- Maestro, no creo que esto esté funcionando.
Shigeo se veía aburrido. Hacía algunos días su maestro estaba practicando varios exóticos aunque poco efectivos exorcismos en él. Tal como Hoyuelo había dicho, la gran mayoría de los espíritus habían huido de la ciudad, significando una considerable caída en el número de asignaciones. Eso les había dejado las tardes libres para trabajar exclusivamente en su caso.
En ese momento, tenía un collar de cabezas de ajo colgado sobre los hombros, los pies en agua con aceites que supuestamente repelían espíritus, estaba rodeado de velas y el humo del incienso estaba comenzando a marearlo. Su maestro recitaba apasionadamente unos conjuros que consiguió en una página de internet extranjera y había traducido con un traductor en línea. Dudaba que siquiera estuviera diciendo las palabras correctas.
-¿Todavía no le has dicho a Shigeo cómo deshacer la maldición?- dijo Hoyuelo llegando y presenciando el espectáculo.
Shigeo se quitó el collar de cabezas de ajo y lo miró fijamente.
-Maestro, ¿sabe cómo deshacer la maldición?
- Talvez… -confesó inseguro- Pero hay otras cosas que quiero intentar antes.
Shigeo siguió clavándole la mirada.
Reigen suspiró.
-Es posible que Hoyuelo haya averiguado con los espíritus que te maldijeron cómo deshacer la maldición. Pero créeme, encontraremos otra solución.
Shigeo volteó entonces hacia Hoyuelo, esperando que explicara un poco más.
El espectro comenzó a contarle lo que sucedió esa noche y los días que siguieron. Cómo los espíritus vengativos habían planeado su venganza. La verdadera debilidad de Shigeo, su temor más profundo: temía ser incapaz de controlar sus emociones y terminar hiriendo a aquellos a su alrededor.
Shigeo se sintió temblar al reconocerse en los síntomas que le contaba. Cómo sus emociones se harían cada vez más intensas y difíciles de controlar, para finalmente estallar en un cóctel peligroso, un cóctel molotov.
Sabía que eso ya estaba pasando. Pensaba que estar estresado por el cambio era normal, pero no sabía que ese cuerpo lo estaba químicamente empujando a sentirse volátil, irritable, asustado y sensible. Cada vez le costaba más calmarse, o siquiera entender por qué se sentía como se sentía. Y en más de una ocasión había tenido exabruptos que habían asustado a su inintencional víctima más frecuente: Ritsu.
-Por suerte hay una solución bastante simple…-dijo Hoyuelo, llegando a la parte que quería escuchar.
- ¡Yo se lo diré! -se interpuso el maestro, metiéndole una mano en toda la cara al espíritu.
Shigeo pasó su mirada a él, muy atento. El maestro se irguió y lo miró con seriedad.
-Para romper la maldición… Para volver a ser un chico… Tienes que… Tienes que…
No hallaba el valor para decirle. Shigeo aguardaba expectante.
-Tienes que… enamorarte- soltó al fin. -Sí. Enamorarte de alguien del sexo opuesto.
- ¿Eeeeh? -eso era demasiado suave, incluso para un eufemismo, pensó Hoyuelo. Shigeo nunca captaría la idea. Sin embargo, sólo torció un poco el labio y se quedó al margen.
-En otras palabras, conseguirte un novio -resolvió al fin el maestro, dando por terminada la explicación.
- ¿Un… novio...?- fue turno de Shigeo de mostrar su desconcierto.
- Lo sé. El amor no es algo que surja por demanda. Y no puedo pedirte que te enamores en sólo un par de días, por eso no quise decírtelo. Además, considerando tu récord amoroso hasta el momento, eso no va a pasar. -le quitó el collar de cabezas de ajo de las manos y volvió a pasárselo por el cuello. -Por eso, quédate quieto y confía en lo que estoy haciendo.
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Hoyuelo no había quedado nada conforme con el resultado de esa conversación, así que decidió que tendría su propia charla con Shigeo.
Llegó esa noche a su casa y lo encontró dormido. Se sentiría intranquilo si simplemente lo dejaba así. Llamó un par de veces su nombre, quedamente, hasta que consiguió que despertara.
El chico se sentó y preguntó por qué lo llamaba. Hoyuelo se aseguró de que estuviese lo suficientemente despierto antes de comenzar.
-Shigeo, ¿qué fue lo que entendiste de lo que dijo hoy Reigen?
¿Por qué quería hablar de eso a esa hora?, pensó el esper.
-Que tengo que enamorarme de alguien del sexo opuesto -contestó.
- ¿Y qué crees que eso signifique?
- Um… que… ¿tengo que enamorarme de alguien del sexo opuesto?
Tal como lo suponía. Hoyuelo sabía que Shigeo necesitaba una explicación más simple y directa.
-Shigeo… ¿tú sabes lo que pasa cuando un hombre y una mujer se “enamoran”? -suspiró Hoyuelo. Esa charla comenzaba a ponerlo un poco incómodo.
¿Que qué pasaba? Muchas cosas, pensó Shigeo. Sentían mariposas en el estómago, les sudaban las manos…
Hoyuelo le dió mentalmente un sarcástico aplauso a Reigen. Viendo la cara del chico, sólo lo había confundido. Brotó un par de brazos para formar un círculo con una mano e introducir un dedo con la otra. Repitió el gesto varias veces.
-¡¿EEEEEEEHHH?! -Shigeo tuvo problemas para mantener baja la voz, aún sabiendo las altas horas de la noche que eran.
Hoyuelo volvió a suspirar ampliamente.
-Bueno, ahora ya lo sabes. Sé que Reigen sólo intentaba protegerte, pero pensé que debías saberlo. Es tu decisión al fin de cuentas. -Y en un cambio completo de actitud, añadió con ligereza:- Okay, vuelve a dormir. Buenas noches -dijo, y se fue por la ventana.
Shigeo no pudo volver a dormir.
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Full Moon
Fiksi PenggemarUnos espíritus maldijeron a Mob transformándolo en una chica. Sus amigos tendrán que encontrar la forma de deshacer la maldición antes de que tenga su primera regla y las hormonas descontrolen sus emociones durante su SPM.