Kingdom of Silence 《Jikook》#KpopAwards2017

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《JIMIN》

A la mañana siguiente, fui con Jungkook y Taehyung al taller de trabajo. Jungkook había mejorado mucho tallando los ornamentos en la madera durante las últimas semanas. Pero no había ido allí a observar su progreso, no.

Tal y como esperaba, Yoongi apareció a mediodía, con su característico látigo en la mano y su mirada supervisora.

-Debo irme, volveré más tarde.- le dije a Jungkook tocándole el brazo.

-Pero...- no alcancé a oír lo que me dijo, pues yo ya me encaminaba hacia Yoongi con mi mandíbula apretada.

-Sígueme.-le ordené a Yoongi. Él iba a rechistar pero le agarré de la chaqueta y le llevé hasta al exterior del taller, cerrando la puerta. Ya nadie podía vernos, pero tampoco quería que se nos oyese, así que le llevé a paso rápido hacia el interior del bosque, alejados del ser humano más cercano.

Cuando llegamos, solté mi agarre de su chaqueta, su rostro reflejaba la confusión que sentía en aquel momento, pero rápidamente pasó a expresar dolor cuando golpeé con fuerza mi puño sobre él, y gritó.

-Déjale!! Déjale en paz!! - volví a golpearle sobre el suelo. Yoongi, intentaba cubrir su cara con sus brazos, pero él era demasiado débil, siempre lo había sido. - Vas a pagar por ello maldito bastardo!! Puede que Namjoon te permitiese jugar con los trabajadores, pero yo no voy a permitirte que sigas jugando con Jungkook!!

Una vez más, hundí sin piedad mi puño sobre su nariz, que comenzó a sangrar. Mi cuerpo y mente estaban fuera de mi autocontrol. Pero fueron mis palabras las que más se me escaparon.

Yoongi tardó unos segundos en procesarlas y mostrar una mezcla de terror y sorpresa.

-Eres...tú eres...-balbuceó- Eres un traidor!! Tú lo sabías! Lo sabías todo desde el principio, incluso a mi!

Mi respiración se agitó, acababa de descubrir mi tapadera.

-Nos mentiste a todos! - siguió gritando asombrado desde el suelo, con sangre en su nariz y boca.

-Cállate!

-Van a mo...

-CÁLLATE!!! - grité desde lo más profundo de mi garganta, parecía más una bestia que un humano en esos momentos, y debía serlo, porque no sentí nada más que alivio al golpear la cabeza de Yoongi contra una dura roca y ver como un fino hilo rojo comenzaba a resbalar por ella.