Solo los buenos mueren jóvenes

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¿Porque juzgar a los suicidas? ¿Para qué romperle el corazón a aquel que ya lo tenía roto de antemano?

Vladímir Nabókov.

Dos años antes:

Examino con la mirada cada una de los niveles de la estantería enfrente de mí sin pensar en nada importante o sobre un tema en concreto. Quisiera dejar de pensar en cosas, cosas que están mal según la sociedad, cosas que el psicólogo dice que evite, cosas que parecen la solución. El teléfono vibra informando que hay un nuevo mensaje.

<< ¿Mejor? >>

<<Sí, gracias por ayudarme, como siempre. >>

Mentir es uno de mis peores defectos, miento para no herir y termino empeorándolo hasta la médula. Quisiera nunca haber crecido. Conservar la idea de que en la vida hay muchas cosas y personas por la cuales luchar. Ahora sé que las personas no cambian, yo no cambiare ni luchare por nada ni nadie.

Marco rápidamente el número de mi tía, quiero escuchar su voz, y necesito de sus consejos maternales. Es estúpido de mi parte necesitar que alguien esté una y otra vez ayudándome a solucionar los líos que acarreo. La voz detrás del teléfono quita un poco la melancolía, sin duda alguna necesito escucharla, después de todo ella es como mi madre.

<< ¿Está todo bien, Christian? >>

<<No, no lo está. Sé que prometí no pedirte ayuda en algo que tú no pudieras solucionar, pero yo... No sé qué más hacer ni a quién más llamar. >>

<<Christian, estás cumpliendo con la medicación ¿verdad? >>

<<Todos se fueron, de nuevo y no sé por cuánto tiempo será está vez. No creo poder hacerme cargo de Max, simplemente no puedo volver a hacerlo. >>

<<Christian, respira. ¿Qué sucede? >>

Me levanto del piso y camino de un extremo a otro de la habitación, los pies tocando la porcelana blanquecina del piso, la opresión del pecho se hace más y más fuerte, como si no pudiera respirar, odio esa maldita sensación.

<<Necesito que vengas por Max, que lo alejes de mí, no quiero que él me vea así, tan vulnerable. No, ven por ambos. Necesito que me saques de aquí, estoy perdiendo el control... >>

<<Christian, sabes que me encantaría poder hacerlo. Que viviéramos juntos, cariño, pero sabes lo que hará tu padre si se entera de que intervine de nuevo sin su consentimiento. >>

<<No me interesa mi padre, él me abandono, cada vez que lo necesite se fue como el cobarde que es. >>

<<Christian, no estás es posición de juzgar la actitud de tu padre, todo lo que hace lo hace por tu bien. Necesitas superar ese odio innato que no hace más que matar a la buena persona que eres. >>

<<No quiero su maldita ayuda, necesito de la tuya, por favor tía, te lo suplico. Ayúdame, sabes que no soy tan fuerte como tú o como Liam, por favor, ven a ayudarme...>>

No puedo creer que se lo esté suplicando, no puedo creer que este tirando mi orgullo por la borda. Un Collins no agacha la cabeza ni cede ante nadie. Un Collins es y será siempre mejor que el resto, jamás lo dudes, o al menos eso me han hecho creer.

<< ¡No quiero oír ni una palabra más, Christian! Eres un Collins así que actúa como tal, deja el lloriqueo y se fuerte, hay personas que de verdad tienen problemas y no diminutas complicaciones como tú. No siempre voy a tener tiempo para solucionar los problemas que tengas y los demás solo verán una oportunidad para arruinarte ¿entendido? Te llamo luego, mis clientes importantes llegaron y no puedo hacerlos esperar. >>

Mil Palabras Por Decir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora