—Amor, despierta —dice una dulce voz en mi oído.
—¿Qué hora es?
—Aún es temprano. Hablé con tu mamá para que no se preocupara, le dije que todos habíamos pasado la noche aquí. Pidió que no volviésemos muy tarde así teníamos tiempo de armar las valijas.
—Bien.
—¿Como dormiste?
—Como nunca. —sonreí— ¿Y tú?
—También, como un bebé. Ha sido una de las mejores noches de mi vida y no exagero.
—Fue increíble —admití mientras acariciaba su rostro.
—Si que lo fue.
—¿Como es que te ves tan bien a esta hora?
—Si pudieras verte a ti preguntarías lo mismo —lo besé— ¿desayunamos?
—Con gusto.
Bajamos a la cocina vistiendo solo la ropa interior y nos sentamos en el living a ingerir la primera comida del día.
Cada tanto mencionaba algo de la noche anterior que le había gustado, y aunque con el no tenía vergüenza, me sorprendía que pueda hablar de ese tema con tanta libertad.Volvimos a casa por la tarde, en cuanto Simón y Nina nos dijeron que lo harían, ya que debíamos llegar los cuatro juntos.
Subí directamente a darme un baño, aunque me costó desprenderme del perfume de Cameron en mi piel, lo necesitaba con urgencia.
Me vestí con ropa limpia y me dispuse a armar la maleta junto con mi amiga. Doblamos todas las prendas y las acomodamos como tetris.
Al terminar, salimos a dar una vuelta en kayak por última vez.La noche llegó y con ella la hora de despedirme de este maravilloso lugar. Emprendimos viaje de vuelta a casa.
Recosté a las niñas en una de las camas del motorhome para que puedan descansar.—¿El cuento? —preguntó Cass.
—Aquí estoy —respondió Cam sentándose sibre el colchón— bien, como todas las historias de princesas, está arranca con "había una vez"... había una vez, un príncipe solitario, aburrido, que no creía en el amor. Ninguna chica llamaba su atención, ninguna lo sorprendía, ninguna lograba estar en su cabeza varias horas. Llegó un día...Un día en el que el príncipe fue invitado por su mejor amigo a un viaje, donde también iría su hermana melliza. Una mujer que siempre lo había atraído, incluso antes de besarse por primera vez cuando eran niños. Resulta que esta mujer no se parecía a ninguna otra. Esta lo desafiaba, lo molestaba, discutía por todo, un humor sarcástico que lograba sacarlo de sus casillas. Y poner su mundo al revés.
Con el paso de los días, los dos comenzaron a tratarse diferente, se veían con ojos diferentes.
Una noche, ambos confesaron su amor. Y desde ahí, se hicieron inseparables.
El príncipe ya no necesitaba de nadie más, el solo podía sonreír y su único deseo era estar con ella. El comenzó a creer en el amor en cuanto la besó. Y así fue como supo que se había enamorado, y que vivirían felices para siempre.—Estás mejorando con los cuentos —felicitó Sam y sonreí, con los ojos cristalizados.
—Duerman, princesas. Tenemos un largo viaje.
Se puso de pie luego de besar sus mejillas y me observó.
—Lindo cuento.
—Un príncipe genial ¿no crees? —sonrió acercándose a mi.
—Un príncipe dulce e increíble.
—Todo gracias a ella.
—Tal vez.
—Que humildad... —se burló.
—Deja que me de mérito.
—Lo hago. Lo mereces.
Lo abracé.
—Supongo que sí termina con un felices para siempre después de todo.
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Secretos de verano
Teen FictionEl verano ha llegado. Amory y su hermano se preparan para partir, como todos los años, a una pequeña ciudad llamada Kauleche cuando sus padres les dan una noticia: ambos pueden llevar una persona con ellos para hacerles la estadía menos aburrida. L...