El trayecto de un comienzo

55 15 23
                                    


—Creo que he encontrado el indicado, solo tengo una duda. —Dan se mantiene apoyado contra una de las paredes traseras del instituto. Observo a mi alrededor comprobando que todo está como de costumbre, los chicos fumando cerca de la valla que da al bosque, chicas repartiendo caramelos que no son solo caramelos, y las parejitas con sus espectáculos.

— ¿Por qué quiero un auto? —Pregunto sabiendo que eso es, éste asiente así que continúo—. No puedo seguir soportando las peleas que me provoca Candy, simplemente no puedo seguir bajándome del auto para caminar de regreso a mi casa. —la última vez que lo hice varios coches aparcaron para ofrecerse a llevarme, hombres con olor a cerveza cubriendo su cuerpo—. Sí, Max siempre que puede me lleva al igual que Mónica, y pues Gabriel se ofrece pero no acepto.

— ¿Cuándo será el día en que pongas a Candy en su lugar, Stephanie? Cualquier chica ya la habría golpeado con la bandeja de la cafetería. — Responde de manera indiferente—. No entiendo por qué te odia, ella normalmente no actúa así.

Suspiro ante su respuesta. —Aún puedo controlarlo, no hay necesidad de golpear a nadie. Y no me odia, solo le irrita mi felicidad que es diferente —reviso la hora—. Bueno Dan, ya tengo que irme, nos vemos luego —lo abrazo a modo de despedida antes de volver al interior del instituto desolado.

La mañana comenzó con un frío enloquecedor, las calles cubiertas por la densa neblina y el cielo oscuro vetado con franjas amarillentas, el anuncio de un nuevo día; salir de la cama me fue casi imposible ya que no dejaba de temblar mientras me arreglaba para el instituto. Solo en un lugar como este se les ocurre establecer en el uniforme falda cuando la mayoría del tiempo llueve o hace frío. Para mi desgracia tuve que usar la chaqueta favorita de Christian la cual dejo en la casa la última vez que estuvo allí. Solo no quiero toparme con él. No quiero ver la repugnancia en sus ojos, no podría soportarlo, no cuando ya vi el paraíso en sus iris café, no, no quiero odiarme de nuevo.

Camino por el pasillo tarareando Guys my age de Hey Violet, no tengo ni idea de dónde saca esas canciones Valery. Doy un brinco al escuchar que algo se cae, busco la fuente del ruido por los alrededores, a lo mejor fueron los chicos con algún balón de fútbol, me encojo de hombros dispuesta a seguir en lo mío hasta que la voz de Megan hace que me replantee la idea.

— ¡No me veas la cara de idiota, Christian! —Megan se escucha realmente molesta aunque también parece a punto de romper en llanto—. Solo dime la verdad. ¿Te enredaste con Keira?

Miro disimuladamente por una de las rendijas de la puerta, no es porque quiera ver a Christian o enterarme del asunto, solo quiero ver mi lindo salón... ¿A quién quiero engañar? No ganas un premio Gossip Awards solo por mirar salones. Siento un nudo en el estómago y los labios resecos al ver bien a Christian, ese no es mi Christian. El cabello perfectamente arreglado, los hombros más anchos, el cuerpo menos delgado, casi podría jurar que tendría una contextura más definida, la mandíbula más pronunciada al igual que el resto de sus rasgos. Ya no queda nada del chico que me hizo admirarlo el primer día de clases, ahora es alguien completamente diferente o al menos su físico lo es.

— ¡Por tu Dios, Megan! ¿Cuántas veces tendremos que pelear por esta maldita paranoia tuya? No, no me lié con Keira —Christian se cubre la cara con las manos en un gesto de estrés, si no lo conociera tan bien juraría que le duele la cabeza. — ¿Eso es todo?

— ¿Entonces con quién? ¿Con la pequeña zorra de Sophie? Porque según las chicas ya no podría estar más liada con Max y Gabriel, lo cual es muy desagradable si me lo preguntas. —Responde cargada de repulsión—. Creí que era mejor que eso.

Siento el golpeteo desaforado de mi corazón, estoy molesta al punto de querer romper el escritorio del profesor con los pies, ¿ahora si soy una zorra? ¿Después de ayudarte a conseguir al chico más fantástico de este mundo de porquería? Después de apoyar a Mónica con sus problemas, de abrazar a Keira, cuando ésta lloraba por su novio, después de esconderle los cigarros a Valery para que deje de fumar, de cuidar de la perrita de Dan. Luego de todas las malditas cosas que he hecho por todos soy una "zorra".

Mil Palabras Por Decir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora