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Acaso Jaime sabía que sus tics nerviosos me ponían más nervioso a mí.

El sonido de la suela de su zapato contra el piso no era lo mejor que podía escuchar, mientras sus dedos chocaban contra la mesa del café, produciendo ese detestable sonido.

-¿Sabes? Cuando te conocí por primera vez, de verdad pensé que eras una buena persona.- Me levanté al mismo tiempo en el que llegaba la mesera con dos tazas de café.

-Nicolás, puedo demostrarte que soy una buena persona.

-Lo siento, pero es muy tarde para eso.- Dije finalmente, dirigiéndome a la salida.

-¡Nicolás!- Me paralicé frente a la puerta, recordando que mi padre hacía exactamente lo mismo.- Ven en este preciso momento.

Cómo si fuera un muñeco, caminé de vuelta a la mesa, sentándome y bajando la mirada a sus manos.

-Sabes que no me gusta esto de gritarte, pero no me dejas otra opción.- Suspiró mientras se echaba en el respaldo y hacía sonar sus dedos en la mesa.- De verdad quiero demostrarte que no soy una mala persona.

-¿Que yo piense eso lastima tu ego?

Me miró unos segundos, quizás tratando de controlarse y no lanzarse encima mío.

-No Nicolás, pero tú y yo sabemos que no soy así.

-Entonces deja de actuar como un maldito imbécil.- Me levanté, está vez para irme de verdad, y dejé el dinero del café en la mesa.- Si quieres demostrar que eres buena persona, hazlo por tí, no por mí.

Y salí de la cafetería sintiendo la mirada penetrante de Jaime en mi espalda o trasero, no estoy seguro.

*****

-Al menos, no te golpeó.- Dijo Pedro levantando los hombros.- Pero te digo que si llega a presentarse en la puerta, no voy a dudar en romperle la cara.

-Gracias.- Le sonreí brevemente y subí a mi pieza para dormir.

Me recosté en la cama y comenze a contar ovejitas para poder dormir.

Cerré los ojos con cansancio, acomodandome en la cama y suspirando al sentir el frío de mi almohada.

****

Me desperté sobresaltado, sudando frío y algo mareado. Y no es para menos, pues acababa de soñar con mi padre, quién por alguna extraña razón, quería matar al Jaime.

Quité las sábanas de mi cuerpo y me levanté al baño, mojandome la cara y tratando de tranquilizarme.

Luego de unos minutos sentado en la cama, mirando una zapatilla en el piso, la alarma de las 6:00 sonó y tuve que bañarme para ir al colegio.

-Ven, estuve hablando con el Edgar y me dijo que el sábado va a haber un carrete, así que más te vale estar listo.- Dijo Manuel apenas llegué a la sala.

-Manuel, no tengo ganas de salir.- Me recosté sobre mí asiento y cerré los ojos con cansancio, de verdad que no había dormido nada.

-No fue una pregunta, vístete con tu ropa más provocativa y bebamos hasta que nuestros hígados tengan que obligarnos a parar.

Me tensé al escuchar la palabra "provocativa" recordando las palabras de Jaime y casi sintiendo las manos de este recorrer mi cuerpo.

-Hey, Nico, ¿estás bien? Pensé que sería lindo que olvidarás lo horrible que es tu vida alcoholizandote.

No contesté nada y me enfoqué en tratar de dormir un poco.

Y soñé con él, con sus manos arrancando mi ropa, con su respiración en mi oído, mientras se abría paso en mi interior, agarrando mi pelo y golpeándome la espalda.

-Nicolás.- Un golpe seco en la mesa me obligó a despertar, sobresaltadome por completo.

-Mh.- Alcé la vista y me encontré con la mirada preocupada de la profesora de filosofía.

-Estas llorando.- Dijo cruzándose de brazos.- Manuel, acompañalo al baño.

Toqué mis ojos con la yema de mis dedos y pude sentir la humedad en estos.

Manuel me tomó del brazo y ambos caminamos al baño, mientras yo seguía demasiado alterado por la pesadilla.

-¿Todavía tienes pesadillas?- Preguntó Manuel mientras me lavaba la cara. Verdad que Manuel no sabía nada sobre lo del Jaime.

Asentí con la cabeza y sumergí mi cara en mis manos llenas de agua, a ver si así me ahogaba y me moría de una vez.

Luego de un tiempo mojandome la cara, salimos del baño, topandonos de frente con el Pablo.

-¿Pasó algo?- Preguntó mientras me miraba con curiosidad.

-No, sólo salimos a tomar aire.- Contestó Manuel, mirándolo con odio.

Le dí un ligero codazo y le sonreí a Pablo.

-Adiós.- Manuel me arrastró con él hacía el pasillo, dejando a Pablo sólo.

-Y a tí que mierda te pasa.- Pregunté enojado.

-No te recomiendo que le hables.- Dijo serio.- Hay muchos rumores sobre él, y no quiero que te ande involucrando en cosas malas.

-¿Rumores? Te recuerdo que también hay rumores de que estamos juntos y adoptamos una niña china que era familia de una mafia.- Aclaré, dándole una mirada sería y soltándome de su brazo.- Manuel, he vivido toda mi vida acatando órdenes de en viejo culiao que me violaba, maltrataba y denigraba, así que deja que yo tome mis propias decisiones.

Me dí la vuelta y caminé hacia la salida, con la intención de saltarme filosofía y volver a la hora de Lenguaje y sociedad.

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Si lo sé, demasiado tiempo sin actualizar, pero el colegio es una locura y no sé si es porque eran finales de Abril, pero siempre a esas alturas del año, los profesores nos fusilan con trabajos y pruebas.

En fin, les dejo este capítulo medio relleno y que escribí ayer a las 5 de la mañana luego de terminar una maqueta de Artes Visuales.

Frío (Jainico) JaidefinichonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora