El peor regalo

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Sus manos comenzaron a temblar apenas tuvo los resultados en mano.

«Positivo»

¿¡Qué tipo de broma de mal gusto era esa!?
Había esperado dos horas para una solución por su jaqueca constante, no para que vinieran a tomarle el pelo y decirle que ahora esperaba un bebé.

Es decir, Judai es un hombre, ¿no es verdad?
¡Un hombre no puede embarazarse! ¡Es imposible!

Salió del consultorio hecho un mar de sentimientos negativos.
Estaba decepcionado de sí.
Se odiaba en esos momentos.
Odiaba a lo que fuera que estuviese invadiendo su vientre.

Si tan sólo no hubiese acordado una cita con su dulce novio, Judai hubiese preferido ir a casa y llorar por la conmoción.

Salió del hospital y apenas tuvo que caminar un par de calles para llegar al cine en dónde su hermoso chico de ojos jade y él habían acordado verse.

Hacia mucho que no pasaban tiempo juntos, y ahora Judai se sentía fatal por echar a perder todo.

No quería ver a Johan.
¿Con qué cara le diría de esa... Esa cosa?

Compró las entradas con los ojos ya secretando unas cuantas lágrimas.

La cajera se extrañó de ver al muchacho a punto de llorar y enseguida le indagó sí se sentía bien.

El castaño asintió, desganado, e iba a empezar a formarse para comparar las rosetas de maíz, cuando, sin aviso previo, un par de manos cálidas sujetaron con mucho cariño sus caderas, dando con la yema de ambos pulgares un agradable masaje a sus glúteos.

—Te encontré, amor ~ –Susurró sensual Johan en el cuello de su chico.

No le importó que la gente los mirase, más bien, le era más impactante el hecho de haber sobrevivido cinco horas sin tener a su muchacho.

Judai apenas y respiró.

No tan pronto.
No lo esperaba en esos momentos.

Tan hundido estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta de que el muchacho le llamaba.

—¿Mi Judai?–Susurró gentil Johan, rodeando a su novio con los brazos –¿Te preocupa lo de tu jaqueca? Porque si quieres podemos venir otro día...

Pero el chico de cabellos almendra no le dejó terminar.

—N-no es nada, amor. No podemos dejar esto para luego; ¿olvidas que es nuestro aniversario?

Johan borró enseguida su sonrisa.
Ese carácter no era habitual en su muchacho carismático.

Tomó de la mano a su amante y se lo llevó lejos aún a cuesta de los reclamos de su chico.

—Johan, sueltame. Ya te dije que no tengo nada.

Se pararon en seco, antes de ingresar a un parque que lucía precioso debido al color rosado del atardecer.

—Amor, ¿es que no confías en mí?–Le dijo tristemente su novio, mientras se detenían en las afueras de dicho sitio público.

Judai bajó la mirada.

—No es eso...

Johan se quedó callado.
No le gustaba obligar a Judai a decir o hacer algo, por lo tanto esperó paciente por una respuesta e invitó a su chico a pasar.

Caminaron unos pasos hasta donde se encontraban los columpios, y ahí se balancearon un rato sin dirigirse la palabra.

La tarde era cálida y perfecta, justo como hace tres años, cuando Johan se armó de valor para invitar a salir al más pequeño.

🌸Drabbles Dark/Spiritshipping.🌸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora