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Febrero, 2021.

Hoy era el gran día. Como siempre me desperté con prisas y corriendo a pesar de que ese día tenía que levantarme más temprano de lo normal —gracias a Dios Youngmi me despertó cuando había terminado de desayunar— pero bueno, era parte de la normalidad de Kim Haneul. Tomé la ropa poniéndomela con rapidez con una mano mientras que con la otra empecé a peinar mi pelo con una agilidad bastante buena que había adquirido con el tiempo de práctica. Me coloqué los zapatos mientras me aseguraba de que me llevaba todo aquello que era mío ya que no volvería a este lugar nunca más, cosa que me entristeció por un instante.

Dejé de arreglarme el pelo observando aquella habitación. Miles de imágenes vinieron a mi mente; luchas de almohadas, historias de chicas, maquillaje, peinados, videojuegos, juegos de mesa... Y muchos otros recuerdos que las cuatro vivimos en aquella habitación compartida con una especie de literas bastante chulas. Sonreí sabiendo que, aunque iba a echar de menos ese lugar, era el gran día para volver a mi lugar correspondiente. Tomé la mochila con mis cosas y salí de allí.

—¡Unnie! —Oí sollozar a Hyoseon mientras abrazaba con fuerza a Youngmi. Debía de ser duro para ella despedirse de sus mayores quedándose sola y con nuevas compañeras a las que seguramente ni conocía.

—Pequeña, sabes que cuidaré de ti esté donde esté, es más, intentaré venir a verte de vez en cuando, ¿eh? —La animó provocando que ella sonriera como una niña pequeña adorable. Youngmi apretó sus mejillas con una gran sonrisa—. Prométeme que te portarás bien.

—¡Lo haré! —Dijo con los ojos rojos de llorar llevándose una mano a la frente realizando un saludo militar al que reír. Al oírme, giró a mirar y de nuevo un puchero se formó en sus labios—. ¡Hannie!

Por un rato estuve abrazada a ella —incluso me hizo llorar— disfrutando los últimos momentos juntas, recordándome lo mucho que iba a echar de menos a esa maknae que tanto me hacía reír y me alegraba los días. Salimos de allí una vez Sunhee se despidió de ella, nos esperaba un largo camino hasta el aeropuerto de Incheon por lo que aún no me encontraba nerviosa. Youngmi tomó mi mano para apretarla y dedicarme una sonrisa tranquilizadora.

—¿Cómo te encuentras? —Murmuró solo para que yo pudiera oírlo. Me encogí de brazos, aparentemente no parecía estar nerviosa pero, las veces que fui al baño y la sed que tenía indicaban lo contrario.

—Creo que un poco nerviosa —admití antes de que el profesor se acercara a nosotros con una sonrisa. Debía de admitir que iba a echar de menos todo lo que había en Seúl.

—Bueno niños, después de casi cuatro años, nos encontramos en la vuelta de nuevo a Busan, ¿os ha gustado la experiencia? ¿Os habéis arrepentido de venir?

Casi que parecía que esas preguntas eran diseñadas para mí. Me había encantado la experiencia porque, era lo que de verdad quería estudiar y, conocer a todos esos niños y aprender a como cuidarlos desarrollando su mente mediante los juegos, los dibujos y otras cosas que nos habían enseñado, era realmente gratificante. En cuanto a lo segundo, a pesar de todo lo que había dejado detrás, mi familia, mis amigos, a mi novio... Nunca me arrepentiría de haber venido y cumplir mis sueños porque, realmente, sentía que había conseguido algo en mi vida que marcaría mi futuro.

—Seguramente echáis de menos a vuestros seres queridos, ¡en cuatro horas los veremos! —Exclamó con felicidad y una gran sonrisa en sus labios. Otro profesor se acercó a su lado indicándole algo.

Pronto nos subimos al autobús que nos llevaría al aeropuerto para después esperar como una hora para subirnos al avión, si no me equivoco y el vuelo va bien de tiempo, serían como unas dos horas y media hasta llegar a Busan. Sabía que iba a ser un viaje cansado pero, sentía tanta emoción en mi interior que era casi imposible que me cansara de ese viaje, es más, estaba ansiosa de que pasaran todas las horas con rapidez para llegar.

Remember Him ↠ Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora