❀ incluso a kilómetros de ti, mi mente ni mi cuerpo pueden olvidar todo lo que me hiciste sentir y todo lo que esta recuerda. Aún estando a kilómetros y habiendo pasado tantos años, mi corazón jamás podría dejar de quererte.
⌜ punto de...
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Febrero, 2021.
Estaba nerviosa, más que en cualquier otra situación que hubiera tenido un sentimiento similar. Las pulsaciones las tenía a mil por segundo y, era difícil de controlar el temblor de mis piernas a medida que avanzaba cada piso en aquel ascensor. Ya no había vuelta atrás y, era el momento de acabar con el pasado de una vez por todas. Sabía que era nuestro momento de ser felices para siempre, de cumplir mi sueño de nunca dejarle atrás.
Con dificultad avisé a Jungkook de que estaba apunto de llegar. Guardé mi móvil en el bolso esperando a la llegada a piso. Al llegar a mi destino, esperé a que las puertas del ascensor se abrieran para acercarme a la del piso que compartía con Jimin. Respiré hondo intentando relajarme antes del intenso momento que llegaría. Tenía que confiar en mí, en que nada malo iba a suceder. Toqué suavemente la puerta y él abrió enseguida como si llevara esperando detrás de la puerta hasta mi llegada.
—Hola, Kookie —saludé. Agachó su cuerpo para abrazarme una vez que cerró la puerta detrás de mí, dejándome pasar. Besé castamente sus labios antes de quitarme los zapatos.
—Puedes dejar el bolso ahí —me recordó y asentí. Después de eso, entramos al salón.
—¿Y los cachorros? —Pregunté preocupada buscándolos con la mirada.
—Están de paseo con Jimin —me informó—. ¿Quieres que traiga algo de beber?
—No estaría mal.
Le acompañé para ayudarle con aquello que tuviera pensado ofrecerme, además, prefería hablar con él en la cocina, Jimin podría llegar en cualquier momento y no sabía cómo terminaría todo esto y tampoco quería que Jimin nos viera de esta manera, era algo de nuestra vida privada como pareja. Podía notar la tensión en la espalda contraída de Jungkook, con esa postura que tomaba cuando algo le preocupaba y la incomodidad en el aire que respirábamos. Después de un rato observándole, me miró, quise sonreír pero no pude. Estaba más que preocupada. No quería que estuviéramos así.
—¿Y si hacemos chocolate caliente? —Pregunté en cuanto le vi abrir la puerta del frigorífico—. Hace frío.
Asintió. Sacamos los ingredientes suficientes para hacer nuestro chocolate y nos pusimos en marcha. De pronto recordé las veces en las que nos habíamos encontrado de esta manera. Por suerte no fueron muchas, somos una pareja que entiende continuamente al otro y, aunque a veces tenemos nuestras diferencias, no solemos ser de los que pelean. Por eso la inquietud de saber cómo vamos a resolverlo. Es difícil llegar y enfrentarte a la realidad, al igual que es muy difícil darse cuenta de que ya no somos unos niños que tienen la única preocupación de aprobar todo para pasar de curso y ser algo en la vida.
—Voy a sacar las pastas que tienes aquí —informé abriendo el pequeño armario. Odiaba que Jungkook siempre tuviera la manía de poner todo en las baldas más altas a las que él llegaba. Con dificultad, intenté llegar hasta la caja.
