𝐎𝐥𝐢𝐯𝐞𝐫 𝐖𝐨𝐨𝐝 {[ oliver wood y tu ]}

𝖺𝗆𝗈𝗋𝗍𝖾𝗇𝗍𝗂𝖺

NARRA WOOD:

¿Zorrita de papá? ¿Madre bajo custodia? Sabía que su madre había tenido problemas con la ley y Laura nunca ha querido contarme nada, pero no puedo dejar de pensar en ello. Mi rubia la había hecho parecer estúpida y creo que Spinnet no volverá a molestarnos por un tiempo.

- ¿Eres la hija de Snape?-Le pregunté sorprendido a Laura.

Ella no dijo nada, se limitó a cambiar su cabello a un rubio oscuro y mirar a mi hermana.

- ¿Y qué si lo es?-Me contestó Sophie.
- ¡Sophie no hablaba contigo! Laura, ¿cómo has podido ocultarme esto?-Pregunté molesto.
- ¿Por qué te preocupa tanto? Yo soy tu amiga, no mis padres.-Trató de justificarse.
- Entre amigos no hay secretos.-Murmuré antes de cambiarme de asiento.

No quedaba más asientos por lo que me senté al lado de Alicia y un alumno de slytherin cuyo nombre no recuerdo, juraría que se llamaba Nott o algo así, era amigo de Laura.

- Mejor amigo.-Me susurró el adolescente.

Lo miré confundido y con el ceño fruncido y él simplemente me guiñó un ojo y se señaló la cabeza. Oclumancia, ¿en serio? ¿Acaso era legal?

- No te sientas mal por la discusión, se lo merecía por ocultarte cosas. Toma bebe un poco, te sentirás mejor.-Me aconsejó Alicia amablemente cosa que me sorprendió.

Agarré lo que sea que me había dado y bebí en el preciso momento en el que Snape entró a clase.

- Alumnos, abran el libro por la página 187.-Ordenó.
- ¿Puedo salir de clase profesor? No me encuentro bien.-Levantó Marcus el brazo.
- ¿No puede esperar?-Alzó el profesor una ceja.

No hubo respuesta ya que el slytherin vomitó encima de Laura y Sophie. Ellas se levantaron asqueadas y Severus con una notable amargura les indicó la salida.

Alícia, su nombre no salía de mi cabeza, vi en su pergamino mi nombre escrito con corazones amarillos alrededor, ¿y si ella sentía lo mismo que yo? La agarré de las mejillas y estampé mis labios contra los suyos, no me hacía sentir nada pero tenía el impulso de hacerlo.

-Señor Wood y señorita... Spinnet, me gustaría que después de clase se queden un rato, debemos hablar.-Habló mi profesor.

NARRADOR OMNISCIENTE.

El sonido de un portazo retumbó el lugar, había sido la francesa, su pelo radiaba ira y el pobre Marcus trataba de animarla sin resultado ya que no podía dejar de vomitar.

- Vamos Marcus, la enfermería no está muy lejos.-Puso Laura una mano en su hombro.
- ¿Qué demonios te ocurre, idiota?-Se acercó Fred al capitán.
- Creo que estoy enamorado de Alícia.-Sonrió él.
- Me huele a que alguien está bajo los efectos de la poción de amor.-Murmuró George.

La clase había concluido por lo que los leones, incluida Alícia, fueron a hablar con el profesor.

- Señor Wood creo que las razones por las que está aquí son más que obvias, guarde sus muestras de afecto para la sala común y sus juegos para las gryffindor, no mis serpientes.-Habló Snape.
- Laura es una leona.-Contradijo Alícia con una ceja alzada.
- ¿Trata de corregirme señorita Spinnet?-Hizo una leve pausa el pelinegro.

Esta negó con cierto temor y el hombre volvió a posar su mirada en los magos quienes trataron de evadirla.

- Oliver está bajo los efectos de amortentia, señor.-Murmuró George.

Snape asintió y se levantó para coger una poción de la estantería. Este le ordenó al  muchacho que abriese la boca y bebió el brebaje. Una sonrisa de alivio adornó el colorado rostro del joven, quien miró acusatoriamente a la pelinegra una vez se dio cuenta de lo que había pasado.

- Bien, tras este... Bonito final, 40 puntos menos para gryffindor, ahora apartaros de mi vista, ya.-Concluyó Severus.

El adolescente corrió en busca de su amiga para explicarle lo sucedido, en su cabeza recreaba miles de escenarios en los que él se disculpaba y ella confesaba lo muy enamorada que estaba de él, pero para la mala suerte del león, la realidad cayó como un balde de agua helada. Malfoy y Delacour estaban muy apegados contra la pared, este parecía estar agarrándola por las caderas y sus narices rozaban.

Los ojos de la metamorfomaga curiosearon los alrededores del lugar por unos instantes y conectaron con los de Oliver. Sin pensárselo dos veces, acortó la distancia con el platinado y fundió sus labios en un acalorado y cariñoso beso. La mezcla de sabores era bastante peculiar, los labios de la francesa sabían a un café amargo con vainilla y los del inglés eran puro hielo mentolado.

Oliver se marchó del lugar con el corazón destrozado y sin poder dejar de pensar, ¿quién se creía que era ella para hacerle eso? ¿De verdad pensaba que podía romperle el corazón de esa manera? Él no la necesitaba, iba a buscarse a una chica y demostrárselo. Laura Anne Delacour, no me vas a joder la vida.