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Estoy en problemas, en graves problemas.

Intentaré resumir un poco lo que me está pasando.

Me invitaron a una fiesta en la casa del Iván, piola, y digo "piola" cuando en realidad la fiesta parecía sacada de Proyect X, porque la wea tenía hasta el gnomo culiao con droga dentro.

Así que aquí estoy, sin permiso de mi padre, con el Manuel bailándole en tanga al Edgar, un vaso de "no se que wea" y una mina poco sobria, al igual que el Manuel, en tanga, y bailándome mientras me pedía que hagamos una wea rara con mi guata.

Me quité el agarre de la mina y caminé hacia el patio para tomar un poco de aire, fallando en el intento. Porque al parecer, un grupo grande de drogadictos, estaban fumando marihuana al lado de un árbol, causando que el reducido espacio que tenía el patio, tenga una nube de humo.

Tomé mi teléfono y busqué con desesperación el número del Jaime, el cuál no había venido por temas que desconozco.

-¿Aló?- Contestó una voz gruesa. Mierda, parece que es el papá.

-¿Aló, Jaime?

-¿Nicolás? ¿Qué pasa?

-Estoy en el carrete del Iván, el Manuel me invitó, pero no me siento muy cómodo y te quería preguntar si podías venir a buscarme.

-¿No tení auto?

-Si, pero me vine con el Manuel.

-En cinco minutos estoy ahí, y más vale que estés en el ante jardín cuando llegue, porque si no lo estas, me voy.

-Ok, gracias.- Cortó.

Bufé y miré el patio unos segundos antes de caminar hacia el interior de la casa, donde me topé con el Manuel, totalmente ebrio, y todavía con la tanga.

-Yelo, ¿Con quién te vas a ir?- Pregunté preocupado.

-Con el Eddie.- Dijo mientras el recién nombrado se acercaba hacia nosotros con una sonrisa.

-Yo lo llevo, tranquilo.-  No estaba ebrio, y si lo estaba, sabía disimular demasiado bien.

-Esta bien.- Le sonreí en forma de agradecimiento y me fui a la puerta.

-Oye, Nico, antes de que te vayas.- La misma mina del baile nada sensual, me tomó de la mano y me dio la vuelta.- Al menos, tómate esto.- Dijo dándome un vaso rojo.

-¿Que es?

-Una mezcla.- Dijo con simpleza.

-Qué tiene.- Insistí.

-No sé, como todo junto.

-No gracias.- Intenté soltarme, pero tenía sus uñas largas enterradas en mi mano.

-Solo un vaso y te dejo.- Bufé y tomé el vaso de mala gana.

Acerqué el vaso a mi boca y me lo trague de un tirón, sintiéndome mareado en seguida.

-Chao.- Me despedí y caminé rápido hacia la salida, donde el auto rojo del Jaime me estaba esperando. Intenté estabilizarme para no caerme, pero parece que lo que me dio era fuerte, o al menos lo era para alguien que no ha tomado nunca.

-Nicolás, ¿Cómo es posible que te hayas emborrachado en cinco minutos?

-No lo sé.- Dije lentamente.

-¿Qué te dieron?

-No lo sé.- Volví a decir, riéndome por eso.

-Sube.- Dijo con autoridad.

-Si mamá.- Me reí.

Subí con ayuda del Jaime e intenté ponerme el cinturón, mientras el Jaime se daba la vuelta y subía al auto.

-Que tenía el trago.

-Todo.- Dije todavía peleando con el cinturón.

-Agh, dame eso.- Tomó el cinturón y me lo abrochó bien, para luego ponerse el suyo, y arrancar el auto.

-¿Dónde vives?- Con esa simple pregunta, me hizo entrar en pánico al imaginar a mi papá parado en la puerta de la casa, mirándome como siempre lo ha hecho, con furia.

-No.- Dije mientras me achicaba en el asiento.

-¿No?

-No.- Volví a decir.

-Nicolás, necesito saber donde vives.

Me quedé callado, sabiendo que si hablaba, estaría cavando mi tumba.

-¿Cuál es el número de tu casa?

-No tengo.- Mentí.

-Al menos puedo saber como se llama tu mamá, quizás la tenga en el grupo del curso.

-Mi mamá es el Jaime.- Dije, para luego soltar una carcajada, contagiado también al Jaime.

-Basta de bromas Nicolás.- Dijo serio.

-No puedo ir a mi casa, si quieres déjame en un puente, pero no en mi casa.

-Esta bien.- Suspiró.- Que conste que te pregunté.

Y no hablamos más en todo el camino.

*****

Estacionó el auto y bajó, me abrió la puerta y me ayudó a bajar a mí. Puso mi brazo en sus hombros y caminamos hasta el edificio frente a nosotros.

-Hola Pablo.- Saludó al conserje, o eso parecía.

-Jaime, te llegó la cuenta de la luz.- Tomó el sobre de el mueble y se lo entregó.

-Gracias.

Llegamos al ascensor y el Jaime presionó el botón "17"

Llegamos a la puerta 1703 y abrió la puerta, dejándome ver un pasillo elegante, con una puerta al final y dos conexiones a los costados, uno en la izquierda y la otra en la derecha.

-Bienvenido a mi casa.- Dijo Jaime, mientras caminábamos hacia la conexión de la izquierda, que tenía otro pasillo más amplio, dónde se podían ver tres habitaciones.

-Yo diría mansión.- Me miró y no dijo nada.

Llegamos a la última habitación, con una cama de una plaza y media y dos veladores a los costados, además de una televisión medianamente grande frente a la cama.

-Aquí vas a dormir.- Me puso con cuidado en la cama y caminó hacia la puerta.

-¿Por qué?

-Porqué que.- Me miró confuso.

-¿Por qué me dejas quedarme? Apenas me conoces.

-No lo sé.- Desvío la mirada y se fijó en la ventana, que daba directamente a un pequeño edificio, más pequeño que este, con un cártel gigante en el techo que decía N&N.- Sólo duérmete.- Dijo hostil y cerró la puerta de un portazo.

Y mi mente solo podía visualizar la imagen de mi papá, mirándome con rabia, desprecio y vergüenza.

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Que me den un puto premio nobel de la actualización (? Por hacer este capítulo gigante.

Atte: el fantasma de Puerto Montt. Xdd

Voten, comenten, y vivan la vida loca.

Frío (Jainico) JaidefinichonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora