𝐎𝐥𝐢𝐯𝐞𝐫 𝐖𝐨𝐨𝐝 {[ oliver wood y tu ]}

𝗮 𝘄𝗲𝗮𝘀𝗹𝗲𝘆 𝘃𝗮𝗺𝗼𝘀 𝗮 𝗰𝗼𝗿𝗼𝗻𝗮𝗿

Harry no contestó. Dio media vuelta y fue a reunirse con el resto de los jugadores de su equipo, que entonces descendían uno a uno, gritando y agitando los puños, triunfantes; todos excepto Ron, que había desmontado de su escoba e iba despacio hacia los vestuarios.

- ¡Queríamos escribir un par de versos más!-Pero no se nos ocurría nada que rimara con gorda y fea... Queríamos cantarle también a su madre, ¿sabes?
- Draco, es suficiente.-Se acercó Laura a su novio.
- Hay que ser desgraciado... —dijo Angelina mirando a Malfoy con desprecio.
- Tampoco pudimos incluir «pobre perdedor» para referirnos a su padre, claro...-Hizo el chico caso omiso de las palabras de la francesa.
- ¡Draco!-Lo reprendió Delacour.-Estás hablando de los padres de mis mejores amigos.

Entonces Fred y George oyeron lo que estaba diciendo el platinado. Le estaban estrechando la mano a Harry y, de pronto, se pusieron muy rígidos y se volvieron para mirar a Malfoy.

- ¡No le hagáis caso! No le hagas caso, Fred, deja que grite todo lo que quiera. Lo que ocurre es que no sabe perder, el muy creído...-Exclamó Angelina sujetando a Fred por el brazo.
- Pero a ti te caen muy bien los Weasley, ¿verdad, Potter? Hasta pasas las vacaciones en su casa, ¿no es cierto? No entiendo cómo soportas el hedor, aunque supongo que cuando te has criado con muggles, hasta ese tugurio de los Weasley debe de oler bien...-Continuó el Slytherin con una sonrisa burlona.

Harry sujetó a George. Entre tanto, Angelina, Alicia y Katie habían unido sus fuerzas para impedir que Fred se abalanzara sobre Malfoy, que se reía a carcajadas mientras Laura trataba de callar a su novio y se disculpaba continuamente con los pelirrojos. Quizá trataba de ser mala, pero lo que Draco estaba haciendo estaba muy mal. Harry buscó con la mirada a la señora Hooch, pero vio que todavía estaba amonestando a Crabbe por aquel ataque ilegal con la bludger.

- A lo mejor-añadió Malfoy lanzando a Harry una mirada de asco antes de darse la vuelta.-Es que todavía te acuerdas de cómo apestaba la casa de tu madre, Potter, y la pocilga de los Weasley te lo recuerda.

Harry no se enteró de que había soltado a George, pero un segundo más tarde ambos corrían a toda velocidad hacia Malfoy. Harry no se detuvo a pensar que los profesores lo estaban mirando: lo único que quería era hacerle a Draco todo el daño que pudiera; no le dio tiempo a sacar la varita mágica, así que echó hacia atrás el puño en el que tenía la snitch y se lo hundió a Malfoy con todas sus fuerzas en el estómago.

—¡Harry! ¡HARRY! ¡GEORGE! ¡NO!

Oía chillidos de chicas, los gritos de dolor de Malfoy, a George, que maldecía, un silbato y el bramido del público a su alrededor, pero nada de eso le importaba. Hasta que Laura gritó «¡Impedimenta!» y Harry cayó hacia atrás por la fuerza del hechizo, no abandonó su propósito de machacar a puñetazos a Malfoy.

- ¿Qué demonios te pasa? —gritó la señora Hooch cuando Harry se puso en pie.
- ¡Draco! ¿Estás bien?-Se acercó Laura con rapidez al platinado.
- Sí, sí... Solo necesito ir a la enfermería.-Le restó importancia el chico, aunque sus gestos de dolor y su nariz sangrante no decían lo mismo.
- Bien, me alegro de que estés bien porque... Déjame decirte que has sido un gran capullo y un engreído estúpido.-Lo insultó la francesa.
- ¡Tío! ¿Qué ha pasado?-Corrieron Blaise, Sophie, Nott y Marcus hacia ellos.
- Ayúdame a levantarlo Blaise, debemos llevarlo con Madame Pomfrey.-Respondió Laura.

El moreno consiguió levantar a Malfoy y la castaña le dijo a Zabini que esperara un momento.

- Yo de verdad lo lamento, puede llegar a ser un insufrible, haré que se disculpe con vosotros.-Fue hacia los gemelos Weasley y Potter, los cuales iban de vuelta al castillo, hacia el despacho de la profesora McGonagall.
- Vuelve con tu novio.-Contestó de manera cortante Fred.
- Lo siento muchísimo.-Repitió con pena antes de volver con Blaise y Draco.

George asintió y sonrió levemente, no había sido culpa de la joven, él mismo había escuchado como trataba de parar a Malfoy y como los llamaba « mis mejores amigos ».

- Vamos, anda.-Pasó un brazo de Draco por su cuello una vez estuvo con ellos.

El camino hacia la enfermería se basó en la charla de Laura hacía el adolescente sobre lo inmaduro y cruel que había sido y en los gemidos de dolor junto a las disculpas del rubio. Cuando llegaron, la enfermera hizo al mago tumbarse en una de las camillas y pasar el resto del día allí.

- Lo siento, sé lo mucho que ellos te importan, quería molestar a Potter y Ron, no a ellos.-Confesó cuando ya estaban solos, sin sus amigos ni la señora Pomfrey.
- Ellos son los hermanos de Ron, y de cualquier manera, estuvo muy fuera de lugar lo que hiciste.
- Lo siento.-Volvió a disculparse.

Ella sonrió y lo besó con cuidado de no hacerle más daño, su labio estaba muy hinchado.

- ¿Me perdonas?
- Yo no tengo que perdonarte, ellos sí.
- Oh vamos no puedo... No puedo pedirles perdón, mi padre me mataría.-Murmuró.
- Él no lo sabrá.
- Me lo pensaré.
- Descansa, me quedaré aquí.-Pasó una mano por su cabello.

Draco asintió y a los pocos minutos ya se había dormido, sus amigos estaban haciendo sus respectivas tareas. Sophie cumplía un castigo junto a Hagrid, Marcus uno con Filch, Theo ayudaba a Blaise con unos deberes y ambos se turnaban para ir a cuidar a Draco.

- Hey.-La despertó Theo.
- Hola, ¿qué hora es?-Levantó su cabeza del pecho de Malfoy.
- Las cinco y media, ve a cambiarte y darte una ducha, ya me quedo yo con él.-Pasó su mano por la espalda de Laura.
- No, no, está bien, le prometí que me quedaría con él.
- Llevas toda la mañana con él, tomate un respiro y vuelve luego.-Insistió.

La bruja asintió y agarró su chaqueta antes de marcharse. Dudó entre ir a las ducha de su habitación o a la del vestuario de quidditch de slytherin, pero al recordar que debía recoger su escoba y la de Malfoy, emprendió rumbo a las duchas del campo de quidditch.

- ¡Hola!-Saludó Zacharias Smith, los Hufflepuff estaban entrenando.
- Hola, ¿os molesta si entro a los vestuarios? Necesito recoger unas cosas y cambiarme.-Sonrió Laura a los del equipo amarillo.
- Por supuesto que no, entra y tomate tu tiempo.-Respondió Anthony con amabilidad.
- Muchas gracias.-Dijo la castaña.

Buscó las escobas y las dejó preparadas junto a la puerta para después dejar su ropa y toalla al lado de la ducha.

- Tu novio parece estúpido, ¿te gusta solo por lo que hacéis cuando estáis solos? ¿Te gustaba yo también solo por eso? Te he echado de menos.-Habló una voz masculina.