gabriel y Dan se quedarían también, bueno no sé en qué pensaba cuando escuche a Valery decir: Tengo la casa sola por el fin de semana. — Aún no estoy segura de con quién dormir.

—Siempre puedo ser tu primera opción —Gabriel me guiñe mientras corren los muebles y demás, la idea es que todos durmamos juntos en la sala de estar. —Muchas chicas aseguran que soy mejor que una pastilla.

—Prefiero dormir en el techo mientras hay un tornado antes que hacerlo contigo —su palabrería ya comienza a hartarme, no he dormido bien últimamente porque las pesadillas volvieron, y de maneras más sádicas que antes. Lo último que quiero es a un chico hormonal ligando conmigo. —Y dudo mucho que tú seas mi pastilla favorita.

— ¿Sí no me has probado cómo lo sabes? —Me lanza un beso antes de sentarse en el sofá, él y su egocentrismo del tamaño del Sol.

—Siento lástima por ti, con este idiota seduciéndote debes de estar a punto de lanzarte por esa ventana —señala la venta a mi espalda—. Mala suerte pequeña conejita —Samantha deja unas palmaditas en mi hombro a modo de consuelo.

— ¿Les parece sí jugamos Sopla y Chupa? —Valery se sienta encima de las piernas de su novio, Keira rueda los ojos, según tengo entendido peleo con su novio.

—No tengo ánimos de jugar tal cosa —me encojo de hombros. La primera vez que me acerque a Zach fue por ese juego, estúpidas cartas, estúpidos deseos juveniles, estúpida popularidad.

— ¿Qué tal verdades y retos? —Candy Sonríe abiertamente, su mirada en mí.

—No puedo pensar en nada peor... ¿Quién empieza? —Keira hace señas para que formemos un círculo, por pendejadas como estas es por lo que no voy a pijamadas... Bueno, nunca había invitado a una pero ese no es el punto.


Pov' Christian.


— ¿Entonces no iras a la pijamada de Valery? —Llevo media hora intentando que Max vaya a esa estúpida pijamada.

— ¡Es la cuarta vez que te digo que no! No Christian, no voy a ir. Aborrezco esas absurdas reuniones que terminan en sexo, mi sueño es algo muy valioso y odio que sonidos de tal naturaleza lo interrumpan.

— ¡Deberías de pensar lo mismo cuando tus sonidos me quitan el sueño a mí! Y ya que al parecer no entiendes porque hago tanto énfasis en que vayas... ¡Que te cuesta ir! —Ruedo los ojos aunque me sienta mal por querer ver a Sophie, Megan es mi novia y ella debería ser la única con el control sobre mi mente, cuerpo, pensamientos y demás. —Iría yo, pero no me invitaron.

— ¿Quieres ir? No hay problema, ya llamo a Valery —Max toma su celular y comienza a marcar el número de Valery. Se detiene, guarda el teléfono en el bolsillo del pantalón antes de observarme fijamente. — Quieres que vaya por Sophie ¿no?

—Quizás, tal vez, a lo mejor, es posible, puede que... Sí, ¿feliz? Ya lo admití —me apoyo en la isla con las manos ocultándome la cara. —Hazlo como un favor, jamás te pido nada.

— ¿Quieres que evite que Gabriel juegue con ella? —Arquea una ceja, cosa normal en Collins.

—No lo malinterpretes, pero él no se merece ni siquiera reír con ella —Quiero verla, quiero abrazarla, llenarle de besos la cara, despeinarla, reír porque ella es feliz... Joder, la extraño, la extraño tanto. —Sabes lo que él hará, la utilizara y luego la va a olvidar, como si no valiera nada, como si no fuera una persona extraordinaria.

Mil Palabras Por Decir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora