Capítulo 17: ¿Aceptas?

44 8 0
                                    


En casa de los Burgesandler, Julie se preparaba para lucir sus mejores galas. Clayton había quedado en recogerla para ir a cenar a un refinado lugar. La relación amorosa entre ambos cada vez se hacía más sólida. Clayton fue siempre el más serio, recto y dedicado de los amigos legítimos de infancia entre Michael y Jacoby. Ahora ya era un adulto con responsabilidades y podía presumir tener un excelente empleo. Al finalizar la preparatoria ya era novio de Julie y ella le propuso que su padre, Vincent, le podía ayudar si quería un empleo en BGroup. Pero a Clayton no le pareció la idea, no quería que su futuro suegro fuera su jefe, no quería depender de él si quería consolidar su relación con Julie. Nunca se sentiría satisfecho si no salía adelante con sus propios medios y no se sentiría bien con un empleo si no lo conseguía él mismo. Así que cumplió su cometido y había conseguido un excelente empleo en una empresa de autos deportivos, lo cual lo mantenía muy ocupado siempre, pero no lo suficiente como para no dedicar tiempo a la mujer que amaba.

Así es que cayó la noche y Clayton llegó a la mansión Burgesandler.

—¡Ya vine amor! ¿Estás lista?

—¡Un minuto cariño, en seguida bajo!— Respondió Julie desde arriba.

Como marca irónicamente la naturaleza de la vida, Julie tardaba más de la cuenta y hacía esperar a Clayton, quien con las manos en los bolsillos daba vueltas en la sala observando una y otra vez los cuadros colgados de obras de arte pintadas por diferentes artistas. Vincent sentía una gran pasión por el arte, aunque para Clayton nada más eran garabatos que a su criterio no valdrían pero ni las "gracias".

Era Deborah la que tenía que bajar a entretenerlo mientras Julie terminaba de alistarse. Conversaban para hacer correr los minutos. Lo cual a Clayton le encantaba, ya que le tenía un gran aprecio a la madre de su amada.

—¿Crees que algún día te acostumbrarás a la espera?— cuestionaba sonriendo en son de broma refiriéndose a la espera que Julie le hacía tener que aguantar.

— Ammm... solamente no le tengo que reprochar nada para tenerla feliz, usted sabe— respondía Clayton correspondiendo a la manera de bromear de Deborah.

— ¡Estoy lista! ¿Nos vamos? — Julie bajaba las gradas. Lucía hermosa, ésa era la recompensa para Clayton tras la espera.

—¡Claro! — Respondió sacudiendo la cabeza para quitarse el asombro de verla así, se puso de pie de inmediato para apreciarla mejor — En verdad... te ves hermosa Julie— Agregó.

— ¡Gracias amor! Harás que me sonroje.

— Bueno Deborah nos vamos. No se preocupe, su hija estará en buenas manos.

¾ Está bien chicos, con cuidado.

De inmediato partieron los dos. Clayton tenía un plan, en el que había estado pensando ya hacía vario tiempo atrás. Estaba felíz, se sentía seguro, pero en el fondo estaba nervioso.

Al llegar al lugar planeado una mesa reservada en el fondo de ese moderno restaurante los esperaba. Con iluminación nada más proveniente de unas velas, a sugerencia de él. Sin duda esa velada estaba planeada para ser la más romántica de todas, justo como él lo deseaba.

Durante la cena conversaban de la manera más augusta y disfrutando de unos deliciosos manjares. Al terminar de comer, Clayton se veía ansioso y Julie inmediatamente lo notó y quiso indagar.

—¿Sucede algo Clayton? Luces nervioso.

— ¿Nervioso yo? ¡No, para nada! No estoy nervioso, pero sí sucede algo y quiero decírtelo.

— Entonces dime, soy toda oídos.

Clayton no sabía por dónde empezar, sudaba helado y se aflojaba el nudo de la corbata para tener más alivio, en verdad lucía nervioso.

—Julie... creo que ya es tiempo.

— ¿Tiempo de qué, cariño?

Sacó un gran suspiro y dijo — Julie... no te imaginas lo obsesionado que estoy contigo. Te amo y eres lo más hermoso que jamás haya visto en mi vida. Eres el combustible que mi alma necesita todos los días para sentirme vivo. Sin ti... siento que no existo y esta noche tan especial quería proponerte algo... — En acto seguido la tomó de la mano. Parecía que el momento de la verdad había llegado. Ahora Julie lucía nerviosa, la piel se le erizó, su mirada se estremeció al escuchar aquellas bellas palabras dichas por Clayton. En el fondo sabía a dónde iba a llegar con su insinuación. Sin duda ella estaba más nerviosa que él. El corazón de Clayton latió fuerte en ese instante, no sabía cuál iba a ser la reacción de Julie.

—Señorita Burgesandler... ¿Me haría el honor de ser mi esposa?— Expresó sin más preámbulos.

Una lágrima de emoción cayó por su mejilla, su impresión era notable. Estaba más que nerviosa y no salía de su asombro. Se inmutó por un momento meditando cada palabra antes pronunciada por él. Pero en el fondo sabía que no tenía por qué plantear más su respuesta. Clayton era el hombre de su vida, él había estado junto a ella en todo memento desde hace mucho tiempo, prácticamente desde niños, cuando indirectamente él trataba de enamorarla pero ella solo lo tomaba como un simple juego de niños. Ahora sabía que era la realidad.

—Clayton... Me has hecho la mujer más feliz del mundo en todo este tiempo que hemos estado juntos. ¡Claro que quiero ser tu esposa!— Exclamó aún secándose las lágrimas de la emoción.

Clayton en ese momento tomó un suspiro enorme, ya todo estaba consumado, su plan había tenido éxito. La tomó nuevamente de la mano y sacó del bolsillo de su saco una cajetilla donde el anillo de compromiso estaba. Hizo que ella abriera la tapa, luego él sacó la sortija y se la colocó en el dedo; besó su mano y con la mejor sonrisa pronunció una sola palabra...

—¡Gracias!

Julie se había comprometido con Clayton a unir sus vidas para siempre. Ella no tenía duda alguna en pensar e imaginarse una vida junto a él. Definitivamente estaba convencida en que Clayton era el amor de su vida y el hombre con quien compartiría los mejores años de la misma.

Imposible OlvidarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora