Capítulo 9.

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Entramos en un pequeño cuarto. Una especie de oficina, supuse. 

-...Los muchachos vinieron para ver cómo estaban sus padres y abuelos. Notaron el estado de las cosas y decidieron quedarse. Fue bueno, ya que también necesitamos la fuerza.-comentaba G. Hizo una pequeña pausa. Parecía que ya no era hostil, que ese aire de tensión entre él y Rick se había disipado.-Las personas con que nos hemos encontrado desde que las cosas se pusieron así son las peores, los saqueadores. El tipo de gente que toma las cosas por la fuerza.

-Eso no es lo que somos.-dijo Rick.

-¿Cómo iba a saberlo?-respondió y sonrió Guillermo.-Atacaron a mi gente y tú apareces con Miguel de rehén... Apariencias.

-Supongo que el mundo cambió.-dijo T-Dog, quien estaba sentado en una silla descansando.

-No.-contradijo G.-Es lo mismo de siempre. A los débiles se les quita todo.

-Tienes razón.-argumenté examinando una de mis flechas-Sacando de juego que la gente vuelve de la muerte como unos locos caníbales que acechan día y noche.

-No me cagues el discurso.-dijo G de forma graciosa y reí un poco. Continuó con lo que decía antes.-Los muchachos trabajan en esos autos...-se refirió a los autos del gran galpón de la entrada- hablan de sacar a los ancianos fuera de la ciudad, pero la mayoría ni siquiera pueden llegar al baño por ellos mismos. Es solo un sueño. Aún así, nos mantiene ocupados. Y hace que valga la pena. Así que tapamos las ventanas, apuntalamos todas las puertas y solo dejamos una entrada. Los muchachos salen a recoger lo que pueden para poder sobrevivir. Vigilamos el perímetro noche y día, y nos dedicamos a esperar.-hizo una pausa y miró al suelo.-La gente de aquí... cree en mí. Y ni siquiera yo sé por qué.

-Porque pueden.-dijo Rick, y le entregó su arma, además de otras que sacó de la bolsa. Luego, nos marchamos.

 Para cuando estábamos por la estación de trenes, Glenn le habló a Rick.

-Admítelo, sólo volviste a Atlanta por el sombrero.

-No le digas a nadie.-confesó Rick y rió.

-Has dado nuestra mitad de armas y munición.-se quejó Daryl, mientras acomodaba su ballesta en su espalda.

-Ni siquiera la mitad.-dijo Rick.

-¿Para qué? ¿Para un grupo de viejos que van a morir en cualquier momento?-respondió, algo molesto.-En serio, ¿cuánto crees que les queda?

-¿Y cuánto nos queda a nosotros?-le pregunté yo. Me miró. Iba a decir algo pero el hecho de no encontrar nuestra camioneta donde la habíamos dejado nos distrajo.

-Dios mío.-dijo Glenn.

-¿Dónde está nuestra camioneta?-preguntó, confundido, Daryl.

-La dejamos justo ahí, ¿quién pudo haberla tomado?-dijo Glenn atónito, y algo enojado.

-Merle...-contestó Rick con los labios fruncidos.

Daryl, quien estaba mirando al suelo, levantó la vista como si se hubiera dado cuenta de algo.

-Se vengará cuando vuelva al campamento.

-¿Tendremos que ir a pie?-pregunté.

-Eso parece...-dijo T-Dog pasando su mano por su cabeza.

-Siento que estoy odiando a Merle. Y ni siquiera lo conozco.-dije poniéndome de cuclillas.

-Si salimos ahora llegaremos, con suerte, a media noche.-dijo Glenn.-Así que les sugiero comenzar a caminar, y con ganas.

Apocalipsis Zombie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora