Capítulo 19: Viviendo un sueño

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Emily comenzó la Universidad, ya recuperada del todo. En su salón de clases eran alrededor de 150 personas o más, recibían clases en un auditorio y no conocía a nadie. Yo la veía siempre. Al pasar de las semanas empezó a verme de lejos. Me reconoció de inmediato y al no haberme visto en las últimas dos semanas no se imaginaba que yo estuviera estudiando en la misma universidad del Estado. Yo, como siempre era muy callado y me la pasaba solo. Al punto en que al terminar las clases me iba a casa rápidamente sin socializar con nadie, ¡vaya avance el mío! Admito que yo tampoco imaginaba que Emily estuviera en la misma institución.

Finalmente el reencuentro sucedió. Yo me encontraba en el campus sentado bajo el árbol más frondoso de ese lugar. Tal y como ocurrió aquella noche en la casa de Michael, en Northapton. Emily se acercó por detrás y me cubrió los ojos con sus manos haciendo que yo tratara de adivinar quién era. Me sentí consternado y no me atrevía a mencionar algún nombre debido a que no tenía ninguna persona conocida en los alrededores del lugar. Pero al voltear y ver a Emily fue como el mejor regalo que nunca antes tuve. Me reí al saber de todo el tiempo que llevaba ignorando la presencia de ella en la universidad.

—¿Emily? ¿Estoy soñando?

A Emily le causó gracia su comentario y respondió:

—Noo, qué gracioso... Pero yo también me preguntaba lo mismo.

—En verdad estoy sorprendido, ¡Qué gusto que estés aquí! Somos compañeros.

— Así es. Pero... me has abandonado, ya no me has visitado. Nunca me dijiste que estudiarías aquí ¿Por qué?

En los últimos días había tratado de alejarme un poco de Emily. Era lo que menos quería, pero sentía que me estaba atando y el remordimiento me mataba. —Había estado ocupado y creí que tú no estudiarías si no hasta el próximo año, así que por eso nunca te lo mencioné. Pero ahora que te veo aquí frente a mí, soy el ser más feliz de este lugar.

—Entonces... ¿Te alegra verme, Zack?

—¡Por supuesto! Eso no lo debes preguntar...

********

Al parecer, una gran etapa se venía para ambos. Estudiar en la misma universidad nos garantizaba poder vernos todos los días. Para nadie era un secreto que Emily empezaba a sentir atracción por mí. Ella notaba mis sentimientos y mi forma de ser le agradaba. Siempre le demostré ser alguien con quien siempre podría contar y siempre querría estar a su lado. Así que un mismo sentimiento nos iba uniendo cada vez más.

Quedamos en salir en repetidas ocasiones después de aquel reencuentro en la universidad. Nada extravagante, todo sencillo. Íbamos por un helado, caminábamos en el campus, hablábamos de cosas, a veces sin sentido. Yo no era muy bueno sacando conversaciones pero cuando lo hacía trataba de ser divertido y simpático. Siempre trataba de sacarle su mejor sonrisa. La pasábamos de maravilla los dos.

Ambos ya sabíamos sobre la boda de Clayton y Julie, la cual estaba próxima. Pero uno no sabía que el otro ya se había enterado. Así que fue un tema de conversación que nos detuvo.

— ¿Te enteraste que Clayton y Julie se casarán? — Preguntó Emily.

— ¡Ah sí! De hecho eso te tenía que preguntar. Finalmente Clayton se decidió.

—Hacen bonita pareja... Además los dos siempre se han querido. Desde la preparatoria.

— Sí. La verdad ya es tiempo. Ojalá todo les salga bien.

— ¿Tu irás, verdad?— Preguntó Emily.

— Creo que sí— Respondí —El señor Vincent invitó a mis padres y supongo que ellos deben llevar al niño de la casa con ellos— Agregué de manera graciosa.

Emily al enterarse quiso lanzar una indirecta.

—¿Sabías que a las bodas los invitados suelen ir con pareja?

—Mmmm... Creo que lo he visto en las novelas— Respondí nuevamente en tono de broma.

A Emily le causó gracia la manera quizá un poco sarcástica en la que respondía.

—Pues es cierto, las personas que van solas a una boda toman el papel de rechazados.

— ¿En serio?

— ¡Desde luego! Y yo aún no tengo pareja. Yo seré una de ellas.

Entendí su punto. Sabía que era más que claro que ella quería que yo fuera su pareja en la boda. Pero quise seguir haciéndome el desconcertado.

—¡Woow! Pues yo tampoco tengo pareja, así que seríamos dos los rechazados ¿Puedes creerlo?

—En verdad es trágico... Imagínate adquirir ese papel en la boda de nuestros amigos.

En ese momento sonreí y finalmente quise poner seriedad en la conversación.

—Entonces... ¿Me haría el honor de ir conmigo, señorita McFarlane?

Emily también sonrió, se sonrojó y respondió —Creí que nunca me lo iba a pedir señor Dinkelman... ¡Claro que iría con usted!

Los dos sabíamos lo que queríamos. Iríamos acompañados el uno al otro a la boda de Clayton y Julie. Para mi ese era un sueño. Finalmente estaba viviendo lo que antes era únicamente una fantasía...

Imposible OlvidarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora