Él es mío

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Ahora mismo nos encontramos los tres, en la casa que mi novio y yo compartimos, aunque, por culpa de mi estupidez, un día cualquiera tuve la fantástica idea (nótese el sarcasmo) de presentarlos.

Desde entonces, Jehu pasa su tiempo libre con él, juega con él lo más posible, y al salir a nuestras citas, siempre sale ÉL en nuestras conversaciones.

Estoy harto, mirando como ese par anda muy meloso en mis narices.

Aquel se posiciona en las piernas de mi Jehu y siento mi sangre hervir.

—Oh, oh, tranquilo, me haces cosquillas~~–Gimió entre risas el de cabello azul.

Y como sí lo hiciera a propósito, mi rival (por llamarlo de algún modo), tiene el descaro de voltear en mi dirección, mirarme fijamente en lo que Jehu se seca las lágrimas de diversión, y pegarse al pecho de mi novio mientras lo palpa con su cabeza.

—¡Al demonio!–Grito por fin, captando la atención de ambos.

Me levanto de mi posición anterior, me dirijo a la dirección en que ese par se encuentra, y entonces tomo a mi pareja de la mano mientras él se quita de encima suyo.

—Vete al carajo, ¿me oyes?, ¡él es mío! –Y me llevo a mi pareja a nuestra habitación.

Pongo el seguro en la puerta mientras Jehu Anderson se me queda mirando con diversión.

—Oh~, parece que estás celoso, ¿verdad?–Me susurra sínico.

Yo lo miro con coraje y asiento, mientras lo empujo directo a la cama y me quito la ropa en el proceso.

—Ya mucha atención ha tenido ese imbécil, ¿no te parece?–Le digo al sentarme en su entrepierna de manera sensual. Posteriormente, le susurro al oído: –Ahora me toca un poco a mí, ¿no crees?

• • •

Al día siguiente, con total gusto salí de mi habitación a mirar los resultados de aquel extraordinario acto.

Por supuesto, noté como yo estaba solo en la casa y, con una extraña felicidad me esmere por hacer el desayuno para mi ausente novio.

De esa manera, pasaron diez minutos y por fin mi chico de cabellera azul apareció de vuelta.

—¡He llegado!–Dice un poco afligido.

Se dirige a la cocina para darme un beso en los labios y luego de eso ambos nos dirigimos a desayunar.

—Haou... ¿Enserio te pusiste celoso? –Preguntó.

—¿Acaso no es obvio? ¡Llevabas mucho tiempo con él!

Jehu metió los palillos con arroz a su boca.

—¡Pero era un inocente gatito! Y es más: ¡Tú mismo me lo regalaste!–Infló sus mejillas tiernamente el más alto.

Por obviedad, me encogí de hombros ante aquello último.

—Seguro que Johan y Judai sabrán como cuidarlo–Dije  nuevamente.

—Vale, vale, cariño.

Jehu nunca me había visto tan sonriente, y claro: tampoco así de celoso, ¡pero caray! ¡Alguien debía de mostrarle a ese infeliz animal quién manda aquí!

Me levanté de mi asiento y fui en dirección a mi muchacho mientras le depositaba un vergonzoso beso en la mejilla.

—Más te vale ser sólo mío por el resto de tu vida, estúpido.

* * *

Contador de palabras: 500

¿A ustedes su pareja nunca les ha armado una escena de celos semejante?
XD

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