Capítulo 13: ¡Ayudemos a Ignacio!

45 6 0
                                    

—Esos son asuntos de la resistencia —respondió Gidie secamente mientras se levantaba del suelo.

—Nosotros somos de la resistencia —aclaró Heldrick.

—Sí, pero... Aún no se han graduado siquiera —replicó—. Lárguense de aquí, antes de que le avise al director.

—¿Y que nos hará el director? —dijo Alexander.

—Están intentando involucrarse en un asunto muy serio del grupo de investigación de la resistencia —seguido de haber dicho eso, se sorprendió, pues había dicho algo que nunca debió decir—. Podrían expulsarlos.

—Vámonos de aquí —sugirió Sofía.

Mientras iban de camino a la resistencia, Alexander abrió la boca.

—¿Entonces si es cierto?

—¿Que? —dijeron al unísono.

—El grupo de investigación de la resistencia si existe —aclaró Alexander—. Dicen que ellos se encargan de todas las cosas que no deben de ser vistas, ni descubiertas por los demás habitantes de Askarea.

—¿Y qué clase de cosas investigan? —preguntó Sofía.

—He escuchado que buscan a guerreros y nigromantes de Liddium.

—¿Hay guerreros de oscuridad en Askarea? —dijo Heldrick asombrado.

—Desde que empezó la guerra de los mundos, algunos de ellos se han ocultado en cuevas —aclaró Alexander—. Solo los que sabían que no les daría tiempo regresar a su mundo, es decir, han quedado atrapado en Askarea. Y la resistencia los busca para interrogarlos, permitiéndoles conseguir información valiosa de su mundo —dijo—. Pero no solo buscan eso, también objetos encantados de alto nivel, como el sombrero de Heldrick quizás y la espada que encontré.

—¿Crees que estaban buscando eso? —cuestionó Elizabeth con desconcierto.

—Quizás había algo más de lo que no nos hemos percatado —expresó Heldrick, mientras miraba a Alexander.

—¿Alguien más vio el papel que ocultó el profesor? —preguntó Alexander.

—Si —dijeron al unísono.

—¿Creen que pueda ser la escritura faltante? —dijo Elizabeth.

—Quizás —respondió Sofía.

...

Habían pasado muy poco tiempo, cuando llegaron a la resistencia. Todo lucia en orden, y era el último día de la semana, un perfecto día para descansar. Heldrick y Alexander decidieron hacer una carrera hasta el establo, eso no era algo común en Askarea, de hecho, a nadie se le había ocurrido una idea así. Pero Heldrick y Alexander, no pensaban cosas comunes.

—¿En qué diablos piensan ustedes? —cuestionó Elizabeth mientras se bajaba de la yegua con Sofía.

—Vamos, solo préstanos el caballo, haremos una competencia —dijo Alexander sonriendo.

—Esta bien —expresó mientras expresaba fastidio.

—Ok, alineémonos aquí —sugirió Heldrick—. Elizabeth, cuenta hasta tres. Cuando ella diga el número tres, nosotros comenzamos a correr. Quien cruce la reja del establo primero, ganará.

—Uno... —contaba Elizabeth—. Dos... Y... ¡Tres!

Ambos comenzaron a cabalgar. Heldrick había tomado la delantera por unos segundos, pero Alexander no se quedaba atrás, iba muy cerca de él, tan cerca que podría lanzarle un golpe a su caballo. Cada vez, estaban más cerca de la reja del establo y Heldrick seguía delante por un metro de distancia.

Askarea: La venganza de HeldrickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora