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-¿Dónde estuviste todo el día?- Preguntó Jaime al ver a Nicolás, sentado en la cuneta frente a la escuela, fumando un cigarrillo.

-Por ahí.- Contestó cortante.- A tu casa o a la mía.

-La mía.

Nicolás no esperó otra palabra más y comenzó a caminar junto a Jaime, quién no entendía su extraño comportamiento.

-¿Así que ahora fumas?- Preguntó Jaime, intentando generar un tema de conversación, pero Nicolás sólo se encogió de hombros, dándole una calada a su cigarro.

Permanecieron en ese silencio tenso, hasta que el sonido de la parodia de "Los Mendez" comenzó a sonar en el teléfono de Nicolás. (Para las que no lo han visto, el vídeo qliao chistoso está en multimedia)

-Lo siento.- Dijo Nicolás sonrojado, maldiciendo a Manuel por cambiar su tono de llamada.

-¿Aló?- El rostro de Nicolás palideció y le dio una mirada asustada a Jaime.

-¿Dónde está?- Preguntó preocupado, segundos después, Nicolás cortó la llamada y corrió hacia el lado contrario a la casa de Jaime.

-A donde vas.- Gritó Jaime, notando como Nicolás parecía tener un debate en su mente sobre hablar o no hablar.

-Mi papá, tuvo un accidente, él- Paró de hablar, sabiendo que eso no le interesaba a Jaime.- Mañana, en tu casa.

Y corrió hacia el hospital dónde su padre estaba siendo atendido.

****

Nicolás Pov's

-Hola papá.- Dije mientras caminaba hacia la camilla.- Llegué un poco tarde.

Me senté en el sillón del rincón de la habitación y me acurruque junto a mi mochila.

-Me dijeron que volviste a pelear.

Miré su rostro lleno de golpes y cortes, e intenté no sonreír, intenté no sentir dicha en mi pecho, intenté no suspirar de alegría.

Intenté no sentir felicidad de la desgracia ajena.

Porque eso me volvería como él.

Y no quería ser como él.

-Vas a estar aquí dos meses.- Me acomode en el sillón.- Te rompieron unas costillas.

Lo escuché gruñir, y supe que estaba despierto.

-Es probable que cuando te vallas, no esté viviendo contigo.- Aseguré.

Otro gruñido, esta vez más brusco.

-También es probable que no consigas nietos.

Una leve sacudida en la cama, me dio a entender que mi padre no estaba muy contento.

-Quizás soy demasiado gay para mantener una conversación coherente contigo.- Suspire y tomé mis cosas.- Pero soy lo suficientemente hombre como para mandarte a la mierda.

Caminé hacia la puerta escuchando los gritos, gruñidos y pataletas de mi padre.

Una enfermera me vio salir y entró inmediatamente para verificar el estado de mi papá, notando su agresividad de inmediato.

-Roberta, necesito que me traigas los sedantes.- Escuché decir por parte de  la enfermera hacia su ayudante.

Al cruzar la puerta del hospital, fue como si un gran peso se saliera de mis hombros.

Frío (Jainico) JaidefinichonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora