🌸Drabbles Dark/Spiritshipping.🌸

Canela

A veces suelen decir que las mejores cosas requieren de dedicación y tiempo, pues llegarán sí eres paciente.

Aquella frase ya tenía al pobre Jehu exasperado, harto y hasta ofuscado.
Es decir, ¿¿cuánto más debía de esperar para que su novio le diera luz verde en cuanto al matrimonio??

El muchacho de preciosos orbes ámbar suspiró, ajustándose la corbata mientras llegaba recién a la bonita casa que compartía con su lindo novio Haou, con quién ya llevaba 5 años de relación.

El muchacho no podía esperar, ¡ya lo tenía todo!
La aprobación de sus conocidos, el amor de su castaño, ¡incluso una casa linda y un empleo de lujo!
Todo, excepto la mano de aquel con quién planeaba compartir su vida.

Apenas entró a su hogar, pasando por la cocina, el atractivo hombre de 26 años hizo una retrospectiva de cuantas veces el de ojos dorados había rechazado ser su marido: La vez de su cumpleaños, sus vacaciones en la playa, aquel festival de año nuevo...
¡Sumadas hacían 7 rechazos!

Pero el joven de azulados cabellos no se daría por vencido, y esa noche sería un encuentro que su pareja no podría olvidar jamás.
Se puso un mandil, se lavó las manos, y entonces se concentró en hacer el pastel de manzana con canela más rico del mundo, el cuál dentro de sí ocultaría el anillo de bodas que planeaba entregarle a su hermoso muchacho.

Entonces aprovechó que su pareja hoy llegaría tarde gracias a una reunión de su trabajo para preparar la velada más hermosa y única de toda su vida.

* * *

Cuando las once y media marcaban ya en el reloj, un hombre maduro y de suma belleza ingresó tranquilo a su propio hogar, lugar donde las luces yacían apagadas.

Supuso entonces que su novio ya estaría dormido, pero grande fue su sorpresa al ver las luces encenderse en un tenue fulgor violeta, a su novio vestido elegante, y admirando lo bonita que estaba su casa, particularmente su sala, decorada con todo y pétalos de flores regadas.

Haou entonces levantó una ceja apenas su chico le besó la palma derecha al llegar.

—¿Y esas estupideces? –Exclamó como de costumbre: Inexpresivo.

Su amante lo condujo momentos más tarde hasta donde la sala, sin contestar, extendiendo el rico pastel de manzana enfrente suyo.
Le dio un trozo enorme en un plato, para posteriormente servirle un líquido guinda en una copa.

—Espero lo disfrutes mucho.

El precioso moreno de menor estatura rodó los ojos ante lo cursi que era su pareja, sin embargo, estaba emocionado, pues delante suyo había un pastel que parecía ser muy apetecible.

Apenas dio una mordida, ni cinco segundos pasaron cuando nuestro lindo Haou comenzó a respirar extrañamente, como sí el aire le faltase.

Exaltado, su pareja pensó que le estaría gastando una broma pesada, pero los colores se le vinieron al rostro apenas vio que el otro estaba teniendo leves convulsiones y trataba de preguntarle algo al momento en que quería mantenerse de pie.

Desesperado, Jehu llamó a emergencias mientras trataba de que su muchacho respirara con normalidad.

Por fortuna, la ambulancia llegó a tiempo para controlar la situación, aunque tuvieron que llevar al menor al hospital para dar un diagnostico preciso.

Con decepción, el mayor asintió.
Haou ni siquiera había descubierto su anillo.

Las horas pasaron entonces, y cuando Haou por fin despertó, pudo contemplar a un guapo joven que yacía a un lado suyo en la camilla de un hospital cualquiera, mirándolo atento con un par de ojitos ya rojos de tanto llorar.

Haou ni siquiera pudo preguntar qué le había pasado, cuando su Jehu ya estaba abrazándolo con un dolor tremendo, aferrándose a él como sí tuviese mucho miedo.

—H-Haou... Yo... Creí que te perdería –Susurró en un gemido ahogado.

El otro no dio más que palmaditas en la espalda del mayor.
Entonces se preguntó, ¿a qué podía darse esa situación? Si lo único qué había probado había sido...

—¡Un momento!–Soltó el castaño, ya entrando en cuenta de el meollo del asunto. Hizo así a su novio mirarle a los ojos–Tú... ¿pusiste canela en el pastel?

Jehu, al escuchar eso, por obvias razones abrió mucho los ojos.

—S-si... ¡Pero no sabía que tú...!

Y el chico castaño le calló la boca antes de que dijera otra cosa.

—Callate, imbécil. Me da vergüenza...

Y es que, ¿qué tan patético se escucharía ser "alérgico" a una especia?

Pero su muchacho, en vez de burlarse o hacer un alboroto por no haberle dicho nunca acerca de ese estúpido padecimiento simplemente tomó a Haou del hombro.
Yuki rodó los ojos.
Aquí venía un regaño seguro.

Pero lo que no esperaba eran a un par de cálidos brazos rodearle el cuerpo en un suave abrazo mientras el dueño de tales delicias le susurraba en el oído con total calma.

—No importa sí eres alérgico a cualquier cosa. Lo importante es que estás vivo y a mí lado.–Le dio un suave pico–Y prometo no volver a hacerlo. Perdoname.

Entonces las mejillas bien tornadas del muchacho castaño enseguida se encendieron en un curioso juego de tintes carmesí.

—Ya, sueltame, idiota–Le ordenó a su amante, quien gustoso lo miró a los ojos.–Ese fue el peor intento de petición a matrimonio que has hecho.–Afirmó.

Jehu, por su parte, no pudo evitar rascarse la nuca.
¡Lo habían pillado!

—Si... ¿pero sabes? Hay una parte en los votos que...

—Qué afirman que "Se estará al lado del otro en salud y enfermedad". Si, ya sé, no soy tonto–Completó el hombre moreno de facciones finas. Miró hacia abajo mientras su chico le acariciaba sus manos suaves.

Respiró hondo.
Jehu estaba a nada de levantarse de su asiento para decir quién sabe que cosa, cuando Haou Yuki aprovechó para tomar la palabra.

—Por eso es que acepto ser tu esposo...–Susurró, dejando en total shock a su amante, y ahora prometido.

Haou estaba nervioso de la nueva vida que tendría con aquel sujeto que en un inicio le parecía un odioso del carajo. ¿Acaso su historia terminaría en un divorcio?
¿Es que ellos no podrían llegar a tener hijos?

Cosas de ese tipo rondaban por la insegura mente de aquel muchacho, pero fueron disueltas enseguida apenas unos suaves labios tocaron los suyos, un varonil perfume invadió sus fosas nasales, y su corazón latía al imaginar que pronto, muy pronto, aquel muchacho le haría vivir nuevas experiencias al ser, ya no su simple novio... Sino su amado esposo.