Capítulo 2: El Comienzo

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Nueve años después...

La alarma suena a las 6:00 am. Es el ruido más infernal que podría escuchar. La desactivo con ganas de aventarla contra la pared y que vuele en mil pedazos. Sí, así soy yo, siento flojera por asistir al único lugar donde puedo sociabilizar con más personas, la Preparatoria Parkland en Allentown PA. Hago a un lado las sábanas y me siento en la cama deseando que todo sea un mal sueño y aún me quedan unas cuantas horas más por dormir. Pero no es así. El uniforme en su cercha está muy frío; odio rotundamente ese tonto corbatín. Mi mamá prepara el desayuno mientras mi papá lee el periódico tomando sorbos esporádicos de aquél café tan delicioso que solo ella puede hacer. Cada paso que doy en las gradas al dirigirme abajo a su vez es con más pereza. - ¡Buenos días hijo! ¿Tuviste una mala noche? – Mi padre siempre tratando de cuestionar mi actitud. Lo único confortante es probar el café hecho por mamá en la mañana. - ¡Gracias! Los veo luego - Es mi exclamación siempre al despedirme de ellos e irme a la preparatoria donde quizá un sinfín de aventuras me esperen.

El Sr. Vincent Burgesandler sigue al frente de su gran empresa y mi padre sigue laborando para la misma. La señora Deborah ha seguido teniendo problemas de salud en un par de ocasiones más desde aquella vez en que mi padre y el señor Vincent se hicieron amigos. Michael y Julie tienen mi edad y sí, obviamente estamos en la misma preparatoria. Es nuestro último año. Todo es emoción y adrenalina, aunque con mi actitud y comportamiento no lo parezca. Hemos pasado los últimos años haciendo travesuras y cosas de jóvenes sin pena alguna. Cada día era una nueva oportunidad para divertirnos y para conocer nuevas personas, algo que es mi prioridad.

En lo que respecta a mis estudios, siempre trato de dar lo mejor de mí. He estado en el primer lugar del cuadro de honor una vez y en las otras ocasiones he sido siempre segundo. Todo por culpa de una chica la cual ha opacado mi nombre en el podio de la grandeza, tal como lo suelo llamar, sí, es estúpido, yo lo sé. Ese nombre justo antes del mío lo llevo gravado en mi mente, y es que pertenece a la chica más linda que he visto en mi vida, Emily McFarlane. La chica de los canelones hermosos. Tiene la mejor cabellera de toda la preparatoria y la sonrisa más bella de todo el estado. La he observado desde el primer año, pero nunca he tenido el valor de establecer conversación con ella, ni siquiera un simple saludo ¡Qué frustrante! ¿No? Siempre se mantiene rodeada de sus amigas, las cuales son quizá igual de hermosas que ella. Lo juro, son las chicas más bellas que he visto en mi vida. He averiguado sus nombres, sé casi todo en lo que respecta a ellas. La primera es Anabelle Collins, la chica más popular de la escuela. Todos se mueren por tener una cita con ella. La segunda es Rachel Getz, la rubia de fuego, su cabello es tan radiante como el sol; y por último la más tímida de las cuatro, Isabel Moore, la cual en dos ocasiones ocupó el tercer lugar en mi podio de la grandeza. Lo que descubrí hace no mucho es que Julie es muy amiga de ellas, las he visto juntas en numerosas ocasiones. Pero no sé aprovechar esa ventaja de conocerla a ella para acercarme a Emily. Julie es toda una señorita centrada y dedicada a lo suyo. Mayor que Michael por nada más que tres minutos al nacer. Ella se encuentra en el mismo nivel que nosotros, pero siendo ella mujer no comparte nuestros ideales aunque siempre está al pendiente. Ella posee el exquisito talento de tocar el violín. Desde niña le apasionó y el señor Vincent la quiso agradar comprándole su primer instrumento. Todos los días el rozar de las cuerdas es ensordecedor en la mansión Burgesandler.

Michael, mi mejor amigo me contrasta rotundamente. Él es un chico bastante simpático y bien parecido, no quiero sonar raro diciendo eso pero así es. Su popularidad lo ha hecho todo un rompe corazones con las chicas de la preparatoria. Sin embargo, sus deseos son más por vivir la vida al máximo disfrutando con todos los que lo rodean. Evidentemente todas las chicas morirían también por tener una cita con él. Si creyeron que ser amigo de Michael, el chico más popular de la preparatoria sería una ventaja para mí, lo cual me facilitaría conocer chicas, se equivocaron. No entiendo por qué soy así, pero creo que soy el peor conquistador de Allentown.

Imposible OlvidarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora