33. Campamento

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La playa de Rawson estaba repleta de gente. Era increíble como una ciudad que solo se encontraba a veinte minutos podía diferenciarse tanto de la nuestra.
No muchas personas conocían Kauleche y, aunque las playas eran inmensas, siempre estaban vacías.
Sinceramente, era el principal motivo por el que me gustaba tanto mi lugar de veraneo. Había pocas casas por cuadra, lo que para mí era sinónimo de tranquilidad. Una ciudad donde abundan los árboles y la naturaleza, con poca iluminación por las noche, y un pequeño centro. Era perfecto para mí.
Pero, aunque pueda describir Kauleche por horas, lo que más adoraba de aquel lugar eran los recuerdos que cargaba, el valor sentimental que tenía tanto para mí y mi familia, como para todos los que formaban parte de la cuidad.
A veces es un poco deprimente acordarse de los buenos momentos que pasaste y saber que no volverán. Y que quizás nunca vuelvas a sentirte de esa forma.

—Tierra llamando a Amory —me hace señas mi mejor amiga y las pequeñas Mouser se ríen.

—Perdón, ¿Qué?

—Que iremos al agua, ¿quieres venir?

—En un rato voy, adelántese.

—De acuerdo.

Me quedo allí sentada y observo a Cameron acercarse a mi.
Tal vez los buenos momentos no volverán, y uno no se sienta de la misma manera nunca, pero cada vez que mis ojos se encuentran con los suyos algo me promete que vendrán tiempos igual de buenos. O mejores.

—¿En que piensas? —Cam se sienta a mi lado.

—En que quiero besarte en este momento y no puedo hacerlo —hice un intento de puchero.

—Amy siendo tierna, me sorprendes —reímos.

Simón se unió a nosotros. Y no le extrañó que estemos solos allí, sospechaba que estábamos comenzando a "llevarnos bien". Se lo había planteado a Nina, la cual le contestó que era genial y haría las vacaciones más placenteras para ambos.
La verdad es que tenía razón, no podría soportar al Cameron de siempre un mes entero. Aunque esto era mucho más que "empezar a tratarnos mejor" y dudo que a mi hermano le guste esa idea.
Ese pensamiento llevó a que mi cabeza comenzara a maquinar y caí en cuenta de un pequeño detalle, Cam nunca habló sobre contarle esto a Simón.
Está claro que aún no es nada serio, pero las cartas ya estaban sobre la mesa, y Simón es su mejor amigo, no me parece escondérselo por mucho tiempo.

Ha no ser que esto, y digo "esto" porque no sé cómo llamarlo, no sea tan importante para Cameron como lo es para mí. Ya que no parece molestarlo o sentir remordimiento por mantenerlo en secreto.

—Ya hablé con Toby, tienen todo listo para hoy en la noche —comentó mi mellizo.

Regresamos a casa cuando comenzó a oscurecer, todos nos duchamos y tomamos las cosas que llevaríamos a la playa, donde pasaríamos la noche. Cargamos todo en el coche y nos fuimos.

Jace, Toby y Román estaban tratando de encender el fuego en una torre de ramas y madera que habían recopilado por allí. Simón y Cameron se unieron a ellos para ayudarlos. Con Nina y Luna nos encargamos de armar las tiendas y preparar las camas. Las niñas también nos dieron una mano.
Matt y Travis llegaron con varias cajas de pizza.

Todo estaba listo. Nos sentamos al rededor de la enorme fogata y nos servimos una porción de pizza cada uno.
Conversamos, contamos historias, bromeamos. Era uno de esos momentos que no quieres que acabe nunca.
La pequeña Cass se durmió en mis brazos y Jace me ofreció una manta para cubrirla.
La miré unos segundos, lucía tan tranquila y dulce, no podía imaginar el motivo por el cuál a su madre no le importaba saber de ella, digo, si yo tuviese dos niñas así ni loca me alejaría.

Pasamos toda la noche hablando de cualquier cosa, incluso cantando algunas canciones viejas. Me he reído como nunca.
Antes de que comience a amanecer decidimos que debíamos dormir un poco. Podríamos haber seguido conversando, pero no tenia gracia ir de campamento y no utilizar las carpas.
Comenzamos a solucionar como dormiríamos, teníamos espacio de sobra ya que había varias tiendas. Jace y Luna en una, al parecer ya estaban formalizando su relación. Travis y Toby en otra un poco más grande. Román y Matt juntos.
Nosotros pensábamos en dormir las chicas en una, Simón con Cam en otra. Pero, para mí suerte, Sam pidió dormir conmigo y su hermano. Nina y Simón no tuvieron ningún tipo de problema en quedar juntos.

Recosté a Cass con cuidado y Sam se ubicó a su lado. Tapé a ambas cuando se encontraban profundamente dormidas.

—Ven aquí. —me pidió Cam, abriéndome sus brazos y sentí morir de ternura.

Me acurruqué en su cálido abrazo, pegando mi espalda a su pecho, estrechándome contra su cuerpo con fuerza. Besó mi cabello.

—Descansa, Freeman.

—También tú, Mouser.

Cerré mis ojos, dejándome vencer por el sueño. Aunque sentía estar en el hace rato.

Secretos de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora