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-Supongo que eso es todo.- Habló Jaime luego de dos horas comiendo cheese cake y haciendo el trabajo.

Nicolás asintió con la cabeza y se recosto en su asiento.

-Entonces me voy.- Se levantó y tomó su mochila.

-¿No se va a quedar a tomar once?- Preguntó la abuela de Jaime desde la cocina, quién minutos antes se presentó como Ester.

-No quiero llegar tarde a mi casa.- Se excusó Nicolás.

-Quedese entonces.- Propuso.

-Tía, gracias, pero no quiero molestar.- Miró a Jaime.- Además, no tengo ni ropa.

-Jaimelito le presta ropa.

-Enserio tía, da lo mismo.- Intentó rechazar Nicolás.

La abuela Ester (Suena como nombre de rapera) salió de la cocina y miró a Nicolás con ternura. Y Nicolás sintió como si ese gesto se lo esté dando su difunta madre.

-Esta bien.- Se resignó Nicolás, dejando su mochila en el piso.

-Dormira con Jaime.- Fue lo único que dijo Ester antes de adentrarse a la cocina de nuevo, dejando a Jaime y a Nicolás mirándose con odio.

*****

La once transcurrió en un ambiente tenso, donde Nicolás recibía constantes miradas de odio por parte de Jaime. Ester, dándose cuenta de esto, decidió hacer algo al respecto.

-Jaime, ¿porqué no traes el pastel que hay en el horno guardado? Las rodillas no me funcionan muy bien hoy.

-Aha.- Murmuró Jaime, dándole la ultima mirada a Nicolás y entrando a la cocina.

Qué mierda se cree ese weón, entrando a mi casa y comiendo mi comida. Pensó Jaime con el ceño fruncido.

Pasaron unos minutos, y Jaime seguía sin encontrar el bendito pastel, por lo que salió de la cocina para preguntarle a su abuela, pero cuando se levantó del piso para buscar a su abuela, la silueta de Nicolás lo hizo caerse de espaldas.

-Deja de fruncir el ceño, te van a salir arrugas.- Dijo con burla Nicolás.

-Las arrugas te van a salir a ti de lo molesto que eres.- Contestó Jaime.

-¿Sabes que eso no tiene sentido, cierto?- Encarnó una ceja y le dio uma sonrisa.

-Sólo déjame en paz.- Escupió Jaime.

-Esta bien, te espero en la cama.- Se burló Nicolás, dándole un guiño de broma, haciendo que Jaime se pusiera rojo.

-Imbécil.- Murmuró.

Subió las escaleras y entró a su habitación, dando un portazo y sentándose en la cama. Nicolás no estaba en la pieza, por lo que pensó que estaba en el baño, cambiandose.

Se sentó en la cama y se sacó la polera, reemplazandola por un polerón de polar. Se sacó los pantalones y se puso unos calzoncillos largos y encima un pantalón de polar.

Con su pijama puesto, Jaime parecía rapero metio en la pasta, pero no le importó, al final, ¿Quién iba a ver su pijama?

Entonces la imagen de Nicolás sacándose la camisa negra que llevaba puesta, se coló en su mente, causando que Jaime se ruborize.

Nicolás salió del baño, increíblemente, sólo con un pantalón de chándal viejo de Jaime, que ha decir verdad, le quedaba mejor a Nicolás.

-¿Y ese oso?- Preguntó Nicolás en forma de burla, refiriéndose al pijama de Jaime.

Jaime le lanzó una almohada y se acostó en la cama, dándole la espalda a Nicolás.

Éste sonrió para sí mismo y se acostó a su lado, acercándose a la espalda de Jaime con cuidado. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, se quedó hay, mirando lo rulos de Jaime, contandolos hasta quedarse dormido, murmurando en pequeños suspiros el nombre de su acompañante.

Frío (Jainico) JaidefinichonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora