Capítulo 3: Grata compañía

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Emily y Michael habían llegado a la azotea de la casa. Conversaban de la manera más augusta compartiendo gustos y riendo de sus anécdotas. Las estrellas del cielo eran los únicos testigos de aquella grata conversación entre estos jóvenes. Bastaba con ver la sonrisa de cada uno al decir cada palabra. Sin duda era la mejor velada que habían tenido en mucho tiempo.

— ¿Has vivido siempre aquí en Allentown? — preguntó Michael.

— ¡Sí! ¡He vivido aquí desde que tengo memoria!

— ¡Y supongo que vives con tus padres!

— Vivo con mi madre y mi padrastro — respondió Emily volteando la mirada.

Michael no quiso indagar acerca del por qué vivía con su padrastro. Él no quería que nada triste invadiera esa conversación tan especial que estaba surgiendo entre los dos.

— ¡Oye, la fiesta ha de estar muy buena allá abajo! — exclamó apurada Emily ¡Supongo que los invitados han de estar preguntando por ti! — agregó.

— ¡Mmmmm! ¿Sabes? ¡No me importa ya la fiesta ni quienes más lleguen, porque tú ya estás aquí! — dijo Michael fijando su mirada en el rostro de Emily.

— ¿Y eso por qué? — preguntó Emily sonrojada y agachando la mirada.

— ¡Porque organicé la fiesta sólo para que tú vinieras Emily! - respondió Michael tomándola de las manos. ¡Qué buen improvisador resultó!

Inmediatamente algo se encendió dentro de Emily. Inevitable fue para ella no sentir algo por Michael en ese momento. Ella se había cautivado ya por los encantos de aquel simpático, caballeroso y apuesto chico. Al parecer, el amor estaba tocando a su puerta.

—¡Eres hermosa Emily! — expresó Michael tomándola de la cintura y dejándose llevar los dos, se unieron en un profundo beso. En ese momento era obvio pensar en que Emily y Michael habían entrelazado sentimientos.

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Por mi parte, yo entraba a casa bajo la sorpresa de mis padres ante tal acto. - ¿Tan rápido terminó la fiesta hijo?- preguntó mi madre

—¡Sí mamá, ya terminó!- respondí colocando mi chaqueta en el perchero e inmediatamente me dirigí hacia mi habitación.

—¿Quieres que te prepare algo de comer?

—¡No mamá! Estoy bien, solo quiero dormir...

Mi madre me conocía muy bien y sin duda notó en mi expresión que algo me ocurría. Pero hasta a mí me sorprendía que no quisiera indagar nada al respecto. Ella siempre ha parecido una Sherlock Holmes al investigar el por qué de las penas de alguno de nosotros, bueno, es decir, de mi padre y de mi persona.

—¿Hijo estás bien? Dime ¿Qué ocurrió? — preguntó ya un poco preocupada.

—¡Nada mamá! En serio ¡Todo está bien! — respondí desde mi cuarto ubicado en el segundo nivel, después de eso ya no quise bajar ni pronunciar palabra alguna.

Quizá era la frustración la que me invadía en ese momento. Gracias a mi impotencia y a mi falta de actitud nunca pude dirigirme a esa chica. Después de ver esa escena supe definitivamente que Michael se encontraba en la misma situación que yo. Pero para mi desventaja, Michael era el chico más popular de la preparatoria y con su personalidad, es capaz de enamorar a cualquier mujer en esta tierra. ¿Debía competir con mi mejor amigo? Ahora mismo yo no sé la respuesta.

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Era evidente que Michael y Emily habían unido sus sentimientos en aquella azotea. Emily se sentía más atraída por Michael al haberse dejado llevar en ese momento.

Imposible OlvidarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora