Capítulo 25: Seguirás siempre presente

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El sol se asomó por la ventana. Me sentí incómodo al despertar en una cama que no fuera la mía. Antes de levantarme trataba de asimilar el evento en el que estaba inmerso.

-Buenos días Zack - Exclamó Margareth tocando la puerta de la habitación donde yo dormía.

-¡Buen día señora McFarlane, en seguida salgo.

-El desayuno está listo.

Margareth no dejaba de llenarme de atenciones. Los cuatro desayunamos juntos esa vez. Para mí era incómodo tanto como para Emily. Travis trataba de sociabilizar conmigo preguntando acerca de mi trabajo, estudios, pasatiempos y deportes favoritos.

-Julie y Clayton llegarán pronto - Dije refiriéndome a Emily.

-¿Qué? ¿Es en serio?

-Sí. No te lo dije, pero vine con ellos ayer.

-¿Dónde están?

-Pasaron la noche en un hotel. Ellos también querían verte.

Emily no sabía cómo reaccionaría al ver a Julie después de tanto tiempo. Después de haberse ido de Allentown sin informarle nada. En los últimos días, Julie había sido la amiga incondicional que ella creyó tener en alguien más.

Travis salió a hacer sus actividades rutinarias. Para Margareth era un consuelo contar con mi presencia en la casa, ya que Emily muy posiblemente estaba en fecha. Dolores repentinos causaban molestias en ella, algo que se había hecho ya muy recurrente.

Emily salió al patio trasero a tomar un poco de aire fresco. Ahí contemplaba el pequeño jardín que su madre había sembrado. Su cabeza era un mar de pensamientos, eran muchos sentimientos encontrados al haberme visto de nuevo. Estaba consternada y no sabía qué hacer al respecto. Yo la vi por la ventana, la contemplé desde ahí por unos minutos y después quise acercarme a ella.

-¿Cómo estás?

-Consternada... y mucho.

-¿Le dirás la verdad a Travis?

-Ahora mismo no lo sé. Me siento tan mal por él...

-No tienes que hacerlo - Respondí con semblante triste.

-¿Qué dices?

-Él ha estado al pendiente de ti en todos estos meses, mientras yo estaba lejos. Él tiene todos los derechos ahora. No sería justo.

-¿Todavía me amas? - Preguntó Emily sosteniéndome la mirada.

Yo no tenía por qué dudar o pensar la respuesta. Como sea que hayan pasado las cosas, Emily seguía siendo el amor de mi vida. Un amor que nunca pudo establecerse formalmente por las situaciones que ya hemos conocido.

-¡Claro que te amo, Emily! Con todo mi corazón... Haz sido siempre la mujer de mi vida.

Ella no pudo resistir más e inmediatamente se acercó más y me besó tan apasionadamente como aquella noche. Obviamente yo le correspondí, había estado esperando este momento durante todo ese tiempo que pasé sin saber nada de ella. Era notable que el deseo de cada uno fuera estar en los brazos del otro. Todo fue tan rápido que ninguno de los dos pensó en que probablemente alguien nos podría ver. Pero al parecer las barreras seguían ocultando nuestro amor mutuo; Travis llegó a la casa y al pasar por la sala, nos vio desde la ventana.

-¡Pero qué rayos! ¿Qué están haciendo?

Los dos desunimos nuestros labios y una cara de susto nos invadió.

-Repito... ¡¿Qué está pasando aquí?! - Exclamó de forma airada un enfurecido.

-¡Travis, puedo explicarlo! - Respondió Emily.

Imposible OlvidarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora