Aunque ya sabían lo que tenían que hacer, no lo hicieron más tarde, ni al día siguiente, ni al otro... Shigeo no creía que su maestro se hubiera olvidado, sin embargo los días pasaban sin que lo mencionara. Él tampoco se atrevía a decirlo en voz alta.
Los días siguientes fueron muy especiales. Lo especial estaba en ellos. Aunque la rutina no había cambiado, todo parecía una cita. Desde decirse hola hasta quedarse en silencio, trabajar, comer, caminar juntos... Había un aura de intimidad y complicidad, un secreto conjunto, que se recordaban cada vez que no podían hablar el uno al otro sin curvar los labios, o sostenerse la mirada como esperando que el otro le leyera el alma. Parecían una pareja en secreto.
Una tarde el maestro fue a comprar algunos refrescos y aperitivos. Cuando volvió, llamó a Mob desde la puerta. El chico salió y lo siguió hasta donde le dijo que lo acompañara. Subieron por una escalera que Shigeo no había subido nunca antes.
Llegaron a la azotea, perdiéndose la puesta de sol apenas por minutos. El mayor se sentó e invitó al otro a hacer lo mismo. Le pasó un refresco.
-¿Maestro, qué estamos haciendo aquí?
- La tarde está agradable, hay brisa... Tenía ganas de disfrutar una bebida con una amiga -se sonrió brevemente, chocando su lata de refresco con la suya.
Shigeo entendió de qué se trataba. Era una despedida...
Se fijó en la luna, que ya estaba por encima de las casas.
-La luna está casi llena... -comentó. - Tiene que ser esta noche.
El mayor asintió con seriedad. Dejaron los refrescos y todo lo demás como estaba, y salieron hacia el departamento de Reigen.
Se comportaron tan casuales como podían hasta entrar a la habitación. Pero de todas formas su ansiedad era palpable. Se desvistieron cada uno por su cuenta, como si simplemente fueran a entrar a la piscina. Con cierta prisa, pero sin correr.
Se metieron a la cama y se acercaron. Cayeron en brazos uno del otro sin demora.
Reigen rompió ese primer beso apasionado y rió. Se notaba que ambos estaban esperando eso. Volvió a besarla, más lento y más romántico.
Había sido una jugada arriesgada, pero quiso esperar hasta el último momento para romper la maldición. Quería disfrutar de esa chica un poco más, pero la luna estaba casi llena y era hora de decirle adiós.
Shigeo sintió un cambio en la actitud de su maestro. Tanto como la última vez había querido tranquilizarlo, calmarlo, esta vez se afanaba en encender el fuego que ya sabía que existía dentro suyo.
Reigen fue pródigo en caricias, besó cada centímetro de piel, mimó cada parte sensible. Shigeo quiso ser más proactivo esta vez que la última, y no se guardó nada a la hora de demostrar interés en el placer de su maestro. Shigeo conocía bien el cuerpo masculino; sabía dónde tocar, cuánta presión ejercer, cuándo acelerar, cuándo parar.
-N-no, no, Mob... -le suplicó su maestro, a pesar de que no querría otra cosa que pedirle que siguiera. -Si sigues no podré ayudarte...
Shigeo se quedó algo apocado. Recordó que eso era sólo un exorcismo: no se suponía que se agasajara tocando a su maestro. Sólo tenía que dejarse hacer y nada más.
Reigen notó el cambio de actitud y se apuró a llenarle la cara de besos para que no lo sintiera como un rechazo. Tentó sus muslos para agarrar su pierna y subírsela a la cadera.
Definitivamente el maestro no se estaba comportando como la vez anterior. Tampoco Mob. Reigen supo que ambos habían estado esperando ese momento con locura en los últimos días. Podía entender a Mob, ya que él había sido su primer amante, era joven y podía estar confundido. Pero él, ¿qué excusa tenía?
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Full Moon
FanficUnos espíritus maldijeron a Mob transformándolo en una chica. Sus amigos tendrán que encontrar la forma de deshacer la maldición antes de que tenga su primera regla y las hormonas descontrolen sus emociones durante su SPM.