Cuando Shigeo bajó a desayunar por la mañana, pudo escuchar gritos provenientes de la cocina desde la escalera. ¿Qué podía estar pasando para que Mamá le alzara la voz a su perfecto hijo Ritsu?
-¿¿Lo sabías?? ¿Y no se te ocurrió venir a decírnoslo? ¡Estoy muy decepcionada de tí, Ritsu!
El chico sólo agachó más la cabeza, aguantando el regaño.
-No fue su culpa, Mamá -llegó Shigeo- Estoy seguro que Ritsu sólo intentaba protegerme.
- ¿”Protegerte”? ¿¿De MÍ?? ¡¿Qué clase de padres creen que somos?!
- No exageres, Mamá; no es para que te enojes así… -murmuró Ritsu, sin saber que estaba encendiendo una mecha corta. La mujer llenó los pulmones, parecía que iba a estallar.
-Te equivocas, Ritsu: Mamá no está enojada -intervino Shigeo con calma. -Mamá nos quiere y se esfuerza todos los días por su familia, pero no le dijimos algo importante. Ella no está enojada…
A la mujer se le llenaron los ojos de lágrimas, conmovida de que su mayor comprendiera tan bien cómo se sentía. Sin mediar palabras estiró los brazos y lo encerró en un apretado abrazo. Shigeo la correspondió enseguida.
-Lo siento, Mamá. No pienses que no valoramos lo que haces, no queríamos guardarte secretos -lloriquieó acompañando los emotivos sollozos de su madre.
Ritsu frunció un poco el ceño ante la escena, sintiéndose un poco desubicado mientras las mujeres se abrazaban. Retrocedió despacio, para irse antes de que lo notaran.
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Reigen miró la hora. Faltaban tres minutos para el cierre; le había dicho antes a Mob que tenía que ser estricto con su horario, pero sabía que ya nada iba a pasar: podían cerrar.
-Ey, Mob, ¿quieres ir a comer algo?
- ¿Mm? Está bien.
Hubo un suave golpe en la puerta.
-¿Aún está abierto? -una mujer rubia, en sus tempranos treinta, se asomó a la oficina.
- Pase, está abierto -llamó Reigen.
Usaba tacones altos, una falda muy ajustada hasta las rodillas, blusa, saco y perlas. Todo parecía muy costoso y de etiqueta. Debía ser alto ejecutivo en alguna compañía. Y debía tener como un millón de feromonas, pensó Shigeo, aunque no se veía afectado por ellas.
-Acabo de salir del trabajo; temía encontrarlo cerrado -dijo ella.
- Nada de eso. Adelante, adelante -le sonrió el maestro. Y dirigiéndose a su discípulo -Lo siento, Mob. Puedes irte a casa.
- No. Me quedaré -respondió con calma, sin quitar los ojos de la rubia.
Los observó desde su pequeño escritorio mientras se desarrollaba la charla de siempre. La conclusión: su malestar era obra de unos espíritus.
El charlatán la condujo a la pequeña sala de masajes por un “exorcismo”. Entró detrás de ella y volvió a sacar la cabeza.
-Mob, esto puede tardar un rato. Regresa a casa.
“Quiere que me vaya”, pensó Shigeo, y reafirmó su decisión de quedarse.
La habitación parecía más grande. Se sentía pequeño y solo sentado a solas en la oficina vacía. La temperatura también parecía haber bajado un par de grados.
Después de un rato comenzó a oír voces, aunque no podía distinguir lo que hablaban. Las voces no tardaron en convertirse en gemidos, de aquella mujer.

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Full Moon
FanfictionUnos espíritus maldijeron a Mob transformándolo en una chica. Sus amigos tendrán que encontrar la forma de deshacer la maldición antes de que tenga su primera regla y las hormonas descontrolen sus emociones durante su SPM.