Desperté en los brazos de Cameron, tal y como me dormí. O al menos como recuerdo.
Giré para mirarlo y me sonrió, le devolví la sonrisa mientras conseguía que mis ojos se abran de una vez. Las niñas aún dormían.—Solo se han despertado Travis, Román y Toby. Fueron las voces que escuché.
—¿Significa que podemos seguir aquí un rato más...?
Me di la vuelta y apoyé mi cabeza en su hombro. Me rodeo con sus brazos, otra vez.
—Si, aún es temprano. Los demás no creo que se levanten hasta dentro de una hora.
—Bien por mi.
La hora pareció durar mucho menos estando cómodamente abrazada a él. Cuándo todos comenzaron a levantarse debimos hacerlo también.
Desayunamos todos juntos y nos encargamos de desarmar todo en cuanto terminamos.
Nos despedimos, asegurando que fue una de las mejores noches y que debíamos volver a hacer algo así algún día.Volvimos a casa. Las niñas corrieron fascinadas a contarles a mis padres la agradable experiencia que habían tenido.
Sonreí, estaba feliz por ellas.
Subí al cuarto para dejar las cosas y mi celular vibro sobre la mesa de noche. Era un mensaje de Matt preguntándome si sucedía algo conmigo.
La verdad es que no le había prestado atención últimamente. Como para hacerlo.
Le contesté "tenemos que hablar", sin rodeos.
Cam quería que yo aclaré las cosas con Matt y eso haría. No podía estar con dos chicos a la vez. Menos cuando utilizaba a uno de pantalla, porque mis verdaderos sentimientos sabía de sobra a quien se dirigían.Por la tarde, cumplimos con el siguiente ítem de la lista y, junto a mis padres, caminamos hacia dónde alquilaban bicicletas. Cada uno escogió una. Sam tenía una con rueditas auxiliares y Cass iba en la que yo había elegido especialmente para llevarla sentada detrás. Cameron insistía en que no debía encargarme de sus hermanas todo el tiempo, pero la verdad es que no era un peso para mí, me gustaba cuidar de ellas.
Anduvimos por horas, recorriendo la pequeña ciudad, pedaleando entre los árboles y sobre las calles de tierra.
Estos últimos días estaba disfrutando tanto de Kauleche que me sorprendía. Cada actividad, cada tarde en la playa, cada noche con amigos, sinceramente nunca la había pasado tan bien.
Adicionalmente, andar en bicicleta, a pesar de que no lo hacia tan seguido, era de mis hobbies favoritos. Lograba desconectarme de todo, despabilarme. El aire puro chocando contra mi rostro era de las mejores sensaciones.—¿Todo bien ahí atrás, Cass?
—¡Muy bien!
Para la hora de volver, mis piernas ya estaban súper cansadas. No obstante, hicimos un esfuerzo para poder devolver las bicicletas.
Cuando llegué a casa lo único que quise hacer fue dormir, en la noche iríamos a Umbra y no me gustaría quedarme dormida allí. Mi mejor amiga también me acompañó en la siesta.Abro mis ojos por los intensos ruidos provenientes de la planta baja.
Sin muchas ganas, me pongo de pie y corro escaleras abajo para ver porque tanto alboroto. Simón y Cameron están jugando al Just Dance en la Xbox. Los miré como si estuviesen locos. ¿Que hacían los dos compitiendo en un juego de baile? Y a la hora de la siesta, par de idiotas.—Hey, hermanita, ¿Quieres jugar?
—No, gracias.
—No seas malhumorada, además tu hermano ya se cansó de perder —alardeó su amigo.
—Está bien.
Llegaba a perder contra Cameron en este tonto juego y me exiliaba del planeta Tierra.
Eligió la canción Can't Stop The Feeling de Justin Timberlake.
Pronto los pasos comenzaron a marcarse en la pantalla para que podamos copiarlos.
La puntuación se dio a conocer al finalizar la canción. Claramente, anunciándome como ganadora.
El resto de la tarde nos la pasamos enchufados a las coreografías.
Resultó más divertido de lo que pensé. Y así, la noche llegó mucho más rápido. Cenamos en el parque como de costumbre, mi papá había cocinado un pollo a la parrilla, y para mi algunas verduras asadas.En cuánto las niñas se acostaron, comenzamos a prepararnos para irnos a Umbra Beach.
Vestí unos shorts y zapatos de color negro, con un top rosa pastel que lucía mi bronceado. Me maquille bastante esta vez y planché mi cabello a la perfección. Me sentía bien, quería verme bien.
Cameron condujo hacia el club, yo viaje a su lado, en silencio. Mi hermano hablaba sobre cualquier cosa en el asiento trasero, pero sinceramente no lo escuchaba. En mi mente preparaba el discurso que le daría a Matt.Entramos rápidamente y buscamos al resto del grupo en el vip del lugar, al que teníamos acceso gracias a conocidos.
En cuanto vi a Matt los nervios se apoderaron de mi, estaba haciendo las cosas muy mal, debía hablar con él y aclarar la situación—He estado intentando llamarte toda la tarde —me dijo una vez que nos encontramos cerca.
—Lo sé, salí con mi familia y no llevé el celular.
—No es sólo eso.
—Ven un momento —le pedí, no quería hablar dónde todos podían vernos. Tomé su mano y conseguí que me siguiese hacia dónde la planta alta finalizaba.
—¿Que sucede?
—No es fácil decirlo, porqué tú me agradas demasiado —confesé— Pero debemos terminar... esto.
—¿Por qué? —no supe qué decir— la pasamos Bien juntos, hemos estado saliendo.
—Lo sé, pero esto no tiene que ver contigo, me pasan cosas con otro chico.
Me miró unos segundos como si mis ojos fueran a darle indicios de quién se trataba. Bajé la mirada algo avergonzada.
—Está bien.
—¿Está bien?
—Creí que las cosas podrían ser diferentes entre nosotros. Sé que me comporté como un idiota al principio, pero en verdad me gustabas.
—Matt...
—No Amy, déjalo así. Me alegro por ti. —respondió antes de desaparecer ante mi vista.
Me quedé en mi lugar durante unos segundos. Extrañamente, me sentía mal. Matt era un buen chico. Estos últimos días me había demostrado que estaba dispuesto a hacer lo que sea para que la pase increíble, se interesaba por mis cosas, íbamos a lugares, paseábamos en público. Y todos sabían lo que teníamos. Con Cameron era todo lo contrario.
—¿Me necesitas? —preguntó Nina.
Asentí y nos dirigimos al baño.
—Estás enamorada de Cameron, sólo hiciste lo que debías hacer.
—Estoy enojada conmigo misma.
—¿Por qué?
—Por alguna razón, pienso que Cameron no es el chico correcto.
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Secretos de verano
JugendliteraturEl verano ha llegado. Amory y su hermano se preparan para partir, como todos los años, a una pequeña ciudad llamada Kauleche cuando sus padres les dan una noticia: ambos pueden llevar una persona con ellos para hacerles la estadía menos aburrida. L...