Capítulo 22: Dura despedida

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La tarde estaba nublada, el viento soplaba levantando las hojas caídas del suelo

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La tarde estaba nublada, el viento soplaba levantando las hojas caídas del suelo. Los truenos en el cielo alertaban a todos que la lluvia estaba próxima. Trajes, sombrillas, sombreros y bufandas negras adornaban a las personas que se hacían presentes en el cementerio. Protagonizaban lágrimas, llantos y gritos suplicando que todo fuera un sueño, cuestionando lo acontecido. Así se vivía el funeral de Michael. Los señores Burgesandler estaban partidos tratando de explicarse el por qué había sucedido tal acontecimiento brutal. Deborah estaba completamente destrozada y preocupaba a su esposo y demás familia con lo mal que la estaba pasando al estar enterados de los quebrantos de salud que la han acompañado siempre.

—¡¿Por qué?! ¡Devuélvanme a mi hijo!

El llanto y los gritos de Deborah eran ensordecedores para los demás, quienes también sufrían por la muerte de Michael. En especial yo, no mostrando lágrima alguna pero mi expresión evidenciaba el sufrimiento que en el fondo sentía. Mi mirada estaba fija en el féretro y mis ojos humedecidos y cristalizados. Nadie podía imaginar lo que estaba sintiendo en esos momentos.

Todos se hicieron presentes para el entierro, familiares y amigos. Emily también fue acompañada de su madre, las dos querían mostrar su apoyo a los Burgesandler con su presencia. Emily lloraba, pero su llanto era causado en mayor parte por ver destrozados a sus amigos, sentía en el fondo una tristeza por la muerte de Michael, pero al parecer el accidente le hizo olvidar el amor que sentía por él. Ahora sentía que era su turno de mostrarme su cariño y apoyo para superar esto. Ella tenía muy en claro la hermandad que nos había unido a Michael y a mi durante tantos años.

El día se había tornado como una verdadera pesadilla, pero por desgracia para muchos, era una completa realidad. Evidentemente Julie era una de las más afectadas, quien lloraba en brazos de su madre. Absolutamente todos asistieron, sin excepción alguna. Clayton, Jacoby, Isabel, etc. Anabelle también asistió, quien prefería mantenerse apartada de los demás amigos. En el fondo la culpa también sentía culpa, pero sabía que si le había ofrecido su ayuda a Michael era para que los dos se fueran a formar otra vida lejos. Ella también lloraba, el haber perdido para siempre al que fue su amor casi imposible durante tanto tiempo la estaba matando y por ello se retiró rápido del lugar. Tenía que seguir con su carrera, tenía que seguir con su vida, ahora sí, lejos de Allentown y sin ningún motivo para regresar.

Después de unos minutos se procedió a bajar el ataúd para despedir por siempre a quien yacía dentro. Ese momento hizo explotar de tristeza a muchos. Deborah no soportó y cayó en un profundo desmayo. Vincent y Julie se preocuparon y ahora tenían que lidiar con lo triste de la situación y por ver que Deborah estuviera bien. Yo tampoco pude con lo duro de la situación, así quise retirarme del lugar.

—¿A dónde vas hijo?— Preguntó Bob

—Lo siento, no puedo — Respondí esta vez sí, secándose las lágrimas.

Ya no podía estar ahí, necesitaba despejar mi mente y tratar de tranquilizarse un poco, estaba destrozado, no podía más. Sentía que yo era el culpable de lo que a Michael le pasó. Era un sentimiento de culpa que sabía que me perseguiría por el resto de mi vida impidiéndome ser feliz. Mientras caminaba sin rumbo fijo solamente para alejarme del lugar, a mi cabeza venían recuerdos de cuando éramos niños y jugábamos los dos a las escondidas o pasando horas en los videojuegos. El recuerdo de Michael estaría presente siempre en mi mente. Los árboles se habían convertido en mi mayor consuelo en momentos de soledad así que encontré el más frondoso el cual me protegería de la lluvia que se estaba haciendo presente y me quedé ahí sentado mirando el pasto que se estremecía con la caída de las gotas de lluvia. En ese lugar permanecí durante horas. El sepelio terminó dejando a todos impactados y a algunos sin razón quizá para seguir viviendo.

Imposible OlvidarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora