𝐎𝐥𝐢𝐯𝐞𝐫 𝐖𝐨𝐨𝐝 {[ oliver wood y tu ]}

𝗆𝖺́𝗌 𝗍𝖺𝗋𝖽𝖾

El chico se encontraba en su despacho de quidditch, estaba tan frustrado y enfadado que no escuchó cuando sus gemelos favoritos y Harry llegaron al lugar.

- Vamos, no puedes encerrarte aquí todo el día.-Habló George.
- Es lo que estoy haciendo-Contestó Wood sin siquiera mirarlo.
- Oliver vamos, tenemos clases y cosas que hacer.-Intervino Harry.
- Saldré cuando haya terminado esta táctica.-Negó el castaño.
- Sabes que eso puede esperar.-Replicó Fred.
- No pensáis dejarme en paz, ¿cierto?-Preguntó con cansancio.

Los chicos se miraron entre sí para después negar y encogerse de hombros. El capitán se apoyó en el respaldo de la silla y pasó sus manos por su cara.

- Está bien, saldré, pero solo porque sois unos pesados.-Se rindió él.
- Al menos yo no juego con los sentimientos de alguien.-Murmuró Fred para sus adentros.

Oliver lo había escuchado, pero decidió actuar como si no lo hubiese hecho, él no tenía la culpa de nada, Fred estaba celoso, es todo, o al menos era de lo que Wood trataba de autoconvencerse. Iba a darle una oportunidad a su chica esta vez, pero solo una. Los magos salieron de los terrenos de quidditch y entraron al castillo. Harry y Oliver tenían historia de la magia por lo que entraron al aula juntos y nuevamente, para la mala suerte de Wood, Laura estaba sentada con alguien más.

- Hey... ¿Podemos haber en privado?-Saludó acercándose a ella cuando la clase terminó.
- Claro, supongo, te veo luego Blaise.-Sonrió a Zabini quién se estaba alejando tras escuchar al león.
- Me gustaría que aclarásemos las cosas, ¿podemos vernos más tarde para hablar?-Preguntó Oliver con esperanza.
- No estoy segura.-Trató de rechazarlo la joven.
- Por favor.-Rogó el deportista poniendo su mejor sonrisa.
- Está bien... te veo a las siete y media en el lago negro.-Aceptó la bruja ante la insistencia del chico.

Laura desapareció de su vista para ir a su siguiente clase, no se fiaba de su amigo, últimamente actuaba muy extraño, sonaba como un obsesivo en ciertos aspectos, pero tal vez esta sería la única oportunidad de arreglar las cosas y que, con suerte, él la explicase que demonios estaba ocurriendo.