Rabieta

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—¡No me hagas esto, Haou!–Gritó Johan desesperado.

Su actual pareja lo miró molesto.
De verdad, ¿por qué su novio no entendía que eso era lo mejor para él?

Golpeó severamente la mesa al momento de levantarse.

—¡Me importa un carajo, Johan! Deja de comportarte como un mocoso, ¿quieres?

Harto, se levantó del lugar.

Cualquiera creería a simple vista que el joven de orbes jade lloraba por un conflicto amoroso. Quería irse del comedor ahora mismo; ¡no soportaba la situación!
¿De verdad tenía qué comer ese estúpido brócoli que estaba en su plato?

Era tan grande, tan... Tan... Verde.

—¡Haou, por favor! –Suplicó el pobre Johan con los ojos a punto de volverse agua.

Pero el castaño siquiera se inmutó en hablarle.
Definitivamente estaba cabreado de esa actitud.
Es decir, ¡habían pasado ya ocho horas desde que su amante se había sentado a comer!

Molesto, Haou se dirigió a la sala y enseguida se puso a realizar la nomina qué tenía pendiente para mañana.

Esa semana había sido muy caótica, demasiado.
Para empezar, el atraso en cuanto entregas con sus colaboradores, el mal humor de su jefe, ¡y ahora su pareja haciendo rabietas!

—Maldición...–Farfulló al notar que se estaba equivocando en los números finales.

Lanzó su lápiz lejos, y optó por irse a la cama de una buena vez.
Pero justo había tocado el colchón, escuchó la puerta de su habitación abrirse al compás de una linda voz que le decía:

—Haou... Por favor perdoname.

Johan estaba con los ojitos rojos de estar llorando en la cocina.

Haou lo miraba con indiferencia entonces, pero apenas vio el plato vacío en la mano de su novio, enseguida supuso lo peor.

—Johan, ¿por qué has tirado ese maldito brócoli? ¿Sabes con cuanto esmero yo...?

—Me lo comí. –Sentenció finalmente Johan, mirando aún triste a su pareja.–¿Me crees capaz de haber tirado la comida? ¡Haou, tengo 21 años! Prefiero tragarme algo como eso a tirarlo... Bueno, no por nada pasé casi 8 horas ahí sentado.

Haou meditó las palabras de su pareja.
Sí lo veías de ese modo, tenía lógica.

El de ojos oro simplemente se encogió de hombros y se dio la vuelta, con intenciones de cambiarse ya al pijama, pero no le fue posible gracias a los protectores brazos de su muchacho rodeándole, y al instante pudo sentir una cálida respiración sobre su oído izquierdo que lo hizo sonrojarse levemente.

—Perdona.–Volvió a decir Anderson, sumamente arrepentido. –Sé que era tu día libre, y lo menos que querías era soportarme.–Exclamó el más alto.

Haou apenas y se movió, acarició con cuidado las palmas que se encontraban alrededor de su cuerpo.

—Que va. Igual tenía qué quedarme en casa...

Y su muchacho volvió a hablar.

—¡Pero tus planes no eran soportar mis berrinches! Eran pasar un fin de semana juntos y yo lo...

Y ahora, la interrupción la dio Haou.
Sus labios coquetos jugaban al compás de los sorprendidos de Johan, quien no dudó nada tampoco en seguirle el juego a su pequeño.
Lo tomó de las manos, y Haou entonces se acercó más a Johan para profundizar su encuentro.

Cuando por fin se separaron, el de cabellera marrón le dedicó al mayor una de aquellas extrañas sonrisas, en las cuales decía la leyenda que si veías salir a la luz, definitivamente tenías qué pedir un deseo por lo poco usuales que eran.

—Está bien, mi idiota.–Dijo Haou con una dulzura totalmente incomprensible para Johan.–Es verdad que detesto ver a alguien haciendo esas cosas... Pero de ti me gusta lo que de otros no tolero.

Y sin más, acarició la carita de su amante y le dio otro travieso beso a su amado.

Después de todo, si Haou ya lo había hecho pasar toda una tormentosa tarde a la hora de la comida, él suponía ya era buen momento para el postre.

* * *

JohanAndersenGx

7u7 ♥

🌸Drabbles Dark/Spiritshipping.🌸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora