Hace un año que Heldrick estaba en la "Resistencia de Askarea", había aprobado todas sus materias correctamente, pasando a su segundo año al igual que sus compañeros. No había visto a su abuelo desde hace mucho, pues su abuelo se había mudado demasiado lejos y no tenía mucho tiempo para ello. Estaba situado en un pueblo llamado El Manantial. Antes de irse al ejército, su abuelo le dejo la dirección donde se iría a vivir.
Ya habían acabado de almorzar y Heldrick estaba decidido a enviarle una carta a su abuelo para saludarlo y sobre todo para contarle lo de Larkin. Así que invitó a Alexander para que lo acompañase a la nueva agencia de correos llamada El Águila.
—Esta es una de las ventajas de estar en la resistencia —sonrió Heldrick—. Es una gran idea, esto del correo en la resistencia ¿no?
—Sí, tienes razón. El correo solo ha sido usado por gente prestigiosa, poderosa o con mucho dinero —afirmó Alexander—. Pero ahora nos permiten enviar correos desde la resistencia y gratis.
—¿Enviaras alguna carta a alguien? —preguntó Heldrick.
—Sí, saludaré a mis padres y a mi hermano pequeño.
—Genial, yo avisaré a mi abuelo sobre mi tío. Aunque sé que no podrá responder.
—Sí, mis padres tampoco podrán —dijo—. ¿En verdad crees que Larkin pueda ser pariente tuyo? —Preguntó Alexander desconcertado.
—En absoluto, ya te dije lo del bastón.
—¿Qué tal si fue un truco?
—No lo creo Alexander.
Llegaron a la agencia, estaba ubicado muy cerca de la tienda pociones y más pociones. Era un local de madera color marrón intenso y brilloso, encima tenía un letrero de una lámina de metal, que tenía escrito, "Correos El Águila" y justo al lado, estaba tallado un águila con las alas muy abiertas. La puerta era totalmente de vidrio y sus ventanas también.
Al entrar, se notó un ambiente muy tranquilo y relajante. Estaba una chica detrás de un precioso mostrador de madera haya claro, tenía un montón de repisas a sus espaldas, donde había muchas cartas.
—Hola, que se les ofrece —dijo la chica con tono amigable.
—Queremos enviar algunas cartas —aclaró Heldrick.
—Esta bien, déjenme las cartas aquí —dijo—, asegúrense de haber colocado la dirección, para quien está dirigida y por quien es enviada.
—Sí, está todo en orden.
Salieron de la agencia de correo y fueron a ver a la anciana de pociones y más pociones para saber que necesitaba para esa semana.
—Hola señora Elena, ¿Cómo le va? —dijo Heldrick amablemente.
—Muy bien chicos, muy bien —respondió con su característica voz de llevar unos cuantos años de más—. Saben, necesito la flor Quioris o mejor conocida como flor invisible.
—¿Cómo conseguiremos algo que no se ve? —Cuestionó Alexander confuso.
—En el libro que les entregaré mañana, le proporcionará toda la información necesaria —aclaró mientras sonreía—, pero por ahora, vayan a descansar.
—Esta bien señora Elena, nos vemos mañana.
—Adiós —se despidió Alexander sacudiendo su mano.
Salieron del lugar y se miraron de reojo. Nunca había escuchado de esa flor, ni siquiera en la clase de alquimia. Aunque posiblemente la verían en alquimia intermedia.
ESTÁS LEYENDO
Askarea: La venganza de Heldrick
FantasyAskarea era un mundo inundado de paz, serenidad y armonía. Todos los aldeanos vivían felizmente, sin preocupaciones. Encima de este estaba ubicado otro planeta que estaba en paralelo con Askarea, a este mundo lo denominaron Liddium. Nunca se sabía s...