La universidad de Marvel

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Pov' Abby.

Ver a Sophie feliz me hace feliz a mí, ya no me preocupo por sus estados de ánimo inestables ni porque se niegue a cumplir con los tratamiento, y todo se lo debo a Christian quién se ha vuelto parte crucial de la alegría en esta casa, —cosa que no voy a admitir en voz alta— aún me rió de recordar la primera vez que vieron "Los locos Addams", las carcajadas inundaban la habitación haciéndolos parecer niños en un parqué. Los dos tan iguales y diferentes a la vez. Lo juzgue mal al creer que sería un chico problemático y obsesionado con la muerte, que tendría la creencia de que la vida no vale nada, y claro que tiene sus momentos de melancolía pero es parte de la misma depresión, en la mayor parte del tiempo es sensible, tímido y introvertido —dependiendo del lugar en donde nos encontremos y con quién estemos—. Termino de escribir mi informe y me dirijo al cuarto de huéspedes del cual no salen.

— ¿Qué hacen? —Me preparo para una respuesta toda complicada y enredada—. ¿Ya empezaron otra vez con las películas?

—Hoy es día de dibujos —Sophie está acostada en la cama y Christian en el suelo mordiendo la punta de un lápiz, Sophie se levanta de un salto provocándome un susto por la impresión—. ¡Christian no quiere participar en el concurso!

Éste le hace señas para que no siga hablando, es obvio que Christian no quiere ser el centro de atención. — ¿Qué concurso? —Me acerco a Christian y le tocó el hombro.

—Es para ganar una de las 120 becas en la universidad de Arte más prestigiosa del país — Sophie se sienta con las piernas retraídas al pecho—. El concurso consiste en crear un lienzo qué represente tu esencia.

— ¿Qué te aterra de concursar? —Siento como se tensa—, eres muy talentoso Christian y lo sabes.

Se encoje de hombros—no tengo oportunidad —termina de dibujar lo que parece un bosque—, además no podre estudiar ahí quiera o no.

— ¿Por qué tan seguro? —tiene que haber una explicación razonable para esa respuesta.

—Yo responderé eso —Sophie se levanta y hace una mala imitación de él—. Todos creen que el dibujo es un pasatiempo nada más y que debo estudiar para ser abogado como lo lleva haciendo mi familia tres generaciones seguidas.

Christian asiente confirmando que esa es la razón— ¿me prestas tu libreta? —la agarro sin que me responda y comienzo a ojearla, estos bocetos no los había visto, son tan aterradores, tétricos... Sophie ella los imagino—. ¿Esto cuando paso?

—Yo le pedí que los dibujara —Sophie parece apenada—, fue por aburrimiento.

Me limito a creerle—. Esto es increíble —se la devuelvo— deberías participar y así sorprender a todos, en especial a la Universidad.

— ¡Eso le digo a cada rato! —Sophie se levanta de la cama y se sienta a su lado esbozando una sonrisa pícara.

—No lo sé —se frota las muñecas nervioso, estoy a punto de creer que es una manía—. ¿Qué pasaría si llegara a ganar?

—Fácil —sonrío— estudiaras la carrera que de verdad te apasiona y con la que serás feliz.

— ¿Te imaginas que podré presumir que lo conocí antes de volverse un artista? —Sophie se va por el oro—, ¡vamos antes de que te arrepientas!

—Planeta llamando a Sophie —se pone de pié negando con la cabeza—. ¿Qué pasa con el plan que teníamos?

—Los tres sabemos que no quieres ser abogado —sale de la habitación—, además la distancia es corta, puedes ir venir todos los días si quieres verme.

Mil Palabras Por Decir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora