𝐎𝐥𝐢𝐯𝐞𝐫 𝐖𝐨𝐨𝐝 {[ oliver wood y tu ]}

𝗣𝗮𝗻𝘁𝗮𝗻𝗼

— ¡Hola!-Saludó Laura al encontrarse a Fred por el camino al gran comedor.
— Hola.-Sonrió con cierta timidez el pelirrojo.

Ella se mordió el labio tratando de buscar las palabras correctas para disculparse pero él se adelantó, haciendo como si ellos nunca hubieran peleado.

— ¿Vas a hacer el examen de defensa contra las artes oscuras?-Preguntó el mago.
— ¡Sí! Sí... El examen, ya sabes, ¿tú no?
— No, ya sabrás el por qué luego.-Le guiñó un ojo.-Aquí se separan nuestros caminos, buena suerte Slytherin.-Se despidió Fred al llegar a la puerta del gran comedor.

Ella asintió y entró al lugar, pero a los pocos segundos, tras pensarlo, se giró y lo llamó. Él se dio la vuelta y la miró, dándole una de sus maravillosas sonrisas, haciéndola sentir afortunada de tenerlo.

— Lo siento y no puedo entrar ahí sin saber que me has perdonado. Nunca quise traicionaros, sabes que no lo haría y yo no puedo simplemente... Me alejé de vosotros, dije cosas horribles y lo siento, mis padres... Ya sabes lo que pasa con ellos, va a pasar algo y tenía que apa...-Le tapó Fred la boca.
— Yo te perdoné, te perdoné el día que te mandé la primera lechuza después de dos meses.
— Espera, ¿de qué estás hablando?
— Las cartas y los regalos.

Laura frunció el ceño y metió sus manos en su túnica, rebuscó en los bolsillos hasta sacar un sobre, el cual estaba lleno de pequeñas notas.

« Cuánto te extraño pequeña idiota. »

« Entiende, no vales menos sólo porque Oliver no te valora. »

« Echo de menos llenar tu pelo de pólvora. »

— Eras tú. ¿Cómo pude ser tan idiota? Era tan obvio.-Se dio cuenta entonces la joven.
— Te escribí cartas, y mandé regalos por mucho tiempo, al principio fue sin remitente, me daba vergüenza pero entonces dejamos de hablarnos y pensé que lo mejor era que lo supieses, supongo que tu lechuza perdía la nota con mi nombre, antes de ayer te envié la primera nota tras meses.
— Gracias.—Fue lo único que pudo articular para después abrazarlo con fuerza.
— Corre, ambos llegamos tarde.-Susurró.
— Buena suerte, más te vale sorprendernos.
– ¿C-cómo...?-Tartamudeó.

Ella se señaló la cabeza y le guiñó un ojo para después entrar corriendo al comedor, donde un examen la esperaba.

— ¿Dónde estabas?-Susurró Blaise.
— Hablando con Fred.-Respondió.
— Muy bien alumnos, tenéis 90 minutos para terminar el examen, buena suerte.-Anunció la profesora Umbridge.

Los estudiantes asintieron y comenzaron a rellenar las hojas que tenían delante.
Habían pasado 35 minutos y la joven Delacour estaba a punto de terminar el examen, pero se había quedado atascada en una pregunta.

— Dime la respuesta de la 27.-Se dijo mentalmente tratando de entrar en la cabeza de Blaise.
— No.-Oyó la voz del moreno.

Ella frunció el ceño y se giró a su derecha para sacarle el dedo « ¿Qué demonios quieres decir con no? ». Él rió por lo bajo, pero al estar en completo silencio, se escuchó por toda la habitación.

— ¿Sería tan amable de decirme que le causa tanta gracia?-Sonrió la profesora Umbridge.
— No.-Le devolvió el gesto.
— JAJJAJAJAJAJAAJ.—Estalló Laura en carcajadas al ver la cara de la profesora.

Poco a poco sus amigos imitaron sus gestos y empezaron a reír con fuerza. Dolores estaba roja de furia, se sentía humillada y necesitaba hacerlos callar, pero una explosión hizo que su mente se descentrara.

— ¿Qué ha sido eso?-Preguntó.
— ¿Por qué no mejor va a ver?-Respondió tratando de poner una cara inocente.

La maestra frunció el ceño y caminó a la entrada del gran comedor con paso firme, pero en cuanto abrió las puertas, un petardo enorme la siguió hasta chocar con una pared. De pronto, los gemelos Weasley irrumpieron en el lugar volando en sus escobas y lanzaron fuegos artificiales, petardos, y todo tipo de pirotecnia. Los estudiantes los siguieron hasta el patio donde gritaban y vitoreaban sus nombres. Laura los miró con orgullo y aplaudió, mientras que los ojos de Fred trataban de encontrar los de la castaña.