Primera promesa

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Hacemos lo de costumbre antes de irnos a clase, Abby me presta uno de sus abrigos más sencillos para cubrirme, suelto mí cabello que es de color avellana al igual que mis ojos, lo que hace lucir a mi piel más blanca. Llego al instituto sin muchos ánimos, si ayer por la tarde me fue mal no sé como describir la noche.

Christian me saluda y luego me rodea los hombros con un brazo sin dejar de sonreír, entramos al aula; las horas de clase se me hacen eternas. Cuando el reloj da las 12:00 saco de mi bolso los medicamentos y los bebo, noto varias miradas pero no les doy importancia ya que mi atención esta fija en la puerta hasta que Abby aparece en el umbral, es hora de la consulta.

Al llegar a casa me cambio de ropa, al parecer hoy no solo me vería mi psiquiatra si no también un dermatólogo para asegurarse de que no contraiga ninguna infección en las heridas, las consultas en total duraron unas tres horas, antes de volver a casa compramos los antibióticos, los cuales tenía que comenzar a beber hoy mismo. Enciendo mi celular para ver un total de: diez llamadas perdidas, quinientos sesenta y cuatro mensajes de whatsApp y veinte mensajes de texto, reviso los whatsApps, la mayoría eran del grupo de mi ex-academia y los demás de un número desconocido así que devuelvo la llamada e allí Christian.

<< ¡Por fin contestas! Te llamaba para pasarte los temas que te perdiste y para saber si estabas bien, te fuiste sin decir nada>>

<<Gracias por preocuparte y sí, estoy bien. ¿Cómo conseguiste mi número?>>.

Tarda en responderme como si pensara que respuesta sonaría mejor.

<<Pues... La verdad es que revise tus archivos personales y tengo que admitir que fue muy fácil>>

<<Eso es ilegal >>

<<Lo sé pero no me importo, ah por cierto dentro de dos días hay que entregar un trabajo de psicología y es en pareja así que me tome la libertad de ponerte conmigo, así que dime donde nos reunimos y te advierto que si vienes a mi casa veras a los amigos de Max actuar como unos completos idiotas >>

Tomo una bocanada de aire mientras pienso, al final termino tocando la puerta de Abby para pedirle su opinión—como siempre hago—, quien me sugiere que él venga entonces para la casa, reviso la pantalla del celular y vuelvo a hablar

<<Si quieres puedes venir a mi casa ya que en la tuya no se puede>>

<<Claro, ¿mañana luego de clases?>>

<<Sí, okay>>

Y sin pensarlo cuelgo la llamada.

Después de eso seguimos hablamos por WhatsApp hasta alrededor de las 00:00 que es cuando Abby me manda adormir porque al parecer el estar cansada no me hace bien. Me despido y ya estoy lista para dormí, esta vez sí lo logro, sin pesadillas ni voces, solo me despierta el bajo de guitarra.

Apago la alarma y me dirijo al baño a ver como amanecen las heridas se ven mejor aunque no lo suficiente, me alisto sin olvidar el abrigo y bajo a desayunar.

— ¿Cómo vas con todo esto de adaptarte, todo bien? —Abby parece nerviosa—. ¿Tienes amigos? Porque ese tal Christian cuenta como uno.

—Pues normal —digo intentando parecer confiada—. Todo va bien.

—Tranquila ya es un cambio —me asegura—. ¿Quieres que compre algo para que coman?, Por cierto El fin de semana iremos a comprarte algo de ropa, te hace falta.

—Hace solo unos días que fuimos y ya basta de hablar, vayámonos que no quiero llegar tarde —comienzo a comer.

— ¡Como mande señorita! Luego de que te termines el desayuno te bebes las pastillas ¿entendido? —Se gira sobre los talones dándome la espalda—. También guarde las indicaciones y los demás medicamentos en tu bolso.

Mil Palabras Por Decir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora