Capítulo 20: A los ojos de Heldrick

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Alexander había sido salvado por Elizabeth, en el momento justo para él lograr sacar la espada de la armadura del guerrero al cual había derrotado con anterioridad.

Heldrick se estaba esforzando como nunca lo había hecho. Un nigromante le envió un rayo de oscuridad, pero el sombrero de copa abría su ojo característico y le permitía tener los reflejos de un Dios. Él colocó su bastón de forma horizontal a la altura de su pecho y creó un campo que le permitió desviar el ataque. Seguido de ello, apuntó su bastón en dirección hacia el suelo y lo movió rápidamente a la dirección del nigromante que lo asechaba, para así enviar una ola de fuego que acabó con el enemigo en cuestiones de segundos.

Estaba teniendo tanta acción, que el ojo de su sombrero no descansaba como acostumbraba.

—¡Heldrick! —Gritó Anderson—. ¡Ahora!

Heldrick lanzó aquella bola gris, pero a una velocidad muy elevada, en dirección a cruzar la trayectoria que Anderson habitaba. Enseguida lanzó la flecha acertando en la bola gris y clavándola en el casco de uno de los enemigos, causando aquella enorme explosión.

Sofía estaba un poco asustada pero se mantenía cubriendo las espaldas de Heldrick, no pasaron 20 minutos cuando todo el ejército comenzó a desorganizarse. Heldrick, Alexander, Sofía, Elizabeth y Anderson estaban unidos en la batalla.

—Alexander, observa eso —comentó Heldrick mientras señalaba hacia un extremo del campo.

Al voltear miró a la gran figura de Askarea, Borislav. Estaba esquivando ataques y derrotando enemigos con una facilidad que impresionaba a todo el mundo. Tenía un increíble promedio de siete guerreros por minuto.

Heldrick lanzó una bola de oscuridad para derrotar a uno de los nigromantes, pero no le hizo suficiente daño.

—¿Cómo es posible? —cuestionó el nigromante con la voz característica de ellos. Totalmente opaca y tenebrosa, como si de un ente maligno se tratase. El nigromante parecía muy impresionado por lo que había visto, por lo que quedó estático.

Elizabeth lanzó una flecha y la clavó en su garganta.

—¿Acaso tienes una obsesión con las gargantas? —bromeó Heldrick.

Ella rio.

La guerra seguía, los guerreros de oscuridad y nigromantes parecían disminuir con mucha rapidez, aunque habían acabado con cientos de nuestros guerreros. Borislav seguía con su racha y el halcón nada que se veía en acción.

—¡Sofía cuidado! —gritó Alexander al mirar como uno de los enemigos intentaba enterrarle una espada en su estómago.

Heldrick actuó con rapidez y lanzó un destello de luz a la velocidad de la misma para acertar en su rostro a lo lateral y lograr hacerle daño. El guerrero se elevó del suelo y cayó a metros de distancia, una acción impresionante de Heldrick.

Sofía estaba atónica, pero reaccionó de forma rápida para colocarse a las espaldas de sus aliados. Todos miraron a Heldrick como si no lo conocieran, demostrando un poco de miedo, hasta que él rio.

—¿Dónde está Anderson? —preguntó Alexander mientras sostenía su espada con firmeza para retener el ataque de un adversario.

—No lo sé —respondió Heldrick mientras lanzaba destellos en varias direcciones para vencer a sus enemigos.

—Espero que este bien —replicó Elizabeth.

—¡AAAAGGG! —gritó Alexander, pues su adversario había atravesado su espada entre su hombro y axila. Le retiró la hoja con rapidez y la dirigió en dirección a cortarle el cuello.

Justo antes de ser asesinado, una flecha se dirigió hacia el antebrazo del enemigo, haciendo que soltara su arma justo antes de terminar la trayectoria. Luego otra flecha penetró la armadura del guerrero haciendo que cayera sobre sus rodillas hasta desmoronarse y quedar completamente muerto.

—¿Alguien me buscaba? —preguntó Anderson, sonando un poco presumido. Todos se alegraron de mirarle.

—¡Todos cubramos a Sofía, para que sane a Alexander! —ordenó Heldrick.

Todos se colocaron en círculo para proteger a Sofía, que con su varita y sus habilidades intentaba sanar a Alexander, que se retorcía de dolor recostado de una roca.

Enseguida descendió la segunda oleada de enemigos. Esta vez de seguro se trataban de al menos 500 soldados.

—Son demasiados —dijo un guerrero de luz, que acto seguido fue derrotado por su adversario.

El número de enemigos creció y los defensores de Askarea parecían estar un poco fatigados, pero todos dejaban la piel por su mundo, sobre todo Borislav que parecía no cansarse de derrotar a enemigos.

Sofía seguía curando a Alexander, algo que parecía que iba a tardar al menos 10 minutos. Todos estaban cuidando sus espaldas para que lograra sanar a Alexander, no podían dejarle tirado y mucho menos en una guerra tan peligrosa.

—¡A pelear, debemos derrotar esta oleada lo más rápido posible! —ordenó Borislav, se rumoraba de que era un buen estratega y una persona muy inteligente.

Todos se animaron al escuchar la voz de su líder y lucharon como nunca lo hicieron.

Anderson lanzaba flechas en todas direcciones, era increíblemente preciso, y mucho más cuando Heldrick le enviaba la bola gris. Enseguida lleva su mano hacia su espalda para tomar una flecha, pero se da cuenta de que se les habían agotado, en ese preciso instante un nigromante lo observó. Lo miró fijamente y le lanzó una bola de oscuridad. Los reflejos de Anderson eran muy buenos, por lo que logró esquivarlo a duras penas.

—¡Necesito flechas! —gritó Alexander.

En la guerra siempre había personas a las cuales les denominaban auxiliares, estas eran aquellas que querían colaborar en la guerra, pero no eran guerreros de luz. Es decir, eran campesinos, comerciantes, alfareros, entre otros...

Uno de los auxiliares escuchó, estaba al lado de una carrosa que contenía miles y miles de flechas. Tomó una gran cantidad con las manos y la llevó corriendo hacia Anderson, que intentaba escapar del nigromante que lo emboscaba.

Súbitamente Anderson tropieza y cae sentado, el nigromante lanza una bola de oscuridad y momentáneamente ésta cae al suelo como si de una cosa pesada se tratase. El nigromante aprieta su mano derecha y la bola explota, solo que no emitió una onda grande, parecía que algo la cohibía, se trataba de una caja mágica, Larkin la estaba efectuando desde muy lejos.

—¡Tome! —gritó el auxiliar mientras colocaba las flechas en su estuche y le facilitaba el acceso a una.

Tres flechas fueron directo a la cabeza del nigromante, acabándole.

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Gracias por leer...

Ya se aproxima el final :v



Askarea: La venganza de HeldrickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora