La regla

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Shigeo supo que había llegado “su turno” cuando, tras un par de horas ociosas, comenzó a sentir ese conocido olor a incienso. Su maestro estaba de pie tras su escritorio, esperando que la impresora terminara su trabajo; seguramente, las instrucciones para otro exorcismo sacadas de una página de veracidad dudosa. Apenas lo vio acercarse a él, comenzó a hablar animadamente de los planes de exorcismo que tenía para esa tarde.

-Maestro… Acerca de lo que dijo ayer sobre cómo deshacer la maldición… -el esper lo interrumpió.

Por supuesto que querría hablar sobre ello...

-¿Sí...? -desaceleró el mayor, intentando que no se notara que estaba un poco inquieto por la conversación que seguiría, al tiempo que la impresora escupía la última hoja y por fin se hacía un silencio adecuado para hablar.

- Ayer por la noche Hoyuelo vino y me explicó lo que quiso decir.

- ¿Ah sí?... -Reigen debió suponerlo cuando el espíritu no regresó a él para fastidiarlo por la explicación rara que le había dado al chico. -¿Y qué fué lo que te explicó?

Sin batir una pestaña, Shigeo repitió el gesto que Hoyuelo le había mostrado.

-¡AAHYAYAYAYAYAYA-YA ENTENDÍ!- batió las manos frenéticamente frente a él para que dejara de hacerlo. -¿Y… qué piensas?

Tal vez había sido lo mejor. Si Mob se negaba, como estaba seguro que lo haría, Hoyuelo tendría que aceptarlo y dejaría de molestar. Entonces podrían dejar eso atrás y enfocarse en encontrar una mejor alternativa.

Shigeo bajó un poco la mirada pero habló con decisión. Lo había pensado muy bien.

-Estoy cansado de esto y no me gusta. Voy a hacer cualquier cosa para terminar con la maldición. Lo que sea necesario.

-¿Mob?- el maestro se sorprendió, aunque de hecho, pensó que debió haber imaginado que el chico diría eso, sintiéndose acorralado.

- Si no lo hago…

- ¡Mob, no te precipites! Nada malo va a pasar.

- En realidad no lo sé, no puedo estar seguro. Hoyuelo tiene razón, estoy perdiendo el control -tembló el chico, comenzando a afligirse.

- Hoyuelo exagera -puntuó con firmeza.

- ¡No! -contrario a lo que Reigen pretendía, Shigeo comenzaba a sentirse peor de que no viera como él la gravedad del asunto y tratara de minimizar aquello que tanto le asustaba. -¡Esta mañana le grité a Ritsu! Sólo olvidó bajar la tapa del inodoro ¡pero le grité! No era para tanto ¡pero le grité!

- ¿Y qué? Gritaste un poco. No eres la primera ni la última persona que levanta la voz cuando algo le molesta- habló por encima, interrumpiendo su drama. El chico se estaba ahogando en un vaso de agua y tenía que devolverlo a la realidad. Sabía que no tenía malas intenciones y que tenía que mostrarle que no había nada anormal en lo que había hecho, aunque también comprendía que estuviera asustado dada su situación particular y su historia pasada. Entendía que no estaba en posición de dar rienda suelta a la expresión de sus emociones.

-No era para tanto… -repitió afligido el muchacho, recriminándose el episodio de esa mañana. Se llevó ambas manos a la cara, desesperado por impedir el llanto que sentía inminente. -¡Estoy asustado! Últimamente reacciono mal a cosas diminutas, no me puedo contener. ¿Qué haré si provoco otro accidente? No sé por qué me comporto así. ¡No entiendo por qué me siento así!

Full MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora