Corrí a través de los pasillos buscando a una sola persona.
Jaime.
Me detuve frente al kiosco y compré un paquete de ramitas, para luego seguir corriendo, con la mirada fija al frente.
Llegué a la biblioteca y abrí la puerta, haciendo sonar el piso con un horrible chirrido, causando que todos los ojos se fijarán en mí. Incluyendo los ojos del Jaime.
Avancé con furia, ignorando la voz de la bibliotecaria, quién me pedía que me retiré y amenazándome con eliminarme de la lista.
Llegué frente al Jaime, tomándolo de hombro con fuerza, arrastrándolo fuera de la biblioteca.
Lo arrastré hasta las gradas del campo de fútbol, tirandolo al piso.
-Jaime, espero que tengas una buena razón para que no te golpee la cara ahora mismo.- Me miró confundido.
-No entiendo.- Levanté el puño y lo estrellé de lleno en su mejilla.
-¡Ah! Y eso porque fue.- Lo miré con recelo y lo tomé del cuello de la camisa.
-Jaime, yo puedo ser muchas cosas, pero no weón.- Le di otro golpe en la mejilla y lo tire al piso.- Ahora responde mi pregunta, ¿No tienes nada que decirme? Porque hoy fui a prisión a hablar con mi papá, así que te doy una oportunidad de que me digas que le dijiste, a pesar de que ya lo sé.
-Yo...- Se levantó y me miro con miedo.- Yo hablé con el, hace algún tiempo.
-¿Y?
-Nicolás, me gustaría explicarte todo, pero creo que seria mejor en otro lugar.- Lo miré unos segundos y luego recapacité.
-Tienes razón.- Levanté el puño y lo estrelle fuertemente en su rostro, dejándolo inconsciente.- Supongo que será más fácil así.
*****
Jaime Pov
Me desperté luego de sentir un horrible dolor en la cara.
-Buenos días bella durmiente.- Dijo una voz masculina detrás de mí.
-Donde estoy.- Dije con la voz rasposa.
-En el sótano de mi casa.- Contestó brevemente.- Bienvenido a mi humilde morada.
-¿Qué tengo en la cara?- Pregunté al darme cuenta de una ligera presión en mi frente.
-Ah, eso, luego de darte el golpe en la cara comenzó a salir sangre de tu cabeza, así que la vendé.
Miré a mi alrededor, solo viendo un montón de basura y una mesa de madera.
-Dijiste que habláramos en otro lugar, y éste es ese lugar, así que abre esa bonita boca tuya y dime, ¿Porqué fuiste a hablar con mi padre?
Solté un suspiro y me acomode en la silla.
-La verdad es que no sé por dónde empezar.- Nicolás se sentó frente a mí.- La primera vez que supe sobre tu padre, fue justo el día después de la fiesta a la que te fui a buscar. Recuerdo que al llegar a casa, me llegó un mensaje de un número desconocido, era mi padre, diciendo que se enteró de mi contacto contigo y me obligó a evitar todo contacto que tuviera que ver con tu persona.- Nicolás se levantó y abrió un mini freezer, sacando dos latas de bebida, entregandome una.- Al principio no quiso decirme porque, pero luego de un tiempo lo descubrí. Al parecer, tu padre era parte de una banda dedicada a las extorsiones y robos, mi padre tenía que hacer un trato con un proveedor, pero no le estaba resultando muy bien.
-Así que llamó a mi padre.
-Quedaron en secuestrar a la hija del proveedor y obligarlo a pagar el dinero del rescate, el problema surgió cuando tuvieron que repartir el dinero y tu padre se quedó con todo. A mi padre no le gustó eso y mandó un sicario a matarlo.- Tomé un sorbo de la bebida.- Pero tu padre se las arregló y mató al sicario, quedando bastante mal herido después de la pelea, lamentablemente, siendo encontrado por la policía.
-P-pero me dijieron que estaba en prisión por una pelea callejera.
-Mi padre investigó algunas cosas y supo que tenía deudas de todas partes, por lo que lo denunció por falta de pagos y tuvieron que embargar su casa. Tiempo después, fui a visitar a tu padre para ofrecer mis disculpas, después de todo, estaba en prisión por culpa de mi padre. Pero al parecer, descubrió que te conocía y que...
Bajé la mirada al piso, avergonzado.
-Que me gustabas.- Susurré.
Se formó un silencio incómodo, que sólo se rompió gracias a la risa estruendosa de Nicolás.
-¿Yo?¿Te gustaba? Por favor, si lo único que hacias era besuquiarte con el idiota del Iván.
-¡Porque tú papá me obligó!- Grité exasperado.
Nicolás dejó de reírse y me miró sorprendido.
-¿Mi papá?
Bajé la mirada avergonzado.
-No quería decírtelo por miedo a que te haga algo.- Murmuré.- Pero lleva amenazándome desde que entró en la cárcel.
-P-pero, ¿Cómo?- Apoyó su cabeza entre sus manos.
-Yo, de verdad, no quería hacerte daño.- Comencé a llorar.- P-pero tu padre, él de verdad podría matarte si quisiera.- Enterré mi cabeza en mis manos, llorando desconsoladamente.
-Osea que...
-Él me obligó a...
-Violarme.- Susurró con la mirada perdida.
Sólo recordar su mirada llena de dolor y vergüenza me hacía recordar la horrible persona que era.
Mordí mi labio inferior con fuerza.- Me dijo que la forma más rápida para alejarme de ti, era esa. Al parecer tenía algún gusto con verte sufrir.
-Jaime.- Se acercó a mí lentamente, para luego abrazarme con fuerza, mientras yo hundía mi rostro en su cuello.
-No quiero que nada malo te pase.- Susurré, todavía llorando.- Cuando me contó todo lo que te hacia, me daban ganas de aplastarle la cabeza con un martillo.
-Tranquilo, yo estoy bien y me encargaré de romperle la cara con mis propias manos.- Dijo enojado, mientras sovaba mi espalda.
-¡No!- Dije alarmado, separándome de él.- No quiero que hagas las cosas más difíciles, él es capaz de mandar a alguien para matarte.
Nicolás me miró unos segundos, acariciando mi mejilla, para luego sonreír.
-¿Te preocupas por mí?- Dijo con una sonrisa divertida.
Me dí cuenta de lo que le dije y bajé el rostro, evitando su mirada.
-Claro que no.- Dije rápidamente.
Me tomó de las mejillas y me obligó a mirarlo.
-Jaime.
Nos miramos unos segundos, ambos sin saber que hacer realmente.
-Nicolás.- Miré sus labios, notando la cercanía de nuestros rostros, mientras un leve escalofrío me recorría la espalda.
Nicolás acarició mi frente y cortó el espacio entre nosotros, posando sus labios sobre los míos.
Cerré los ojos lentamente, dejándome llevar por sus labios, sintiendome liviano de repente. Nicolás puso sus manos en mi cintura, mientras yo envolvía mis brazos en su nuca, disfrutando el beso.
Cuando el aire nos comenzó a faltar, nos separamos jadeando.
Gracias Fernando por poner a Nicolás en mi vida.
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¡Bien! Sólo faltaron 30 capítulos para que pueda haber una verdadera interacción Jainico, quién diría que es la pareja principal de la novela.
Cómo sea, quería avisarles que sólo faltan 5 capítulos para que termine la historia.
Eso.
Me marcho.
PD: tuve que resubir el capítulo porqué salió cortado, así que les pido disculpas por eso.
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Frío (Jainico) Jaidefinichon
Fiksi PenggemarNicolás no sentía nada, su padre se encargó de eso. Jaime sentía demasiado, su abuela se encargó de eso. ~~~~ -¿Tienes algún problema con que te abraze? -¿Qué es esa mierda que siento de el pecho?- Preguntó Nicolás con el ceño fruncido. Jaime so...