—¡Hola Emily! es un gusto verte despierta
Al día siguiente, yo me apresuré para estar nuevamente en el hospital. Emily estaba ya consciente y aunque no podía hablar, sus ojos se mantenían abiertos observando alrededor de la habitación. Sus ojos se humedecen cada vez que ve a alguien junto a ella. Su recuperación está yendo más rápido de lo que los doctores habían previsto. Todos sus amigos llegan a visitarla con mucho más gusto; Julie, Isabel, Clayton y demás ex compañeros de preparatoria. Incluso Jacoby ha hecho tiempo en su ahora ocupada vida para visitarla. Pero ni el más mínimo rastro de Anabelle. La amiga con la que compartía la mayor parte de sus aventuras, alegrías y tristezas la había abandonado. Todos se daban cuenta de su arrogancia y se preguntaban qué es lo que le pasaba, por qué ese cambio tan drástico de actitud.
Pero la vida seguía y finalmente Emily regresó a casa. Fue dada de alta y después de muchos días volvió a su hogar. En su habitación, sus amigas habían tomado la iniciativa de hacer decoraciones con globos y carteles que reflejaban la alegría de volver a verla, sobre todo, verla consciente después de interminables días de angustia.
Yo siempre estaba en compañía de ella, pero algo que era especial para mí es que era a petición de ella misma. Esto a mí me ha llenado de gusto, sin duda, aunque quizá me impida realizar labores propias... Aunque admito que eso ya no me importa. Me he vuelto en la mano derecha de Margareth en los cuidados que ella debe tener con su hija. Me dedico a estar pendiente de llevarle la comida a su habitación y de ser su apoyo para cuando ella necesita movilizarse.
En las noches ella me pedía que me quedara cerca, no quería que yo me marchara. Yo sabía que quizá eso no era lo correcto, pero estando ella en esas condiciones era como un bebé al cual no se le podía negar nada. Incluso Margareth no ponía barreras, a ella todo le parecía bien. Ella había notado la conexión que me unía con su hija y hasta me llegó a querer como a un miembro de su familia.
Emily sufria de pesadillas muy a menudo, por las noches gritaba y lloraba. Los doctores opinaban que todo era motivado por las secuelas del accidente. Ella tenía visiones de ello en sus sueños y seguramente revivía el trágico hecho de aquella noche. Margareth y Richard se habían dado cuenta que Emily lucía felíz y dormía más tranquila cuando yo custodiaba su sueño. Las pesadillas no aparecían cuando me quedaba a dormir en su habitación. Yo me quedaba en una colchoneta abajo, a un lado de la cama de Emily. Con el pasar de los días hablábamos mutuamente preguntándonos cómo habíamos pasado el día. Así fue como poco a poco sosteníamos conversaciones cada vez más fluidas. Eso ocurría casi todas las noches hasta que ella quedaba profundamente dormida. Yo mientras, meditaba, acostado y con las manos hacia atrás sosteniendo mi cabeza. Me cuestionaba a mí mismo sobre si era correcto lo que estaba haciendo. Pero sólo tenía un propósito, el cual era estar con Emily el tiempo que fuera necesario para verla totalmente recuperada. Para verla de pie y contemplar la belleza sin igual que la caracterizaba. Ver erguida a esa chica tan blanca y llena de vida.
Emily fue sometida a varias terapias que le ayudarían a volver a caminar como antes. Un par de meses transcurrieron para que pudiera caminar de nuevo y aparentar ser la chica jovial y llena de vida como antes lo fue. Todos, incluso los doctores quedaban impresionados del progreso en su recuperación. No encontraban otra palabra para describir eso más que... un verdadero milagro.
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Imposible Olvidar
RomancePara Zack Dinkelman, un chico tímido y sin habilidad alguna para sociabilizar, es una difícil tarea confesar su atracción por Emily; la chica que lleva amando en total secreto desde la preparatoria. Su mayor problema y muralla es conservar la amista...