El amor propio

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Decir que los días fueron menos horribles, sería decir una gran mentira, Jessie se ha encargado de hacer mis días imposibles, cuadritos. Por otro lado Bruno e Ismael me hacen reír evitando hacerme sentir como una inútil —la cual supongo es la intensión de Jessie—, Bratt por otro lado se limita a fingir que no existo. Y si del instituto hablamos no podría decir que hay mejoras, Candy y Mónica se volvieron a pelear, Keira termino con el zopenco de su novio, Valery hizo lo mismo con Dan, Samantha volvió a teñir su cabello de rubio, Gabriel me invito a salir unas 20 veces, y los amigos de Max ahora no me quieren porque según ellos yo corrompo a su pequeño niño, ya que ahora no se la pasa de Club en Club con ellos ni de colchón en colchón.

— ¿Y entonces? —Pregunta Jessie, dejo de lado mis pensamientos y miro a Jessie sin saber de que estaba hablando.

— ¿Me refrescas la memoria? —Respondo mientras corto los champiñones, al parecer los dueños tienen un serio problema con los productos ya empaquetados u enlatados.

—Te pregunté cómo había ido tu día —Jessie se encoje de hombros.

—Bien —digo casi sin pensarlo, Jessie me mira no muy convencido antes de volver a lo suyo—. Está bien, me fue fatal, del asco.

—Eso supuse, ¿sabías que cuando tienes un mal día cortas los champiñones a la inversa?

—No, y no fue un mal día, fue espantoso que es muy diferente. Lo que sucedió fue... —No logro terminar de hablar porque en ese momento aparece Celso muy serio por la puerta de la cocina.

—Reunión de empleados, ahora —vuelve a salir.

—Luego terminamos nuestra charla, ¿sí? —Jessie sale detrás de Celso, yo por otro lado intento procesar porque Jessie no fue una total escoria conmigo hoy.

Todos los empleados nos encontramos sentados en una de las mesas a excepción de Jessie que se encuentra apoyado contra una de las paredes, se siente extraño ser la única mujer entre cuatro hombres, juego con mis manos mientras Celso nos explica la situación, al parecer una nueva pizzería de la calle se está robando a todos los clientes, lo que implica pérdidas para el negocio.

—Necesitamos renovar, algo que capture la atención de los clientes —Celso apoya las palmas de las manos en la mesa y se inclina sobre ella—. ¿Ideas?

—Hasta dónde sé, la nueva pizzería tiene éxito por la venta de alcohol después de las 20:00. ¿Podríamos intentar eso? —Sugiere Bruno no muy animado.

—Este es un establecimiento familiar, no sería ético la venta de alcohol mientras haya familias presentes. Y no olvidemos que donde se venden bebidas alcohólicas hay desastres, abusos hacía los trabajadores mayormente al personal femenino, y Stephanie no tiene edad legal para consumir alcohol, muchos menos para tratar con hombres borrachos que se quieran exceder con ella —responde Jessie reacio, me sorprende por completo que siquiera haya pensado en mí antes de argumentar su respuesta—. Además, tendríamos que trabajar turnos nocturnos más extensos y la mayoría de nosotros estudia por las mañanas.

—Estoy de acuerdo con Jessie, desde que este negocio comenzó a trabajar no hemos vendido alcohol y así se quedará —Celso se pasa las manos por el cabello en una señal de estrés—. ¿Qué tal Karaoke?

—Sería algo extraño ¿no? —respondo sin apartar la mirada de mis manos.

— ¿Y si creáramos una sección de postres en el menú? Ya saben cómo son los niños, después de una Pizza las personas podrían ordenar algo dulce para terminar y evitar el drama de los niños —Ismael se detiene por un momento antes de continuar—. Jessie podría encargarse de esa sección también.

Mil Palabras Por Decir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora