El deseo de un chico desesperado

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Dos años antes.


— ¡Vaya mierda! —Declaro. Sé que pude haber sido más cuidadoso, podría haber dicho que no me sentía bien e ir al baño y lavarme la cara para quitarme un poco el sueño. Pero no, yo tenía que darle a mi padre una razón, una razón para pelear y ser hiriente, por tercera vez en la semana, y apenas es martes. —Y conociéndome hare una idiotez mayor en un lapso menor a cuarenta y ocho horas. ¡Viva la mierda que tengo por mente!

—Christian, controla el lenguaje ahora. Sabes que esto es tú culpa así que no vengas con falsos arrepentimientos. La hipocresía no es un rasgo de nuestro apellido —la mirada que me da Matt dice que ya está cansado de estos comportamientos y descuidos de mi parte. ¡Perdóneme! No es mi culpa que su bella esposa no pare de culparme por su reciente infidelidad de la cual usted cree que ella no sabe. Que sus peleas no me dejen dormir. Que su debilidad por mujeres jóvenes sea mayor que su deseo de mantener a su "familia" unida. Y de tener que mantener bien la consciencia del pobre de Max gracias a que su hijo mayor es un egoísta de primera clase.

— ¿Qué te haces creer que me arrepiento de algo? —Arqueo una ceja—. ¿Hipócrita yo? No, yo creo que te equivocaste de persona, porque el verdadero hipócrita aquí...

—Christian, como sabrás estos incidentes no pueden ser más disimulados —el director me interrumpe antes de que diga lo que me he estado guardando durante un par de semanas—. El personal está al tanto de tu situación, y se te perdonan muchas cosas por ser un estudiante ejemplar, pero necesitamos que pongas de tú parte .—El director me agrada, y sí, sé que no debí de haberme quedado dormido en la clase de Benjamín, de nuevo, es solo que no me siento bien, otra vez estoy recayendo. Solo que no lo admitiré, la lastima no es algo que me guste, no si no está justificada. —Entiendo que para ti esto sea algo injusto... Tus profesores piden que te trates con el psicólogo del colegio por precaución.

—Me corrijo —creo que sí me van a dar más sorpresitas por el día de hoy las pueden poner en un buzón que está justo al lado del de: Me importa un pepino lo que mis profesores deseen, bueno, específicamente lo que deseen la de química y él de álgebra. —Esa idea sí es una verdadera mierda. No necesito que la Sra. Gianna ande preocupándose por mí en vez de hacerlo por su hijo Alfred que trae vodka en su botella de agua —me levanto de la silla con ganas de estrellarla contra la ventana bien limpia del director—. Ahora si me disculpan, voy a salir de esta sala antes de que los mande directo al diablo a todos, no lo malinterprete Sr. Robert, estoy enojado hasta conmigo mismo.

Cierro la puerta dejándolos a solas, ya sé cómo se solucionará esto, una buena cantidad de dinero donado por "gusto" y listo, mi pequeño error se borra de la memoria de todos o al menos eso hacen con los problemas que causa Liam. Hipócritas. Me siento en la silla de espera ansioso porque termine el día, juro que sí tengo otro día de estos voy a colapsar, tendré otra de esas depresiones en las que no duermo, no como y no salgo de mi habitación. A decir verdad creo que ya comenzó.

— ¿Christian? —La profesora Ellie se detiene enfrente de mí, con esa mirada expectante que siempre tiene al verme. — ¿En qué clase te has quedado dormido está vez?

—Benjamín, ya no sé que voy a hacer —la miro. Desde que comencé a estudiar en este instituto, hace ya muchos años, ella ha puesto un gran interés en mí, y no solo en el ámbito académico sino en mis problemas personales, no hay nadie en la tierra en la que confíe más.

—Acompáñame, Christian —se gira sobre sus talones de vuelta al pasillo por el que ha llegado.

La sigo hasta el estudio de arte —que se encuentra solo convenientemente—. Sí, digamos que ella y yo nos reunimos aquí para hablar, más bien para consolarnos, su vida es un desastre, hermanos que se dan la espalda, un novio que goza de humillarla y de destruir sus bienes, cosa que me enfurece, ¿por qué tienes que lastimar a las criaturas más fascinantes del mundo? Las mujeres se deberían de adorar, después de todo ellas te dan la vida, darán la de tus hijos, la de tus nietos, a tus hermanos, a tu pareja...Gracias a ellas tendrás a tus seres amados.

Mil Palabras Por Decir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora