—¡Vamos Blake, que no estás aquí solo para venir a pensar y no hacer nada!
— Lo siento señor Bradley... Es que...
— ¿Qué sucede Blake? Has estado muy pensativo los últimos días. ¿Sucedió algo?
— No... Bueno... Sí... He estado pensando en algo que no me deja tranquilo...
— Pues cuéntame. A lo mejor te puedo ayudar.
—Pues... se trata de una chica.
— Ahh, debí imaginar que esos suspiros eran por una mujer.
— Pero no es lo que usted cree señor Bradley. Hace tiempo una chica vino a la biblioteca. Era una chica verdaderamente hermosa. Se sentaba siempre en la misma mesa; ésa de allá en la esquina. Pasaba horas y horas leyendo libro tras libro, venía casi todos los días. La conocí personalmente a ella y a una amiga que la acompañaba en ocasiones. Quise ser su amigo, pero ella tenía un novio, bastante celoso por cierto. En un par de ocasiones hubo inconvenientes conmigo cuando él pasaba a recogerla. Hasta que un día coincidí con ella en un lugar. Yo quise saludarla pero nunca pasó por mi cabeza que su novio estaría ahí, así que cuando yo me acerqué y la saludé, él llegó y hubo un percance pequeño. Él se puso furioso y la tomó a ella de la mano y salieron de aquel lugar. Luego me sentí arrepentido de haberme acercado a ella, su novio era muy impulsivo y supuse que le reclamaría. Desde ese día no he sabido más de ella. Voy a su casa en las noches al salir de aquí para tratar de encontrarla, pero nunca encuentro a nadie. He preguntado en las casas de junto si se han mudado, pero me dicen que siguen viviendo ahí. No sé qué hacer señor Bradley, quisiera saber cómo está. Ya jamás vino a la biblioteca y no he podido localizarla en su casa, no tengo su teléfono ni nada de ella. No sé si sea de mi incumbencia, pero esta intriga no me deja tranquilo.
El señor Bradley al escuchar el discurso de Blake frotaba su barba en actitud pensativa.
—Creo que estás acarreando penas que no tienen nada que ver contigo Blake. Si no has sabido nada de la chica significa que está bien, ya que las malas noticias son las primeras que salen al aire.
—Pero eso solamente pasa cuando conoces todo sobre esa persona y yo no conozco a nadie más cercano a ella.
— Da lo mismo, de igual manera no debes preocuparte tanto. Imagina que ella es felíz, que aquel día y todos los demás en los cuales ella vino a la biblioteca fueron nada más que coincidencia. Ella solamente era un lector más...
— Tiene razón señor Bradley, soy un tonto al preocuparme así. Tal vez ella hasta ya contrajo matrimonio con aquél tipo.
Así es como discutían ambos, entre jefe y empleado. El señor Bradley ya era un hombre viejo. Su nieta Beth, trabajaba también en aquella biblioteca y era la que se mantenía al pendiente de su salud.
— Señor Bradley ¿Ya fue a su chequeo médico de esta semana?— Preguntó ella. El señor Bradley no quería que ella lo llamara "abuelo" al estar en la biblioteca.
— ¡No Beth! ¡Aún no me muero!
— ¿Seguirás siendo así de testarudo abuelo?
— ¡No me llames abuelo aquí, Beth!
— Está bien "señor Bradley", pero su cita con el doctor Chen está lista.
— ¡Odio los hospitales! En especial a esas enfermeras con sus agujas venenosas .
— ¡Por favor señor Bradley! No me diga que le teme a las agujas... —Exclamó Blacke.
— ¡Es a lo que en toda mi vida le he temido!
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Imposible Olvidar
RomancePara Zack Dinkelman, un chico tímido y sin habilidad alguna para sociabilizar, es una difícil tarea confesar su atracción por Emily; la chica que lleva amando en total secreto desde la preparatoria. Su mayor problema y muralla es conservar la amista...