¡Aprendiendo a ser padres!

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—Ni pienses que esto me hace feliz, tarado.

Determinado muchacho de cabellos azulados se revuelve estos, rodando los ojos.

—¡Ah! Al menos el sentimiento es recíproco, odioso.—Remetió el otro, metiendo ambas manos en los bolsillos de sus jeans de mezclilla negros.

En la materia de "vida en sociedad", el proyecto semestral había sido el asignarles un insípido "muñequito bebé" por cuidar.
Así tal cual.
Uno de esos frágiles cascarones a modo de bebé plástico que usualmente las niñas pequeñas pedían a Santa para obsequio de Navidad. Pero en ésta ocasión, los adolescentes del grupo debían de cuidar de uno de ellos por pareja. Así, Judai Yuki, por llegar tarde como era su costumbre cada lunes a primera hora, y Johan Anderson, por haberse levantado treinta minutos después de salir de casa, había provocado que un par de atolondrados se quedaran sin nadie más con quién cuidar al bebé.

Y lo peor de todo, para ambos, no era solo el hecho de ser la única pareja "gay" de padres... ¡Era que les había tocado con la peor de las personas que podían conocer en su vida!

Johan pensaba firmemente que el castaño era un imbécil descerebrado, sin una pizca de talento.
Mientras tanto Judai, sin ser más amable, no veía en Anderson sino más que un mediocre lame botas de los profesores.

Suspirando, ambos avanzaron con vergüenza hacia afuera del salón de clases, odiando con toda la vida a su profesora de materia.

Harto, Johan metió al bebé plástico a la mochila propia, y avanzó apenas unos pasos antes de que su "pareja" le reclamara con voz chillona.

—¡¿Qué te pasa, idiota?! Es un B E B É.
¡No puedes llevarlo en una mochila!

Rápidamente, lo sacó con cariño y un poco de delicadeza, como un padre que deja a su hijo en el piso por primera vez para gatear.

Ello sólo provocó una carcajada sonora en el europeo que poseía unos potentes ojos de despotismo bañados en jade.

—Jajajaja. ¿Me estás jodiendo, Yuki? ¡Es un "Nenuco"!

—Si. Pero es nuestro hijo.—Reprendió.—Tú deberías aprender algo de paternidad, lambiscon.

Así, las primeras semanas transcurrieron.
No fueron nada sencillas.

Con cinismo, el más alto en ocasiones decidió repartir los tiempos que pasaría cada uno con el "bebé", encajando en el otro las labores más pesadas con la excusa de él tener trabajo, cosa que no fue de agrado para el castaño asiático, que, rápidamente, sugirió que ambos pasarían el mismo tiempo con su "hijo", y estarían juntos.

De echo, su primera salida familiar fue en un parque cerca de la casa de ambos, situación que hubiese sido perfectamente pacífica de no ser por otra de sus tantas peleas.

No hace falta mencionar el estado del muñeco después de ser lanzado por Judai hacia el lago, o la cara de Johan cuando éste tuvo que sacar al portador de su "nota perfecta" de entre una parvada de gansos furiosos.

Posteriormente asistieron al cine, tratando de ver una película "apta" para la familia.
Ahí, ni Judai o Johan admitirían que salir un fin de semana a ver "Monsters University" con un tonto Nenuco había sido una gran idea.

Luego de eso, siguieron más salidas.
En casa de uno u otro, ganando la confianza de los familiares de su compañero de proyecto.

Las cosas estaban mejorando al paso de las semanas, a tal grado de que Judai y Johan a veces solían hacer quedadas en casa del otro para, simplemente, charlar un rato.

Uno descubrió que su amigo no era un "sesos vacíos", así como el restante comprendió que las notas de su compañero (y ahora amigo) realmente se debían a su gran potencial como estudiante.

Y gradualmente el paso del tiempo los fue acercando más como padres.
Eran de lo más cuidadosos con respecto a su relación de "familia", y a pesar de tener sus diferencias, algunas veces...
Por estar tan inmersos en el rol de "padres", llegaron a experimentar un par de experiencias a modo de compensación por su arduo trabajo, que iban desde tomarse de las manos estando solos, darse tiernas palmaditas en la espalda al momento de reír juntos, hasta ocasionales besos en los labios que salían esporádicamente.

Así, poco a poco esos besos se hacían más frecuentes.
Ya no lo hacían por ese hijo falso suyo.
De echo, al cabo del tiempo ya ni se acordaban del porque quedaban en la casa del otro, confundiendo la simulación de paternidad con el inicio de su inexperto noviazgo.

Al cabo, ambos terminaron reprobando la materia, por desgracia, al haber descuidado y hasta perdido a su pequeño hijo; pero no había prisa.
Al salir la profesora del aula, luego de entregarles su nota no aprobatoria, ambos se tomaron las manos por debajo de la mesa, sin preocuparse sí tendrían qué pasar después de un nuevo curso igual de ridículo como éste.

Tal vez después de ello no aprendieron un ápice de cómo carajos ser papás, pero sí que pudieron descubrir que no debían de juzgar un libro por su portada, y que los mejores momentos llegan cuando uno menos lo espera.

Judai tomó las mejillas de Johan cuando ya no hubo nadie, y se dispuso a besar con ternura a su ahora novio.
Johan acarició sus manos con amor, devolviéndole el gesto.

Habían reprobado, pero un primer recursamiento con su primer novio sería algo que definitivamente iban a gozar.

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